Ministerio de Relaciones Exteriores

    Cada 5 de junio, fecha establecida por la Organización de las Naciones Unidas en 1972 como el Día Mundial del Medio Ambiente, la comunidad internacional tiene la oportunidad de reflexionar sobre el estado del planeta, pero en particular sobre lo que sus habitantes pueden hacer para preservarlo.  La fecha conmemora el inicio de la Conferencia de Estocolmo convocada en junio del año 1972 y que se convirtió en un hito como la primera conferencia de Naciones Unidas sobre cuestiones medioambientales marcando así un punto de inflexión en el desarrollo de una agenda multilateral específica en la materia.

La degradación del ambiente es un problema de alcance global y, por lo tanto, requiere de la acción concertada de todos los Estados, la sociedad civil organizada, las empresas y los individuos, particularmente respecto a aquellas cuestiones que trascienden fronteras, como las emisiones de gases de efecto invernadero o los que agotan la capa de ozono; el transporte de desechos tóxicos; la pérdida de biodiversidad; o la degradación de los humedales, por citar algunas.

La degradación del ambiente tiene asimismo repercusiones locales que requieren de la toma de consciencia y reacción de comunidades y de las personas individualmente consideradas. Los suelos y cursos de aguas contaminados; la ocurrencia de inundaciones y sequías más frecuentes; son acontecimientos que afectan a comunidades concretas y que, además de las consideraciones multilaterales o globales, también precisan de respuestas locales.

A pesar de la creciente degradación que afecta a distintos ecosistemas, existen razones para ser optimistas en cuanto a la toma de consciencia de la gravedad del problemática en la preservación del medio ambiente y la necesidad de actuar de inmediato. Varias iniciativas en este sentido están teniendo lugar este año.

En efecto, al inicio de la próxima Asamblea General de Naciones Unidas se espera se establezcan una serie de Objetivos de Desarrollo Sostenible para los próximos 15 años, incorporando en pie de igualdad la dimensión ambiental, junto a la de desarrollo económico y social.

Por otra parte, hacia finales de este año la Conferencia de las Partes sobre Cambio Climático - que se reunirá en París - debería alcanzar un acuerdo amplio y vinculante que estimule las reducciones de gases de efecto invernadero y la adaptación al cambio climático.

Uruguay, país tradicionalmente comprometido con el cuidado del medioambiente, contribuye en este proceso en numerosos aspectos y dimensiones, ya sea a través de un mayor y más eficiente uso de fuentes renovables de energía; ya sea adoptando modelos de producción sustentables; fortaleciendo su programa de áreas protegidas; o bien aumentando la superficie de humedales incluidas en la Convención de RAMSAR, cuya Conferencia Mundial de las Partes contratantes se celebra en Punta del Este del 1 al 9 de este mes.

Montevideo, 5 de junio de 2015