Información General

Inundaciones

Se trata del evento más frecuente y de mayor impacto en nuestro país. Durante la pasada década, se contaron por cientos de miles las personas desplazadas.

Objetivos

  • Inundaciones

Descripción

Una inundación es el avance de las aguas sobre zonas que habitualmente están secas.

En el Uruguay se destacan cinco tipos, que pueden darse de forma independiente o conjunta.

Existen las inundaciones de ribera que son inundaciones fluviales, causadas por el desborde de cauces naturales de ríos o arroyos hacia sus planicies debido a lluvias sostenidas en su cuenca. Las crecidas son procesos naturales de los cursos de agua que pueden ser agravados por acción antrópica -es decir por el accionar humano- y afectar personas, infraestructuras y ecosistemas que se encuentran expuestos a las mismas.

En segundo término están las inundaciones causadas por desbordes de cañadas y pequeños cursos de agua. Se distinguen de las inundaciones de ribera por su rapidez, dificultad de predicción y mayor relación con causas antrópicas: alcantarillas de dimensiones reducidas, rellenos de planicie, obstrucciones de cauce, aumento de impermeabilización de la cuenca.

En tercer lugar tenemos las inundaciones costeras que son causadas por agentes marítimos: marea astronómica, meteorológica y oleaje. En Uruguay se dan tanto en la costa del Río de la Plata como en el Océano Atlántico. Pueden ser agravadas por desbordes fluviales y pluviales y causar erosión afectando playas, viviendas y ramblas.

Por otro lado, tenemos las denominadas inundaciones por drenaje pluvial urbano que son aquellas derivadas del proceso de urbanización. Se producen por tormentas intensas, en general de escasa duración, sobre cuencas urbanas con altos niveles de impermeabilización. En general son rápidas y de baja permanencia (incluso pocos minutos). Suelen estar asociadas a déficit o ausencia de infraestructura de drenaje pluvial urbano o mal funcionamiento de la misma.

Por último tenemos las inundaciones que son causadas por fallos o colapsos de infraestructuras hidráulicas como represas, presas en tierra o diques de defensa civil. Si bien su probabilidad de fallo suele ser reducida, las consecuencias pueden ser catastróficas, dado que se trata de inundaciones rápidas y con un alto poder destructivo.

Las medidas de prevención más efectivas son no habitar en las zonas inundables y realizar las obras necesarias que posibiliten un desagüe rápido y efectivo.

En estos últimos años se ha trabajado activamente en la prevención y en la mitigación. En departamentos como Salto, Paysandú y Soriano se pudo construir viviendas en zonas no inundables. En Artigas,  Rivera, Cerro Largo y Durazno se afrontó el reasentamiento de numerosas familias que, sin apoyo estatal, no podrían escapar a la situación permanente de "evacuados potenciales".

Asimismo, desde 2011 funciona en el departamento de Durazno lo que se denomina “Sistema de Alerta Temprana (SAT) de inundación”. Se trata de un modelo hidrológico e hidrodinámico que, a partir de los pronósticos de precipitación y teniendo en cuenta las características del terreno, es capaz de predecir qué niveles va a alcanzar el río en los siguientes 4 a 8 días. De esta forma, es posible saber con anticipación y precisión, qué nivel máximo va a alcanzar el río en la ciudad de Durazno y cuánto tiempo va a permanecer por encima de la cota de seguridad, es decir cuándo comenzará a haber afectación en las viviendas y será necesario iniciar la evacuación.

Este tipo de trabajo durante los tiempos de “normalidad”, permite al momento de desencadenarse la emergencia, una acción mucho más eficiente, coordinada y con menos impactos negativos sobre la población, sus bienes y su ambiente.

La iniciativa está alineada a las políticas públicas que se vienen implementando en los últimos años para reducir el riesgo de emergencias y desastres en general y de inundación en particular, entre las cuales se encuentran las estrategias de mitigación de la crecida del Río Uruguay y de alerta temprana de la Comisión Técnica Mixta (CTM) de Salto Grande, el Plan Nacional de Realojos del MVOTMA, los planes de contingencia de los CECOED de todo el país.

Estrategias de prevención

La principal estrategia para reducir el riesgo instalado de inundación es la relocalización. De esa manera, si las viviendas dejan de estar ubicadas en zonas inundables, las eventuales crecidas ya no se transforman en inundaciones, en tanto no hay poblaciones expuestas susceptibles de recibir un impacto negativo. El realojo es una solución correctiva de mediano y largo plazo, ya que el proceso de relocalización tiene, en caso de que están dadas todas las condiciones, una duración promedio de tres años.

El Plan Nacional de Relocalizaciones que lleva adelante el Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente (MVOTMA) posibilitó que en todo el país casi 3.000 hogares salieran, o estén camino a hacerlo, de zonas inundables o contaminadas desde 2005.

En el período de gobierno pasado se relocalizaron 750 familias, principalmente en Durazno y Mercedes. En el actual período de gobierno se relocalizaron 695 familias, por medio de convenios que se ejecutan con los gobiernos departamentales de Artigas, Paysandú, Canelones, Montevideo, Colonia y Salto.

Además, es una estrategia fundamental en la prevención del riesgo de inundación, la incorporación de los Mapas de Riesgos de Inundación en los Planes de Ordenamiento Territorial. De esta manera, el trabajo que lleva adelante la Dirección Nacional de Ordenamiento Territorial (DINOT) nos permite que la planificación del uso del territorio se realice atendiendo a las zonas de riesgo, y que no sigamos construyendo en terrenos inundables y, por tanto, generando nuevos riesgos.

Estrategias de mitigación

Las represas hidroeléctricas sobre el Río Negro y el Río Uruguay han generando nuevas capacidades técnicas para amortiguar la altura de esos ríos y disminuir el impacto de las inundaciones (los técnicos lo llaman “laminar” la crecida). La reducción del impacto se debe al acumulado técnico y operativo, y a una decisión explícita de priorizar la seguridad de las personas.

Estrategias de monitoreo y alerta temprana

Respecto a los sistemas de alerta temprana cabe decir que la decisión de trasladar a las familias y el procedimiento de evacuación debe atender diferentes variables: por un lado, debe minimizar el tiempo de permanencia de las familias fuera de sus hogares, esto significa no adelantarse en demasía al eventual fenómeno adverso y no demorar excesivamente el retorno. Por otro lado, el traslado de las familias debe intentarse antes de que el agua alcance la vivienda, durante horas diurnas y sin eventos meteorológicos adversos significativos; el retorno, por su parte, debe realizare en condiciones similares y con un suficiente margen de seguridad respecto al descenso sostenido del nivel del río. Si es posible conjugar armónicamente estas variables, se generan las condiciones para una operación más eficiente, una menor afectación de los bienes y un menor impacto emocional sobre las personas desplazadas.

Para ello se requiere de un sistema de alerta temprana sobre la altura del río y sobre las condiciones meteorológicas que predominarán en la zona en riesgo, para poder planificar de la mejor manera los traslados, ya sea de evacuación como de retorno.

Para el riesgo de inundaciones en el litoral norte del río Uruguay se cuenta con un sistema de alerta temprano eficiente apoyado en el trabajo de la Comisión Técnica Mixta que dispone de una red instrumental y modelos de análisis que permiten predecir con un alto nivel de confianza la altura del Río Uruguay.

Estrategias de preparación

Una estrategia de preparación tiene un componente institucional que consiste en la disposición de un marco normativo y organizativo adecuado. En ese sentido, el eje principal es el “Protocolo de Coordinación General del Sistema Nacional de Emergencias durante la Respuesta a Emergencias y Desastres Súbitos” que define el marco de gobernabilidad de la respuesta y regula la organización y la secuencia de responsabilidades, acciones y procedimientos que debe adoptar el Estado uruguayo para responder a una emergencia o desastre súbitos, de acuerdo a su nivel de impacto efectivo o esperado, con el objetivo de alcanzar una mayor eficacia en la coordinación interinstitucional y garantizar el flujo de información fiable y oportuna.

Asimismo, al nivel departamental, los CECOED cuentan con los planes locales de emergencia y contingencia.

Las demás acciones son conocidas, porque se activan durante la respuesta a las emergencias. Incluyen los traslados, la atención integral de las personas desplazadas, (refugio, alimentación, atención sanitaria, monitoreo epidemiológico, etc.) y los operativos de retorno.

Este esfuerzo interinstitucional que aquí se consagra se enmarca dentro de un conjunto integrado de estrategias y políticas públicas que tienen como horizonte un proceso de desarrollo sustentable, apoyado en niveles de seguridad cada vez más altos.

Eventos destacados

Los mayores registros de personas evacuadas en Uruguay datan de 1959, con casi 45.000 desplazados. Ante el temor de que colapsara la represa de Rincón del Bonete, situada en el centro del país sobre el Río Negro, se evacuaron poblaciones enteras. Nunca volvió a producirse un número similar de damnificados, pero en 1997 y 1998, durante casi nueve meses, prácticamente todo el litoral del río Uruguay permaneció bajo agua a causa de copiosas y persistentes precipitaciones. Y en junio de 2001, en la ciudad de Artigas fueron evacuadas más de 5.000 personas (en una población de 44.608).

Las más graves de tiempos recientes tuvieron lugar en mayo de 2007, cuando fueron evacuadas unas 12.000 personas en tres departamentos (Durazno, Soriano y Treinta y Tres). Durazno sufrió entonces su mayor desastre de ese tipo en su historia. El desborde del río Yi obligó a que casi 20 por ciento de la población del departamento abandonara temporalmente sus hogares.

Hubo también fuertes inundaciones en el año 2009, cuando el país pasó en espacio de unos pocos meses de una fuerte sequía al exceso de lluvias: unas 6.000 personas fueron evacuadas entonces en departamentos del litoral, norte y noreste.

En 2010, se contaron por miles las personas evacuadas por las inundaciones en gran parte del país. El evento afectó departamentos como Durazno, en el centro del país en donde más de 2.000 personas tuvieron que ser evacuadas por el Comité Departamental de Emergencias. Otras ciudades sufrieron el efecto de la crecida de ríos y arroyos, como Mercedes, San José, Colonia, Tacuarembó y Paysandú, donde las personas desplazadas superaron el millar.

En la primavera de 2013, importantes inundaciones afectaron al país, con especial acumulado de lluvias en ciudades del centro y norte del territorio.  Ciudades como Treinta y Tres sofrío los embates del Río Olimar, también Melo, Paso de los Toros y Salto, con centenares de personas evacuadas.

En diciembre de 2014 el Río Uruguay alcanzó niveles similares a las inundaciones de 1959. Las personas desplazadas alcanzaron superaron las 8.000, principalmente en el departamento de Artigas, Salto, Rivera y Paysandú.

También a fines de 2015, la inundación en el departamento de Artigas alcanzó niveles históricos y obligó a cortar el puente que  conecta la ciudad de Artigas y la ciudad brasileña de Quaraí. Sólo en la ciudad de Artigas las personas desplazadas llegaron a las 1.000, en Bella Unión, en el extremo noroccidental de Uruguay, la cifra de evacuados y autoevacuados superó el centenar, en Paysandú fueron 600 y en el departamento de Rivera 300, mientras que en Salto se contabilizan en el entorno de los 700 las personas desplazadas.

En junio de 2017, a causa de precipitaciones en la cuenta media y alta del Río Uruguay en el Sur de Brasil, el Río Uruguay provocó el desplazamiento de más de 5000 personas, siendo Salto el Departamento más afectado , seguido por Paysandú, Artigas y Río Negro.

Más recientemente, en los meses de enero y febrero de 2019 tuvieron lugar en nuestro país, dos eventos adversos que generaron inundaciones en varios departamentos.

El primer evento fue de origen hidrometeoro lógico y se desarrolló durante la vigencia de una advertencia meteorológica de nivel naranja por persistencia de tormentas y lluvias emitida por el Instituto Uruguayo de Meteorología (INUMET) el 6 de enero. Las intensas lluvias ocurridas en un breve lapso, provocaron el desborde de algunos cursos de agua. También se reportaron problemas de anegamiento en varios puntos del territorio. Los departamentos más afectados en ese primer momento fueron Paysandú y Tacuarembó, pero también se registraron personas desplazadas en Maldonado y Rocha.

El segundo evento, también fue de origen hidrometeorológico: las precipitaciones ocurridas en la Región (en la cuenca alta y media del Río Uruguay), y en la cuenca del Río Yí provocaron la crecida de los ríos, lo que generó inundaciones de ribera en otros departamentos. Este segundo evento adverso fue alertado por los Sistemas de Alerta Temprana (SAT) con el que cuenta el SINAE para mitigar el riesgo de inundaciones (uno es operado por la Comisión Técnica Mixta (CTM) de Salto Grande para el litoral norte del país, y el otro es el SATI-UY, para Durazno y Artigas).

A causa de ambos eventos se vieron afectados los departamentos de Artigas, Salto, Paysandú, Río Negro, Florida, Durazno, Soriano, Tacuarembó y Canelones.

Estas alertas por parte del Sinae, la experiencia acumulada y la realización previa de simulaciones y simulacros permitieron la buena planificación de la respuesta y un efectiva coordinación para la realización de las evacuaciones “a pie seco” (antes de que el agua llegue a las viviendas).

El máximo número de personas desplazadas en todo el territorio nacional fue 5.836 y se registró el día 24 de enero.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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