LXIV Reunión del Consejo de Mercado Común - Discurso del Ministro de Relaciones Exteriores, Ing. Omar Paganini
En primer lugar, quiero agradecer al Canciller Ramírez Lezcano y a todo su equipo por la bienvenida a Asunción, esta histórica ciudad, fundadora de otras tantas y tan emblemática para nuestro proceso de integración regional. También saludar a las delegaciones de los países del MERCOSUR, los Estados Asociados y los invitados que nos acompañan.
Nos da un gran placer estar por segunda vez en pocas semanas: ayer fue por la asamblea general de la OEA; ahora para cerrar un semestre y abrir el de la presidencia pro-tempore uruguaya. Estas circunstancias hacen necesario -entonces- un balance que aunque somero nos indique dónde estamos y a dónde pretendemos ir.
Señor Presidente,
Con respecto a este primer semestre de 2024, agradecemos su informe y reconocemos el trabajo esmerado que realizó la Presidencia Pro Tempore de Paraguay.
En síntesis, creo que durante vuestra presidencia hemos avanzado tanto en la reflexión regional, como en la acción colectiva.
Ambas son necesarias y deben ser concomitantes para no caer, ni en la parálisis complaciente con una realidad política y social que nos interpela y nos demanda cambios; ni en arrebatos imprudentes que pongan en riesgo, nuestras fortalezas, nuestros progresos y la potencialidad del MERCOSUR como región en un mundo conturbado.
Con respecto a la reflexión y el análisis, vemos con agrado la continuidad del Foro Empresarial; el encuentro de diplomacia científica; el seminario sobre infraestructura; el abordaje de asuntos de propiedad intelectual y el Seminario de Alto Nivel que se llevó a cabo en el mes de abril.
Con respecto a la acción operativa y la gestión concreta de nuestro proceso de integración, nos congratulamos y felicitamos también al Paraguay por el lanzamiento de las negociaciones con los Emiratos Árabes Unidos.
También debemos destacar las decisiones adoptadas a nivel de la Comisión de Comercio del MERCOSUR de iniciar trabajos para abordar las medidas que afectan al comercio intrazona, así como la promoción de intercambios que tengan como objetivo asegurar un buen funcionamiento de las Áreas de Control Integrado.
Señor Presidente, estas dos líneas de trabajo demuestran el interés y liderazgo del Paraguay que felicitamos. No obstante, tenemos que mirarnos con espíritu crítico en varios aspectos, en primer lugar con respecto a las medidas no arancelarias intrazona.
La primera observación es que esta tarea es un mandato del artículo 1 del Tratado de Asunción y hemos tenido desde 1991 numerosos ensayos, de identificación y armonización o eliminación de las barreras no arancelarias.
Comenzamos hace más de 30 años y siempre reconocemos que estamos aún distantes de una zona de libre comercio; no necesariamente en términos de eliminación arancelaria, sino de las medidas de carácter administrativo, financiero, cambiario o de cualquier naturaleza, mediante la cual alguno de nosotros como Estados Parte impide o dificulta el comercio recíproco.
Por otra parte, es clave evitar duplicación de controles en frontera, con reexámenes de parámetros ya convenidos, costosísimos en términos de tiempo y de dinero. Tenemos que dar valor práctico y efectivo a la certificación de autoridades nacionales de control, las que por otra parte ya fueron auditadas y reconocidas mutua e internacionalmente.
En segundo lugar, con respecto a las negociaciones externas:
Por un lado, vimos cómo el proceso con la Unión Europea se vio una vez más demorado y con fuerte incertidumbre. Muy en contra de los intereses y visión uruguaya: debimos haber cerrado esta negociación el año pasado, cuando estaban las condiciones dadas luego de tantos años; el panorama para lo que resta del año, está lejos de ser mejor y era anticipable.
Lo hemos dicho en esta administración y también lo dijo en su oportunidad el anterior gobierno: esta negociación estaba prácticamente cerrada y no debimos correr riesgos de reapertura. Sin perjuicio de ello, mantenemos nuestro firme compromiso de retomar prontamente los intercambios sobre las cuestiones pendientes, con miras a concluir este proceso que es prioritario tanto económica como geopolíticamente. Cuenten con nosotros para acelerar el proceso.
Con EFTA, al tiempo que reconocemos que tuvo lugar un acontecimiento de importancia política —el haber retomado el contacto presencial luego de 5 años—, no podemos obviar que las negociaciones de los asuntos pendientes no están avanzando en la medida de las expectativas de Uruguay. A ello se sumaron nuevos elementos, algunos de los cuales son sumamente sensibles y, como tales, nos alejan del objetivo de Uruguay, que es la pronta firma del Acuerdo. El EFTA ha sido capaz de cerrar recientemente un acuerdo histórico con una de las más importantes economías en desarrollo como lo es la India; no es posible que con el MERCOSUR no acontezca lo mismo.
En una nota más positiva, creo que con los Emiratos Árabes Unidos hemos podido avanzar en un frente que nos parece especialmente importante, a la luz de las complementariedades y la potencialidad de comercio e inversiones que existen. El comienzo de la primera ronda de negociación es clave, y confiamos en apoyar este proceso.
Señor Presidente: Permítame ahora brevemente también exponerles, cómo vemos el mundo, nuestra región y cómo enfocamos nuestra presidencia pro-tempore.
En primer lugar, la coyuntura global no es particularmente auspiciosa. El crecimiento económico en el mundo desarrollado es escaso, si bien parece haber sido exitoso en el manejo de sus política monetarias y la consecuente desinflación global. China por su parte se encuentra en una fase de ralentización de su demanda, y buena parte de nuestra América Latina continúa con índices bajos de crecimiento.
En una perspectiva global también vemos con enorme preocupación como los riesgos políticos aumentan y los patrones de comercio y la competitividad se distorsionan. La tendencia a una organización geopolítica del comercio, donde los flujos de comercio, inversiones, mano de obra y circulación de tecnología se acentúan siguiendo una lógica de bloques geopolíticos no es positiva para nosotros. Es cierto que no está dirigida contra nosotros, pero nos impacta, a través de distintos canales, en especial si se acentúan las guerras comerciales, si recrudecen conflictos como el de Ucrania o Medio Oriente, si se profundiza esta “economía de bloques” y se impacta con ello el crecimiento global.
En cualquier caso son preocupantes las políticas industriales relanzadas desde una perspectiva neo-nacionalista y geopolítica. La guerra de subsidios ya sabemos los costos que tiene, en especial para tesorerías más débiles como las nuestras que no pueden hacer frente. Es crecientemente preocupante la aparición de una batería creciente de medidas de subsidios domésticos, barreras comerciales o exigencias de contenido local; a veces fundamentadas en razones de seguridad nacional; en preocupaciones geopolíticas, estratégicas o medioambientales. Esta preocupación es mayor cuando vemos el contexto de debilitamiento extremo del sistema internacional, particularmente de las normas y órganos de solución de diferencias de la OMC.
En ese contexto de erosión del multilateralismo y crecimiento de la tensión geopolítica, la ausencia para el MERCOSUR de una red de acuerdos internacionales comerciales que sirvan de “red de contención” y garanticen condiciones de acceso y certidumbres para la inversión, nos muestra un marco de vulnerabilidad, tanto o más importante que las barreras comerciales que enfrentamos en terceros mercados. Allí hay una urgencia, como lo viene señalando Uruguay desde hace décadas.
Si estos son algunos de los riesgos y las vulnerabilidades políticas que enfrentamos, es necesario también ver las fortalezas que tenemos colectivamente: nuestra región es una de las mayores potencias bioeconómicas mundiales. Podemos aportar mucho para la necesaria transición energética y la seguridad alimentaria a nivel global. Ya somos la mayor potencia exportadora neta de alimentos, sanos, trazables y sustentables. Si el mundo no contara con los países del MERCOSUR, como orígen de proteínas animales o vegetales o como abastecedores de energías renovables y biocombustibles el costo económico y ambiental sería inconmensurable. Muchas veces, si se mirara globalmente, para los países desarrollados sustituir su producción local por nuestros productos sería mejor desde el punto de vista ambiental, desde el punto de vista de las emisiones. Exigirnos a nosotros condiciones que no siempre ellos cumplen, es en realidad una forma de proteccionismo que no es bueno para los objetivos de reducción de emisiones o de minimizar el impacto ambiental, si se mira globalmente.
Nuestra localización, nuestras materias primas, nuestros recursos naturales, nuestra tecnología, nuestra experiencia y capital humano; nuestra transformación agroalimentaria ejemplar, deberían ser adecuadamente puestas en valor y vistas como un potencial de poder económico y aún político: deberíamos trabajar juntos para que se nos reconozca.
La pregunta que cabe en primer lugar plantearnos, es ¿cómo y por qué siendo la principal potencia agroexportadora neta a nivel mundial, somos también la zona que enfrenta las tasas arancelarias más altas para los alimentos que producimos? ¿Cómo es posible que en China, Japón, Corea, Medio Oriente, Canadá, Europa y tantos otros destinos comerciales, nuestros alimentos sean los que paguen las mayores tasas? Y advertimos que esa es la pregunta que insistentemente se hacen todos nuestros sectores agroindustriales, en los cuatro países, sin excepción.
Por este telón de fondo que he tratado de resumir, Uruguay coincide en que es necesario y oportuno colocar la reflexión sobre el MERCOSUR en el centro de la agenda ministerial.
Entendemos que el Seminario de Alto Nivel convocado fue un primer paso, un bienvenido puntapié inicial para este ejercicio de reflexión, el cual esperamos profundizar durante el próximo semestre, con un espíritu pragmático y enfocado en acciones que tenemos que emprender.
Creemos Señor Presidente que el MERCOSUR en los próximos años debe continuar siendo guiado por los principios rectores de pragmatismo, gradualidad y equilibrio que el Tratado de Asunción recoge y que reflejan los principios fundadores que Argentina y Brasil insertaron en sus primigenios tratados, “para asegurar el éxito y la credibilidad” del proyecto.
En nuestro concepto, las tres prioridades para este próximo semestre deberían ser:
1) En primer término, como objetivo realista a nivel de integración económica, tenemos que proponernos perfeccionar al MERCOSUR como Zona de Libre Comercio,
2) Una segunda temática que entendemos estratégica, es la de mejorar la infraestructura logística, de transporte y conectividad.
3) En tercer lugar, es imprescindible profundizar la agenda externa, logrando mejor inserción internacional en un contexto global complejo.
Y todo esto debe hacerse con el telón de fondo de la revolución digital y de la necesaria transformación energética que abarca transversalmente muchos aspectos.
Respecto del primer objetivo entonces, durante la PPTU continuaremos afianzando los trabajos que ya se encuentran en curso a efectos de la identificación y eliminación de barreras al libre comercio en el MERCOSUR. Asimismo, propondremos dar continuidad a los trabajos en materia de adecuación y actualización del régimen de origen, y adaptación y convergencia del proceso regulatorio del bloque.
En cuanto a la infraestructura e integración física, es clarísimo que resultan estratégicas, sea que avancemos en forma conjunta o de manera bilateral, dando lugar a esa subsidiariedad que mencionamos. Tenemos que plantearnos una nueva geografía del transporte que beneficie la competitividad y acerque a nuestros ciudadanos.
En tal sentido, vemos con beneplácito los avances en diversos frentes, muchas veces bilateralmente, pero que sirven a todo el bloque. Hicimos en acuerdo con Brasil el aeropuerto internacional de Rivera, a pocos kilómetros de la frontera, el primer Aeropuerto binacional en Sudamérica. Lo tenemos ahora que aprovechar en beneficio, entre otros, de la reconstrucción del estado de Rio Grande do Sul.
También mediante acuerdo entre Uruguay y Brasil, se encuentra ya en listo para comenzar la construcción del segundo puente sobre el río Yaguarón, y por adjudicar el dragado y señalización de la hidrovía en el Canal San Gonzalo, que une la laguna Merín y la Lagoa Dos Patos. Esto nos permitirá cambiar la matriz productiva del este de Uruguay y la parte más meridional del Brasil, utilizando el puerto de Río Grande. Esperamos se pueda adjudicar a la brevedad dicha obra.
Por otra parte, hemos recibido noticia de que Paraguay ha comenzado trabajos de desrocado en la hidrovía, en el río Paraguay, al mismo tiempo que se avanza en la negociación con Argentina sobre el régimen de peajes en los diferentes tramos de la hidrovía Paraguay - Paraná. Finalmente, mediante acuerdo con Argentina en la CARP, se acordó dragar a 14 metros el acceso al Puerto de Montevideo, y es nuestro firme propósito que esto sirva a toda la hidrovía, así como auguramos otras obras de infraestructura portuaria en Argentina, en Paraguay, y también en nuestro país para seguir potenciando esta plataforma, la hidrovía, que es crucial para todos. Asimismo, estamos avanzando en acuerdos de cielos abiertos, para mejorar la conectividad aérea.
En relación con todo esto, seguiremos apoyando instrumentos útiles e imprescindibles para los socios menores como es el FOCEM, como mecanismo que contribuye a la reducción de las asimetrías dentro del bloque. En ese sentido, vemos con beneplácito la próxima aprobación de proyectos, como por ejemplo los dos presentados para la rehabilitación de la ruta 6 en nuestro país.
También la interconexión a nivel energético es clave. En este sentido, el proyecto de nuevos gasoductos entre Vaca Muerta, el Paraguay, Uruguay y el Sur de Brasil, también muestran oportunidades de integración física, esta vez a nivel energético. Por otra parte, las sequías pasadas mostraron el valor de la interconexión eléctrica entre nuestros países.
¿Por qué todo esto es relevante? Porque estas infraestructuras muestran como la mejor conectividad entre nuestras economías aporta competitividad a nuestras cadenas productivas, potencia nuestras exportaciones y la conexión entre nosotros y con el mundo, y así nos van transformando de a poco en una plataforma común de inserción internacional y de comercio intrarregional.
Otro punto de encuentro y proyección a futuro que pondremos a consideración de los socios para ser trabajado en la Presidencia Pro Tempore de Uruguay es la construcción de una visión común del MERCOSUR en materia de sostenibilidad. El objetivo es doble. Por un lado, se trata de generar una identidad compartida que sirva como elemento aglutinador a la interna. Además, esta iniciativa, ayudaría a visibilizar en el exterior la contribución del bloque a los esfuerzos globales en un tema de creciente importancia y demostrar el compromiso de nuestro bloque con el desarrollo sostenible, a veces incluso fortaleciendo nuestra posición frente a barreras para arancelarias que se presentan como un aporte a la sostenibilidad cuando no siempre lo son.
Para ello, pondremos a consideración de los socios una serie de propuestas que dan continuidad a los trabajos iniciados en 2022, con la creación del Grupo Ad Hoc sobre Comercio y Desarrollo Sostenible, pero que también implican iniciativas innovadoras y concretas, como ser la realización del primer foro MERCOSUR sobre energías renovables.
Finalmente, en cuanto a la agenda externa, como hemos dicho, esta es crítica para Uruguay y, me permito decir, para todo el bloque, en este mundo impredecible y crecientemente proteccionista. Hoy podemos constatar que tenemos una agenda externa numerosa en cuanto a cantidad de procesos, pero muy limitada en cuanto a resultados.
Como ya fuera mencionado en la anterior reunión del Consejo Mercado Común, en lo que refiere al relacionamiento entre MERCOSUR y China, y luego de 6 años del último encuentro, Uruguay buscará durante su PPTU la realización del VII Reunión del Mecanismo de Diálogo. Entendemos que una instancia de diálogo con la segunda economía del mundo y uno de los principales socios comerciales de la región debe permitir la identificación de instrumentos que mejoren en forma tangible nuestra integración comercial con ese país. En la presidencia uruguaya no escatimaremos esfuerzos para profundizar los acercamientos con Japón, Vietnam y explorar la posible conclusión de las negociaciones con Canadá. También con países hermanos de Latinoamérica, que seguramente estarán interesados y podemos avanzar con ellos para ir fortaleciendo el espacio económico y de comercio regional, tan relevante. Nos acompaña hoy una delegación muy importante de Panamá, a quienes saludo. También tenemos que explorar las oportunidades con República Dominicana, que ha manifestado interés.
Estamos comprometidos en explorar soluciones alternativas equilibradas y creativas en beneficio tanto de cada uno de los socios y como del bloque en su conjunto. Esto implica tratar de avanzar todos juntos, cuando sea posible, pero tenemos que encontrar mecanismos para avanzar a diferentes velocidades, cuando sea necesario.
Y esto es así porque entendemos que, sin oportunidades comerciales relevantes, al menos en el caso de Uruguay, vemos seriamente interpeladas nuestras posibilidades de desarrollo a futuro; es a través del comercio internacional que lograremos una mayor diversificación, productividad y competitividad de nuestra economía. Lo necesitamos para poder dar un salto tan necesario al desarrollo.
Debo insistir también en que planteamos redinamizar la agenda externa porque entendemos que es abriéndose al mundo que el MERCOSUR puede conseguir sus objetivos.
Este es un llamado a valorizar el bloque, a aprovechar nuestras fortalezas y a cimentar la confianza entre nosotros y, sobre todo, de los ciudadanos y empresas en el MERCOSUR, para construir un porvenir que aplicando esos principios de gradualidad, flexibilidad y equilibrio nos permita avanzar, preservando el conjunto y alcanzando también las metas individuales que todos legítimamente tenemos.
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