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De qué hablamos cuando hablamos de drogas

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Droga es toda sustancia química farmacológicamente activa en el sistema nervioso central que se utiliza porque produce determinados efectos placenteros, que son los denominados “efectos buscados”.

La conceptualización de la palabra “droga”, lejos de simplificarse, se ha complejizado con el paso del tiempo. Podemos centrarnos en algunos de estos conceptos que resultan útiles en la comprensión del proceso de uso de drogas.

Droga es toda sustancia química farmacológicamente activa en el sistema nervioso central que se utiliza porque produce determinados efectos placenteros, que son los denominados “efectos buscados”. Estos efectos constituyen los llamados reforzadores positivos, que es lo que aparece luego de que la persona experimenta un estímulo agradable y determina la repetición del uso de una sustancia. No todas las sustancias químicas psicoactivas o drogas producen la misma intensidad de refuerzo positivo.

El uso de drogas, por su acción neuroquímica, también produce una adaptación del sistema nervioso central y como consecuencia aparece el refuerzo negativo, es decir, un estímulo negativo que intenta ser abolido por el usuario.

Ejemplos de este tipo de reforzadores son el síndrome de abstinencia y el craving (deseo intensísimo de consumo), que también pueden determinar un aumento en la frecuencia de consumo o incremento de dosis.

Las drogas modifican el funcionamiento del sistema nervioso central a través de la modificación de los sistemas de neurotransmisión y de los circuitos cerebrales, causando cambios emocionales, en el autoconocimiento y conocimiento del ambiente, motivacionales y conductuales.

Las drogas activan el circuito de la recompensa cerebral (sistema amígdala-núcleo accumbens e hipocampo), utilizando los mismos mecanismos que los reforzadores naturales del sistema nervioso (agua, comida, conducta sexual). El consumo prolongado o permanente puede remodelar las conexiones neuronales, lo que se refleja en cambios más perdurables y dificulta los procesos de cesación del consumo. Esta es la explicación de por qué no cuenta solamente la “voluntad” de la persona para abandonar el consumo.

Otra definición del término “droga” es: toda sustancia farmacológicamente activa sobre el sistema nervioso central que, introducida en un organismo vivo, puede llegar a producir efectos que son buscados por los usuarios, como alteraciones de la conciencia, del ánimo y de las percepciones, y que como resultado de estos efectos también afecta el comportamiento. Desde el punto de vista legal y del uso, refiere a las sustancias de producción, comercialización y distribución lícita, como tabaco o bebidas alcohólicas, y sustancias de uso industrial, como los hidrocarburos volátiles usados como solventes o combustibles (tiner, nafta, pegamentos).

El uso de drogas tiene un componente vinculado al placer

Se refiere a la satisfacción, sensación agradable producida por la realización de algo que gusta o complace. Se puede entender al placer como aquello positivo que se siente al satisfacer una necesidad o conseguir un objetivo. Existen, por lo tanto, múltiples fuentes de placer de acuerdo con el contexto. Aquello que provoca placer se conoce como placentero y tiene registro biológico.

Una de las áreas del cerebro sobre las que impactan las drogas psicoactivas es el sistema límbico, que contiene el circuito de recompensas del sistema nervioso. Se trata de una serie de estructuras que controlan y regulan nuestra capacidad de sentir placer. El sentir placer nos motiva a repetir comportamientos que son fundamentales para nuestra existencia (efecto reforzador positivo). El sistema límbico se activa mediante actividades vitales saludables como comer y sociabilizar, pero también mediante el uso de drogas psicoactivas.

Algunas drogas son caracterizadas internacionalmente como sustancias químicas peligrosas, por tanto, son controladas según lo establecido en los tratados internacionales de fiscalización de drogas.

Para acceder al encéfalo estas sustancias químicas ingresan al organismo por distintas vías y, en este proceso, circulan pudiendo causar daños en otros órganos y sistemas y son a la vez detoxificadas por el organismo.

El uso de drogas puede condicionar comportamientos alterados, en mayor o en menor grado, que entrañan riesgos para el propio usuario o para terceros debido a la afectación neurobiológica de la memoria, aprendizaje, juicio, toma de decisiones, es decir, del autocontrol conductual. Es por esto que la estigmatización del usuario de drogas es tan fuerte en la sociedad.

Su uso permanente, puede generar procesos conocidos como: 

  • Tolerancia: a medida que el sistema nervioso central se adapta a su presencia habitual, puede necesitar mayor cantidad para producir los mismos efectos.
  • Dependencia: se produce tras un uso habitual, y puede llevar a requerir la sustancia para evitar los efectos negativos causados por su ausencia.

En la actualidad ya no se establece la diferencia entre dependencia física y psicológica. Los efectos negativos del uso de drogas pueden producirse ya sea en el primer uso o en el uso crónico, y es ahí donde se ensamblan aspectos vinculados a la compleja unidad biopsicosocial que es el ser humano.

Lo fundamental es la relación que el individuo establece con las drogas, y es de capital importancia el lugar social que se concede a esta.

Existe una creciente variedad de sustancias químicas con efecto psicotrópico. También diferentes formas de clasificación según estructura química, origen, legalidad, si están o no reguladas, nivel de peligrosidad para la salud y efectos.

Según sus orígenes, pueden ser derivados de productos naturales, productos de síntesis industrial y productos de síntesis química ilícita. El uso de drogas es un fenómeno con múltiples manifestaciones que dependen del momento histórico, cultural, socioeconómico, de las propias características químicas de las sustancias y de los individuos que las usan. Para poder comprender algo más acerca de este amplio universo es que resultan útiles las clasificaciones.

La Organización Mundial para la Salud (OMS), ha utilizado el criterio de clasificación, que agrupa las drogas según sus efectos en el sistema nervioso central.

De acuerdo con este criterio, las drogas pueden ser:

  • Depresoras
  • Estimulantes
  • Perturbadoras (también llamadas psicodélicas o psicodislépticas en otras clasificaciones)

Depresoras

Enlentecen el funcionamiento habitual del sistema nervioso central provocando reacciones que pueden ir desde la desinhibición hasta el coma, alteración de la concentración, sensación de bienestar, relajación, sedación.

Son consideradas drogas depresoras el alcohol, los tranquilizantes, el opio y sus derivados (morfina, codeína, heroína, metadona).

Las más importantes de este grupo son:

  • Bebidas alcohólicas: destiladas, fermentadas
  • Opiáceos: morfina, heroína
  • Tranquilizantes: medicamentos hipnóticos y sedantes
  • Hidrocarburos volátiles (o inhalantes): usados como productos industriales: tíner, nafta, pegamentos, pintura

Estimulantes

Aceleran el funcionamiento habitual del sistema nervioso central provocando un estado de activación que puede ir desde
la euforia, dificultad para dormir, desinhibición, inquietud, hiperactividad, irritabilidad, excitación motora, agresividad y
agitación. Producen también menor sensación de cansancio y disminución del sueño.

Dentro de este grupo se incluyen los productos con cafeína (mate, café, té), cocaína, estimulantes de tipo anfetamínico y
la mayor parte de las sustancias de síntesis y de las nuevas sustancias psicoactivas.

Las más importantes de este grupo son:

  • Cocaína y derivados (pasta base de cocaína)
  • Nicotina: tabaco
  • Xantinas: cafeína, bebidas estimulantes (mal llamadas “energizantes”)
  • Anfetaminas

Perturbadoras

Perturban el funcionamiento del sistema nervioso central dando lugar a distorsiones perceptivas, alucinaciones o ilusiones.

Las más importantes son:

  • Cannabis y derivados
  • Nuevas sustancias psicoactivas (NSP): MDMA (éxtasis), metanfetamina, 2CB, GHB
  • Dietilamida de ácido lisérgico (LSD): (ácido, tripa)
  • Ketamina: anestésico disociativo de uso veterinario
  • Hongos del género Psilocybe: en Uruguay hongo de la bosta
  • Ayahuasca

Usos

La mayor parte de la población no usa drogas. Hay distintos tipos de relaciones de las personas con las drogas. El uso de drogas no implica necesariamente uso problemático ni dependencia. De las personas que las prueban, un grupo las usa regularmente y una minoría tendrá un patrón de uso nocivo y dependencia. Asimismo, el consumo de drogas en el que no hay abuso o dependencia no necesariamente es inocuo.

El uso de drogas implica la interacción entre las drogas y un sujeto; la ponderación de esta interacción permitirá caracterizarla. La complejidad de este concepto rebasa las clasificaciones. Las características de uso de una determinada droga por una persona son también dinámicas a lo largo del tiempo. Existen momentos de la vida de plena experimentación y otros que se caracterizan por la estabilidad en el uso.

Algunos productos psicoactivos tienen valor terapéutico demostrado, están regulados por la autoridad sanitaria de cada país, que establece condiciones de registro y venta. El vínculo con la sustancia psicoactiva, en este caso, debe estar guiado por el médico a través de su prescripción. Debe establecerse con claridad el objetivo terapéutico evaluando la ecuación riesgo/beneficio del uso, dosis del medicamento psicotrópico, vía de administración, tiempo de uso y logro de objetivos terapéuticos.

Las neurociencias aportan la evidencia necesaria para comprender la vinculación entre las estructuras del sistema nervioso central y las conductas asociadas al uso de drogas. Aspectos biológicos, psicológicos y sociales del individuo son muy importantes además de las características de la sustancia consumida.

Uso recreativo

La modalidad más habitual de consumo es el uso recreativo, es decir, aquel que tiene a la diversión como fin y que, de modo indirecto, señala que no hay abuso ni dependencia. Sin embargo existe, aún en esta modalidad de consumo, un cierto riesgo, por ejemplo, la presencia de un evento adverso. El uso de drogas es aquella relación en la que, tanto por la cantidad como por la frecuencia y por la propia situación biopsicosocial del sujeto y la circunstancia en la que consume, no hay efectos negativos sobre el consumidor ni sobre su entorno.

Los consumos en la adolescencia, dada la inmadurez de los sistemas biológicos, tipo de metabolismo y potencial daño en el sistema nervioso central siempre deben catalogarse como de riesgo, aunque sean en dosis bajas. Los mayores problemas en la adolescencia y juventud se deben a eventos de intoxicaciones agudas y son, de hecho, producto de usos de tipo recreativo.

Uso experimental

Corresponde también a la modalidad de uso recreativo. Ocurre cuando una droga se consume para probar sus efectos y, después de un determinado número de usos, se abandona. La curiosidad es la principal motivación. Se consideran experimentales los usos a modo de prueba de diferentes drogas, que pueden repetirse algunas veces. Puede o no ser un uso problemático.

Uso nocivo

Definido por la OMS como un patrón de uso que puede causar daño, ya sea mental, físico o ambos.

Refiere a aquellos usos que configuran un hábito. Se dan con cierta frecuencia y repetición. En función del tipo de droga, frecuencia y cantidad de consumo, además de características personales, pueden afectar distintas áreas vitales.

Uso problemático

Es importante considerar que la noción de problematicidad tiene que ver con las circunstancias y no exclusivamente con el tipo y cantidad de sustancia que se usa, y no se presenta siempre como dependencia.

Entendemos por uso problemático aquella forma de relación con las drogas que produce consecuencias negativas para la persona o su entorno, ya sea por la cantidad, la frecuencia o la situación biopsicosocial de la persona.

El uso problemático puede configurarse en una única ingesta, en varias o durante un período relativamente prolongado, y si se presentan alguna o varias de las siguientes manifestaciones:

  • Complicaciones físicas o psíquicas relacionadas con el uso de la sustancia.
  • Utilización repetida de una sustancia que conduce a una incapacidad para cumplir con las obligaciones.
  • Utilización en situaciones cuyo uso puede comportar un riesgo.
  • Problemas con la ley ligados a la utilización de una sustancia.
  • Problemas interpersonales o sociales persistentes o recurrentes causados o agravados por el uso de la sustancia.

Dependencia

La dependencia es la forma del uso problemático en la que el vínculo con las sustancias adquiere mayor importancia que otras conductas que antes eran consideradas como más relevantes. En este perfil de consumo, el uso deja de ser recreativo y se vuelve casi imprescindible.

El consumo de drogas —que pudo haber comenzado como una experiencia recreativa, de frecuencia esporádica, sin aparente trascendencia— pasa a convertirse en una conducta en torno a la cual se organiza la vida. Se dedica la mayor parte del tiempo a pensar en el uso de drogas, buscarlas, obtener financiación para comprarlas, consumirlas, recuperarse de sus efectos.

En el año 1964 la OMS estableció una definición que aún mantiene vigencia: “Estado psíquico y, a veces, físico resultante de la interacción de un organismo vivo y una droga, caracterizado por un conjunto de respuestas comportamentales que incluyen la compulsión a consumir la sustancia de forma continuada con el fin de experimentar sus efectos psíquicos o, en ocasiones, de evitar la sensación desagradable que su falta ocasiona. Los fenómenos de tolerancia pueden estar o no presentes. Un individuo puede ser dependiente de más de una droga”.

Clásicamente se planteaba una diferenciación entre la abstinencia física y la psíquica, pero una es tan importante como la otra y muchas veces se presentan juntas, por lo que es imposible distinguirlas.

Posteriormente, la OMS señala que en la dependencia se presenta la compulsión para consumir una droga pese a los intentos de disminuir el consumo, que este deseo resulta fundamental. La persona tiene neuroadaptación y conductas de búsqueda de la droga, lo que hace altamente posible la reinstauración del consumo aun luego de un período de abstinencia.

Dependencia física

Es el mecanismo de adaptación del organismo a la presencia constante de una sustancia, de tal manera que necesita mantener un determinado nivel de ella en la sangre para funcionar en la forma habitual.

Este tipo de dependencia se reconoce cuando la persona abandona bruscamente o disminuye el consumo y aparecen síntomas y signos desagradables que constituyen el llamado “síndrome de abstinencia”, con características específicas para cada grupo de sustancias.

El síndrome de abstinencia se puede superar tras un período de desintoxicación que depende de cada sustancia o sus asociaciones.

Dependencia psíquica

Es la compulsión por consumir periódicamente para experimentar un estado afectivo agradable como puede ser placer, bienestar, euforia, sociabilidad o para librarse de un estado afectivo desagradable como aburrimiento, timidez, estrés.

Para desactivarla se requiere de cambios en la conducta y emociones del sujeto que le permitan funcionar psíquicamente (obtener satisfacción, superar el aburrimiento, afrontar la ansiedad, tolerar la frustración, establecer relaciones más satisfactorias) sin necesidad de recurrir a las sustancias.

Tolerancia

Se caracteriza por la disminución de la respuesta del organismo a la sustancia, lo que hace que se consuman, de forma gradual, mayores cantidades para conseguir los mismos efectos que se obtenían al principio del uso.

Las sustancias presentan una gran variabilidad en su capacidad para producir tolerancia. Hay algunas que la desarrollan muy rápido, mientras que otras necesitan períodos más largos. Hay situaciones en que se presenta una estabilidad en las dosis usadas por largo tiempo.

Síndrome de abstinencia

El síndrome de abstinencia se caracteriza por la presencia de reacciones psicofísicas que ocurren cuando una persona reduce o interrumpe el uso de determinada sustancia. Para algunas drogas es más claro, para otras todavía falta conocimiento al respecto. Algunas formas del síndrome de abstinencia revisten gravedad potencial y necesitan tratamiento médico, como el de alcohol y las benzodiacepinas. Es característico el síndrome de abstinencia al cigarrillo de tabaco, que es muy intenso, con manifestaciones psicofísicas y de breve duración. Para evitarlo se puede recurrir al tratamiento médico o médico-toxicológico para abordar los síntomas o para sustituir la droga por un medicamento que, según la evolución, se podrá discontinuar.

Durante el síndrome de abstinencia las personas experimentan sensaciones desagradables, opuestas a las que genera la sustancia utilizada, por lo tanto es un momento en el que puede existir la tendencia a volver a consumir, lo que hace necesario conocer las características y contar con estrategias para acompañar a las personas durante este tránsito. Este momento es particularmente riesgoso para instalar un fallo o una recaída.

Todos los tipos de uso de drogas pueden llegar a ser problemáticos.

Policonsumo

Es frecuente que las personas utilicen más de una sustancia. Las combinaciones posibles son numerosas, tanto en relación con las sustancias como con la distribución en el tiempo, en los días de la semana, por ejemplo, alcohol de lunes a viernes; alcohol y cocaína los fines de semana. Esto significa que el policonsumo puede ser simultáneo o secuencial, alternado irregularmente.

Para el usuario, muchas veces el policonsumo es un modulador de los efectos desagradables de una droga, a la que suma otra u otras que, a su criterio, mejoran el malestar.

El policonsumo es una modalidad de uso que multiplica los riesgos asociados a las diversas sustancias, aunque en general exista una droga de preferencia. Modifica las manifestaciones clínicas del efecto de una droga, lo que puede entorpecer el diagnóstico médico en caso de sobredosis o efecto adverso.

Vías de ingreso al organismo

Las drogas usadas para obtener efectos sobre funciones del sistema nervioso central, tales como el estado de ánimo, percepciones, estado de conciencia, tienen distintas formas fisicoquímicas de presentación (polvos cristalinos solubles en agua, líquidos, comprimidos, cartoncitos) que permiten su ingreso al organismo por distintas vías para alcanzar la circulación y a través de el sistema nervioso central, donde ejercerán su efecto específico. 

Pero, además de este efecto, al circular por todo el organismo, pueden producir otros, en otros órganos. 

  • La vía intravenosa es la que permite la administración de una droga directamente en el torrente circulatorio. Es la más rápida y permite el completo y rápido acceso de la droga al sistema nervioso central. Es la más riesgosa, porque puede producirse sobredosis, efectos adversos graves y tiene otros riesgos como las infecciones locales (celulitis de partes blandas) o generales (hepatitis, HIV, entre otras). Esta vía es la que involucra mayor riesgo de generar dependencia, por los intensos, rápidos y breves efectos psicoactivos.
  • La vía respiratoria —fumada — es otra vía muy rápida y presenta menos riesgos que la intravenosa. Tiene como ventaja que se puede controlar la cantidad de droga que ingresa al organismo simplemente dejando de fumar y aguardando unos minutos. Esta vía requiere usar una droga cuyos componentes psicoactivos puedan volatilizarse. Es la vía de uso del tabaco, la marihuana y las cocaínas fumables (pasta base de cocaína y crack). Una característica de esta vía es que el proceso de combustión genera otros productos que pueden tener impacto en la salud. Algunas otras sustancias como los inhalantes también se absorben por esta vía además de por la de la mucosa nasal.
  • La mucosa representa otra importante vía por su frecuente utilización para productos en polvo o cristalinos. La mucosa nasal, muy vascularizada, es la más usada. Se usa para la aspiración de polvos o productos cristalinos, clorhidrato de cocaína, ketamina. Pueden usarse drogas a través de otras mucosas, tales como la sublingual, ocular, usadas para liberar drogas contenidas en “cartones”. Otras mucosas donde se pueden aplicar drogas, aunque de uso menos frecuente son la vaginal o la rectal.
  • La vía oral es de uso frecuente para sustancias como bebidas alcohólicas, tranquilizantes, nuevas sustancias psicoactivas (NSP), que se presentan como comprimidos, cristales a disolver o líquidos, infusiones de hongos alucinógenos, floripón u otras. Cuando una droga se ingiere, los procesos de absorción son más largos, por tanto, los efectos aparecen más demorados que por otras vías.

Un importante aspecto de las drogas de producción, distribución y venta ilícita son los adulterantes. Se trata de sustancias químicas que se agregan para aumentar el volumen de la droga o para potenciar sus efectos. Estos adulterantes aumentan el riesgo del uso de las drogas ilícitas. La peligrosidad depende también de la vía por la que se use la droga, por ejemplo un adulterante muy frecuente de la pasta base de cocaína es la cafeína que no se desnaturaliza con el calor y se ha demostrado, por experimentación animal, que los efectos estimulantes son mayores que la suma de los efectos de éstas.

Fuente: Guía Infodrogas. Más informacion, menos riesgos (Capítulo 1. Claves para comprender la problemática del uso de drogas | Página 11. ¿De que hablamos cuando hablamos de drogas | Página 22. Vías de ingreso al organismo)

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