Junta Nacional de Drogas

"En esto hemos estado trabajando junto con los técnicos de la Secretaría de Drogas. Sin alharacas, sin titulares de prensa, sin buscar ser noticia; les quiero contar que hemos desarrollado un plan integral de prevención, que hemos fortalecido el área de formación de la Secretaría Nacional de Drogas, y que solo, a lo largo del último año hemos realizado, una multiplicidad de eventos de capacitación, en los que participaron, documentadamente, varios miles de personas, profesionales de la salud (médicos, enfermeros, enfermeras,  trabajadores, trabajadoras sociales, licenciados en psicología), funcionarios públicos de distintas dependencias de la administración que trabajan en asuntos relacionados con esta problemática, los técnicos que se desempeñan en la red nacional de atención en drogas, y a muchas otras personas que han estado interesadas. Porque capacitarse, también es hacer prevención.

Notoriamente, los problemas asociados al uso de sustancias, no son exclusivos de nuestro país.

Nuestras sociedades han devenido en ámbitos de consumo. Y el consumo ha dejado de ser un momento en la cadena de la actividad económica para transformarse en la sociedad contemporánea en una manera de estar en el mundo, de relacionarse con los demás y de construir la propia identidad.

Y cabe preguntarse ¿cuánto pueden y cuánto deben hacer las políticas públicas? para tratar de interferir o no, con las decisiones de las personas respecto a esta tendencia evolutiva, en el sentido de una pulsión hacia el incremento persistente del consumo. Del consumo de cosas. De sustancias, entre otras cosas. Hay quien dice que las personas que tienen una adicción son personas hiperadaptadas al mandato social de consumir.

Otra cuestión son los daños asociados al consumo. Y ahí sí, parece ser un objetivo indiscutible y loable, que la política se proponga evitar los daños y apoyar a las personas para que puedan tener un marco apropiado para el desarrollo de vidas más plenas, más sanas, más capaces, para que puedan hacer más cosas, para que puedan producir más afecto, para vivir en armonía con la comunidad.

Y allí es donde, algunos puntos de vista, empiezan a ser divergentes.

¿Hacia dónde queremos ir? ¿Qué es lo que queremos al final del camino? ¿Qué definiciones, en políticas de drogas, son necesarias para mejorar las condiciones de vida de las personas?
Porque las políticas también pueden ser iatrogénicas. Las políticas también pueden dañar. Y entonces, hay que hacer el esfuerzo de afinarle la punta al lápiz, y tratar de diferenciar.

-    ¿Cuáles son los problemas que están en la base? Que son generadores de vulnerabilidad y que, por lo tanto, favorecen la aparición de usos problemáticos. Y ¿Cuál es su magnitud? ¿Cuánta pobreza? ¿Cuánta desigualdad? ¿Cuánto se vulneran los derechos humanos?

-    ¿Cuáles de estos problemas se han generado por el uso de drogas?

-    Y ¿Cuáles se han generado a punto de partida de políticas globales equivocadas que hemos desarrollado en el mundo?

-    ¿Cuáles son las consecuencias de la represión de los individuos y del encarcelamiento de los usuarios de drogas que cometen delitos menores relacionados con el consumo? ¿Cómo afecta esto su situación de consumo problemático? ¿Cómo afecta a su familia y a sus hijos? ¿Cuál es el balance?

Y entonces, después quizás, podamos preguntarnos ¿Qué es lo que queremos prevenir?

-    Parece sensato tratar de evitar los consumos tempranos. De hecho, ese es uno de nuestros objetivos de largo plazo

-    Parece lógico que tengamos previstas respuestas para los problemas de salud vinculados al consumo. Que tengamos servicios de calidad y accesibles.

-    Pero también parece prudente, que el estado intervenga reforzando el escudo de protección social que trate de atenuar, las consecuencias de las inequidades a las que, particularmente nuestros niños, se ven expuestos. Porque cualquier esfuerzo de prevención se desmerece, si persisten vacíos de atención, si hay vulnerabilidades ligadas a la violencia, o si la gente no consigue trabajo.

De lo que se trata es de conseguir que nuestros jóvenes reconozcan en el mundo un lugar valioso. De lo que se trata es de incentivar su lucidez y de que estén reactivos, y de que resistan al adormecimiento que les propone la cultura de la instantaneidad. El adormecimiento a que los somete el presente infinito, donde los planes de futuro molestan, el presente infinito al que nos condenaron los manuales de auto ayuda. De lo que se trata es de que sepan que existe una manera de salir del bucle perpetuo del video juego en el celular o en la computadora. Que existen antídotos para el vértigo de verse entrampado en el reflejo de un espejo que refleja a otro espejo.

Porque tener recursos para salir de la trampa laberíntica donde no hay futuro, implica la posibilidad de proyectarse, de pensar más allá de la voracidad del momento, de construir la esperanza, que es lo que en algún momento se pierde.

En ese contexto, se jerarquiza el rol del docente, el docente es un actor clave por su incidencia en el desarrollo de habilidades cognitivas, sociales y afectivas, por su vínculo privilegiado que se desarrolla en la cotidianeidad del espacio educativo, con el grupo de pares de nuestros jóvenes.

En ese contexto, se destaca la importancia del trabajo con las familias y con los adultos referentes.

En este contexto, se jerarquiza la relevancia del Sistema Educativo todo, con su rol insustituible en la prevención de usos problemáticos de drogas, pero sobretodo en la promoción de trayectorias de vida resilientes.

Y es por eso que hoy agradecemos muy especialmente a aquellos que han acudido a nuestra convocatoria, para tratar de reflexionar juntos. Y si es posible, para tratar de esbozar algunas respuestas.

¿Cómo hacemos para que nuestros muchachos puedan aprender a navegar solos, en libertad, y que sean capaces de aprehender toda la riqueza de lo que los espera? ¿Cómo ayudamos para que entiendan que las decisiones que toman, tienen consecuencias? ¿Cómo los acompañamos? ¿Cómo hacemos más robusto su patrimonio de recursos y sus potenciales personales y sociales que les puedan apoyar en el largo plazo? Como hacemos, en definitiva, para que también desde nuestras aulas, nos enfoquemos en la promoción de un modelo de convivencia que fomente el respeto de las normas y la construcción de un marco valórico que sustente la convivencia, que nos impulse a no ser indiferentes, que brinde un contexto propicio para el desarrollo de sentimientos y actitudes solidarias y que promueva la elección por parte de los individuos, de hábitos de vida saludables, que es lo ideal para anticiparnos a la situación de uso problemático de drogas.

Gracias a todos por estar. Y vamos a escuchar a los que saben.