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Cannabis

Materiales didácticos

El cannabis es una planta cuya resina, flores y hojas se utilizan para la elaboración de sustancias psicoactivas como marihuana y hachís. Esta planta es conocida en botánica como Cannabis Sativa y sus efectos psicoactivos se deben a uno de sus principios activos: el tetrahidrocannabinol o THC.

Nombre Científico

Cannabis Sativa

Presentaciones

Como marihuana, las floraciones de la planta contienen entre 2% y 5%, pero en Uruguay pueden encontrarse productos con hasta 25% de delta-9-tetrahidrocannabinol (Δ-9-THC).

Se usa como planta desecada fumada o vaporizada, también se puede preparar con materia grasa para mezclar en preparados culinarios.

Características

El cannabis es una planta cuya resina, flores y hojas se utilizan para la elaboración de sustancias psicoactivas como marihuana y hachís. También se ha utilizado tradicionalmente para la elaboración de fibras textiles.

La planta es conocida en botánica como Cannabis sativa y sus efectos psicoactivos se deben a uno de sus principios activos: el tetrahidrocannabinol o THC. Es un producto psicoactivo de bajo control y el que más se utiliza a nivel mundial.

En Uruguay se consume principalmente marihuana, elaborada por trituración de flores, hojas y tallos secos. Se consume en forma de cigarrillo, que puede tener solo marihuana aunque también pueden mezclarse con tabaco. Popularmente se lo conoce como porro, canuto, faso, vela o caño. Puede consumirse también vaporizado lo que implica menos riesgo a largo plazo.

En menor medida se usa en preparaciones culinarias, como tortas o galletas, que resultan ser una vía más lenta de asimilación en relación con la rapidez del efecto de los cigarros, y por esta razón tiende a aumentarse la ingestión.

Los efectos son más duraderos que cuando se fuma. La distribución del tetrahidrocannabinol no es homogénea en el alimento, lo que hace posible una intoxicación aguda. Esta presentación hace que aumenten los riesgos de que lo ingieran personas no advertidas o niños.

El THC es particularmente soluble en lípidos, por lo que, como ya se dijo, tiende a concentrarse en los tejidos grasos del organismo, como los del sistema nervioso central. Tiene una vida media en el organismo de más de una semana, a los siete días de su consumo aún se mantiene sin eliminar el 50% del principio activo, lo que favorece su acumulación cuando el consumo es regular.

Efectos

Al consumirse por vía respiratoria fumada, es fácilmente absorbido por los pulmones, por lo que llega al sistema nervioso central con rapidez. Pocos minutos después del consumo se manifiestan sus efectos, que pueden durar entre dos y tres horas.

Efectos psicológicos

Los efectos buscados por el consumidor pueden presentarse solos o intercalarse con respuestas indeseadas. Los más frecuentes son:

  • Relajación
  • Desinhibición
  • Hilaridad
  • Percepción temporal alterada
  • Alteración de la autopercepción
  • Somnolencia
  • Alteraciones sensoriales
  • Dificultad en el ejercicio de funciones complejas:
    • Expresarse con claridad
    • Memoria inmediata
    • Capacidad de concentración
    • Procesos de aprendizaje

Efectos fisiológicos

Tras el consumo de cannabis pueden darse diversas reacciones orgánicas, las más frecuentes de las cuales son las siguientes:

  • Aumento del apetito
  • Sequedad de la boca
  • Ojos brillantes y enrojecidos
  • Taquicardia
  • Sudoración
  • Somnolencia
  • Descoordinación de movimientos

Usos terapéuticos

El valor terapéutico de preparados con marihuana depende de la situación clínica a tratar y del tipo de preparación. En general se trata de productos que disponibles por vía oral y con una concentración de principios activos establecida y declarada ante el MSP. Actualmente hay productos importados y nacionales para uso terapéutico.

Los productos que tienen valor pretendidamente terapéuticos, deben tener estudios que así lo avalen y no es lo mismo la marihuana recreacional que la terapéutica, tanto en sus aspectos cualitativos como cuantitativos, como ya se dijo en su presentación.

Existen diferentes grados de evidencia científica, con perspectivas alentadoras, de los beneficios terapéuticos en ciertas patologías en las que se deberá valorar la relación riesgo-beneficio de su utilización y realizar el tratamiento con supervisión profesional.

Mezclas

Los efectos se modifican e incrementan los riesgos cuando se combinan con otras sustancias.

Con sustancias depresoras como el alcohol puede aumentar la probabilidad de sufrir lipotimias y vómitos. Pueden intensificarse los efectos como somnolencia y ataxia. 

Con drogas estimulantes puede tener efectos en el metabolismo y la tensión sanguínea.

Con sustancias alucinógenas puede potenciar los efectos, por tanto, su combinación podría conducir a una experiencia demasiado intensa, incluso desagradable.

Riesgos y contraindicaciones

Los riesgos asociados al consumo de derivados del cannabis se explican tanto por las peculiaridades de su principal principio activo, el THC, como por el hecho de que se consuma habitualmente fumado.

En el plano psicológico

Como consecuencia de este proceso existen algunos riesgos a considerar.

El consumo diario de marihuana puede alterar el funcionamiento psicológico, entorpeciendo funciones superiores relacionadas con el aprendizaje, la concentración y la memoria. Por eso, si se consume antes de una clase u otra actividad de formación se evidenciarán estos efectos.

Otro tanto cabe decir de la ejecución de tareas complejas que requieran lucidez mental y coordinación psicomotora, como la conducción vehicular o la toma de decisiones.

Pueden darse reacciones agudas de pánico y ansiedad.

En personas predispuestas puede favorecer la presentación de trastornos psiquiátricos.

En el plano orgánico

En primer lugar, hay que tener en cuenta que los derivados del cannabis se consumen fumados, con una pauta de inhalación profunda, sin filtro y con retención pulmonar del humo para obtener el efecto psicotrópico rápido. En el humo hay una enorme cantidad de sustancias y productos de combustión.

Es así que su uso habitual reforzaría los riesgos asociados al consumo de tabaco, favoreciendo la aparición de alteraciones de diversa naturaleza. Entre las principales consecuencias de su uso hay que citar las respiratorias, como tos crónica, cáncer de pulmón y bronquitis en consumidores habituales de dosis elevadas; cardiovasculares, como empeoramiento de síntomas en personas hipertensas o portadoras de insuficiencia cardíaca; las endocrinológicas, ya que altera las hormonas responsables del sistema reproductor y la maduración sexual; y las del sistema inmunitario, como la reducción de la actividad de este sistema.

El consumo continuado de cannabis lleva a un aumento de la tolerancia al THC. Por tanto, cada vez se necesitarán mayores dosis para conseguir los mismos efectos. Al aumentar la dosis también aumentan los riesgos.

Es importante considerar que en ciertas situaciones el consumo de cannabis debe evitarse ya que supone riesgos y daños considerables:

  • En niños, niñas, adolescentes, mujeres embarazadas y mujeres en período de lactancia.
  • En la conducción o manejo de maquinaria peligrosa.
  • Si se va a estudiar o trabajar.
  • Si se padecen enfermedades del corazón o pulmonares, diabetes, asma, hipertensión (tensión arterial alta) o epilepsia.
  • Si se padece algún tipo de trastorno psicológico o se está pasando por un mal momento desde el punto de vista emocional. En personas predispuestas, el cannabis puede precipitar o agravar un trastorno psicótico subyacente.
  • También debe evitarse su consumo si se está tomando cualquier tipo de medicación.

Situaciones de mayor riesgo

Intoxicación

Aunque la intoxicación por cannabis no es frecuente, pueden aparecer determinados problemas, fundamentalmente de orden psicológico, sobre todo ataques de pánico en personas con predisposición. Ante esta situación se recomienda llevar a la persona a un lugar tranquilo, no dejarla sola y mediante frases tranquilizadoras lograr que recupere su estado normal. Suele ser útil recordarle que pronto pasarán todos los síntomas y que no debe preocuparse por ellos. Puede ser necesario realizar una consulta médica.

El consumo elevado de cannabis mezclado con alcohol puede provocar: mareos, vómitos e hipotensión (disminución de la tensión arterial). Además, observamos más frecuentemente estos efectos durante los primeros consumos.

Al comenzar estos síntomas debe recostarse a la persona con las piernas levantadas y la cabeza inclinada hacia un lado por si sobreviene el vómito. Una vez que se haya recuperado puede ser útil hacerle ingerir algo de azúcar.

Cuando se consume cannabis por vía oral aumentan la duración total de los efectos y los riesgos de sobredosificación e intoxicación. El riesgo de intoxicación varía en función de cada persona. Por vía oral pueden aparecer conmás frecuencia efectos alucinógenos y los efectos adversos pueden durar más tiempo y ser más potentes, pudiendo aparecer episodios psicóticos agudos.

Si los efectos permanecen, se recomienda llevar a la persona a un centro de salud y, en tanto se espera la intervención médica, no dejarla sola en ningún momento.

Recomendaciones y medidas de cuidado

Por las características descritas para el cannabis puede resultar útil recordar algunos consejos para controlar el uso y sus consecuencias adversas desde el inicio.

Cuanto menos mejor

Dado que el cannabis puede producir, en consumidores habituales, una habituación psicológica, es posible evitar este riesgo reservando el uso para las ocasiones especiales y tratar de evitar un consumo frecuente.

Cuando se consume por primera vez, se recomienda consumir poco (dos o tres pitadas poco intensas) y decidir sobre el efecto producido. Dado que las dosis dependen de varios factores (características de la sustancia, estado físico y emocional de la persona y tolerancia, entre otros) es importante ir con cuidado en cuanto a cantidades, conociendo los efectos sobre uno mismo.

El cannabis fumado es rápidamente absorbido luego de la inhalación por lo que existen daños respiratorios relacionados que pueden minimizarse con algunas estrategias:

  • Utilizar papel lo más fino posible, sin tintas.
  • No retener el aire en los pulmones, un corto tiempo es suficiente para absorber el 95% del THC.
  • No fumar las “puntas”, último tramo de cigarro, para evitar el daño que produce la alta temperatura en la zona de la boca. Se puede incorporar la sustancia en otro cigarro.
  • No mezclar con tabaco para evitar la exposición a sustancias cancerígenas.
  • Evitar pipas comunes, pueden inhalarse productos de la madera, pinturas o resinas.

Utilizar el cannabis vaporizado ya sea en pipas de agua o en dispositivos electrónicos genera efectos similares a fumar los cigarros o “porros” aunque con la ventaja de que se reducen los daños por combustión. 

Ingestión

El cannabis también puede ser consumido a través de alimentos o preparaciones como tortas o galletas. El inicio del efecto psicoactivo es más lento, aparece entre treinta minutos y dos horas después de ingerido y es más intenso.

Los riesgos de este tipo de consumo están relacionados con la distribución desigual de la sustancia en las preparaciones y el concomitante riesgo de intoxicación, por lo que es útil no realizarlo solo/a, sin entrenamiento previo o en una primera experimentación con cannabis.

Fuente: Guía Infodrogas. Más informacion, menos riesgos (Capítulo 2. Las drogas de Mayor Uso | Página 46. Cannabis)

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