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A la hora de escribir, evitemos enunciar lo que se va a hacer: hagámoslo directamente, sin rodeos. Obviemos, por ejemplo, escribir explícitamente que se está informando de algo ("en su alocución la autoridad expresó"): informémoslo directamente. Un ejercicio sencillo es releer lo escrito; al hacerlo, seguro encontraremos palabras innecesarias que restan fluidez a la lectura. La clave es que todo lo que haya en el texto sea necesario. Eliminemos lo superfluo.

¿De qué hablamos? De palabras, expresiones o frases que obstruyen la lectura. Pueden ser "segundas palabras" como explicamos en el Curso de Redacción y los Informes del Proceso de Calidad, o "lugares comunes" de los discursos.

Esos lugares comunes son palabras o frases que provienen de jergas policiales, políticas, legislativas. Es necesario depurarlas para crear un contenido final dirigido a un público específico. 

En el mismo sentido, tengamos en cuenta que si no logramos captar la atención en las primeras líneas, la persona dejará de leer el texto y probablemente abandone el sitio. Eso implica incluir la información más relevante al inicio y dosificar los datos de contexto en el desarrollo del contenido. ¿Y cómo encontrar lo más relevante de un hecho? 

Porque escribir no es más que elegir palabras y, en un sitio web estatal, esa elección deberá representar un balance entre lo que el organismo quiere comunicar a nivel institucional y lo que le importa saber a las personas que lo leen.

A continuación compartimos una tabla de expresiones para consultar a la hora de escribir un contenido