La presidencia uruguaya del Consejo de Derechos Humanos
Los enfoques promovidos por nuestro país en el principal ámbito de las Naciones Unidas para la protección y promoción de los Derechos Humanos.
En marzo de 2011, Uruguay fue elegido por unanimidad para conducir los trabajos del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas durante el período 2011-2012. Esta distinción honró la tradición y la vocación de nuestro país de pleno respeto del derecho internacional y también su compromiso con el sistema internacional de protección de los derechos humanos.
Uruguay asumió este prestigioso mandato con la determinación de impulsar un avance cualitativo en los trabajos del Consejo, procurando el fortalecimiento de su institucionalidad y una mayor eficacia de la protección internacional en el terreno. Con estos propósitos, tanto en sus responsabilidades como Presidencia, como también en la actuación de la delegación uruguaya ante el Consejo, la acción del nuestro país ha estado inspirada en seis lineamientos fundamentales:
1- Durante el período de su mandato, Uruguay ha promovido una nueva cultura de diálogo en materia de derechos humanos. Esta iniciativa han procurado mejorar las condiciones para un mayor acercamiento y entendimiento entre las distintas sensibilidades existentes en la comunidad internacional respecto a estos temas y favorecer la cooperación mutua en el seno del Consejo.
Se ha impulsado un mayor esfuerzo internacional para poner de relieve las ventajas de la cooperación con el sistema a través del diálogo, la información, la persuasión y la prevención, con el objetivo de incrementar la confianza y crear un marco más propicio para que los estados cooperen con el Consejo. Obviamente, en aquellos casos de violaciones de derechos humanos donde los Estados concernidos se nieguen a cooperar, ellos deberán ser objeto de un tratamiento diferenciado, ya que en estos casos debe anteponerse el interés superior de las víctimas.
El objetivo ha sido el de ayudar a que el sistema internacional actúe como una verdadera garantía en complemento de las responsabilidades y obligaciones que, en materia de tutela de los derechos humanos, competen primariamente a los Estados respecto a sus propios ciudadanos.
2- Nuestro país ha favorecido un enfoque que prioriza la utilización progresiva e incremental de los procedimientos especiales y otros instrumentos de acción con los que cuenta el Consejo. Este enfoque busca privilegiar desde la primera toma de decisiones la cooperación del país concernido, antes de proceder a la denuncia o a la aplicación de otros medios que impliquen la confrontación. A nuestro juicio, sin la cooperación del país concernido, la tutela de dichos derechos resultará siempre menos efectiva.
Entre las formas más concretas de cooperación que Uruguay ha impulsado se cuenta el intercambio de información con los procedimientos especiales, la rápida respuesta a sus llamados urgentes y la concreción de las visitas solicitadas, la cooperación con la Alta Comisionada para los DDHH, así como la formulación de invitaciones permanentes (standing invitations).
También, el mecanismo del Examen Periódico Universal (EPU) constituye una pieza esencial del sistema de protección y contribuye a tales fines. Uruguay ha participado en las propuestas para revisar y fortalecer su funcionamiento.
3- Nuestro país ha sostenido un enfoque cooperativo de dos vías para la actuación del Consejo, basado en dos premisas imprescindibles: que el sistema internacional se muestre dispuesto a cooperar con los Estados y que los Estados cooperen con el Sistema.
Esta iniciativa está destinada a fortalecer el rol del Consejo para un seguimiento más adecuado de las situaciones que se presentan en ciertos países en materia de respeto de los DD.HH, a través de la asistencia técnica, el acompañamiento y apoyo para la creación o fortalecimiento de las capacidades nacionales, incluido su financiamiento, entre otras medidas.
4- Uruguay ha apoyado con determinación el rol que desempeña la Alta Comisionada para los Derechos Humanos, reconociendo su labor y su compromiso con la defensa de estos derechos, particularmente en la lucha contra toda forma de discriminación. Ante el número creciente de tareas que el Consejo le encomienda, nuestro país ha priorizado el objetivo de asegurar a la Oficina de la Alta Comisionada los recursos necesarios para desempeñar eficazmente sus mandatos, incluido el apoyo a los trabajos del Consejo y también a sus tareas de cooperación y asistencia a los países.
5- Nuestro país ha impulsado una mayor cooperación y coordinación entre los diversos grupos regionales que actúan en el seno del Consejo, en el entendido de que ello contribuye a darle una mayor efectividad a sus labores. El proceso de toma de decisiones requiere de canales de comunicación y coordinación regulares, de intercambios de información fluidos y transparentes, es decir, vínculos que generen confianza y vías de colaboración entre los países que integren estos grupos.
6- Uruguay ha procurado facilitar e incrementar la participación de las organizaciones de la Sociedad Civil en los trabajos del Consejo, reconociendo su rol y el valor de sus actividades en la denuncia de violaciones graves de los DD.HH en diversos lugares del mundo, donde muchas veces estas organizaciones son los únicos testigos. A nuestro juicio, ello constituye un aporte indispensable para que el Consejo pueda desempeñar exitosamente su mandato, tanto en sus cometidos de vigilancia respecto a la vigencia de los derechos humanos, como en el desarrollo del derecho internacional de los derechos humanos.
Fuente:
Comunicación e Información Pública
Ministerio de Relaciones Exteriores
En marzo de 2011, Uruguay fue elegido por unanimidad para conducir los trabajos del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas durante el período 2011-2012. Esta distinción honró la tradición y la vocación de nuestro país de pleno respeto del derecho internacional y también su compromiso con el sistema internacional de protección de los derechos humanos.
Uruguay asumió este prestigioso mandato con la determinación de impulsar un avance cualitativo en los trabajos del Consejo, procurando el fortalecimiento de su institucionalidad y una mayor eficacia de la protección internacional en el terreno. Con estos propósitos, tanto en sus responsabilidades como Presidencia, como también en la actuación de la delegación uruguaya ante el Consejo, la acción del nuestro país ha estado inspirada en seis lineamientos fundamentales:
1- Durante el período de su mandato, Uruguay ha promovido una nueva cultura de diálogo en materia de derechos humanos. Esta iniciativa han procurado mejorar las condiciones para un mayor acercamiento y entendimiento entre las distintas sensibilidades existentes en la comunidad internacional respecto a estos temas y favorecer la cooperación mutua en el seno del Consejo.
Se ha impulsado un mayor esfuerzo internacional para poner de relieve las ventajas de la cooperación con el sistema a través del diálogo, la información, la persuasión y la prevención, con el objetivo de incrementar la confianza y crear un marco más propicio para que los estados cooperen con el Consejo. Obviamente, en aquellos casos de violaciones de derechos humanos donde los Estados concernidos se nieguen a cooperar, ellos deberán ser objeto de un tratamiento diferenciado, ya que en estos casos debe anteponerse el interés superior de las víctimas.
El objetivo ha sido el de ayudar a que el sistema internacional actúe como una verdadera garantía en complemento de las responsabilidades y obligaciones que, en materia de tutela de los derechos humanos, competen primariamente a los Estados respecto a sus propios ciudadanos.
2- Nuestro país ha favorecido un enfoque que prioriza la utilización progresiva e incremental de los procedimientos especiales y otros instrumentos de acción con los que cuenta el Consejo. Este enfoque busca privilegiar desde la primera toma de decisiones la cooperación del país concernido, antes de proceder a la denuncia o a la aplicación de otros medios que impliquen la confrontación. A nuestro juicio, sin la cooperación del país concernido, la tutela de dichos derechos resultará siempre menos efectiva.
Entre las formas más concretas de cooperación que Uruguay ha impulsado se cuenta el intercambio de información con los procedimientos especiales, la rápida respuesta a sus llamados urgentes y la concreción de las visitas solicitadas, la cooperación con la Alta Comisionada para los DDHH, así como la formulación de invitaciones permanentes (standing invitations).
También, el mecanismo del Examen Periódico Universal (EPU) constituye una pieza esencial del sistema de protección y contribuye a tales fines. Uruguay ha participado en las propuestas para revisar y fortalecer su funcionamiento.
3- Nuestro país ha sostenido un enfoque cooperativo de dos vías para la actuación del Consejo, basado en dos premisas imprescindibles: que el sistema internacional se muestre dispuesto a cooperar con los Estados y que los Estados cooperen con el Sistema.
Esta iniciativa está destinada a fortalecer el rol del Consejo para un seguimiento más adecuado de las situaciones que se presentan en ciertos países en materia de respeto de los DD.HH, a través de la asistencia técnica, el acompañamiento y apoyo para la creación o fortalecimiento de las capacidades nacionales, incluido su financiamiento, entre otras medidas.
4- Uruguay ha apoyado con determinación el rol que desempeña la Alta Comisionada para los Derechos Humanos, reconociendo su labor y su compromiso con la defensa de estos derechos, particularmente en la lucha contra toda forma de discriminación. Ante el número creciente de tareas que el Consejo le encomienda, nuestro país ha priorizado el objetivo de asegurar a la Oficina de la Alta Comisionada los recursos necesarios para desempeñar eficazmente sus mandatos, incluido el apoyo a los trabajos del Consejo y también a sus tareas de cooperación y asistencia a los países.
5- Nuestro país ha impulsado una mayor cooperación y coordinación entre los diversos grupos regionales que actúan en el seno del Consejo, en el entendido de que ello contribuye a darle una mayor efectividad a sus labores. El proceso de toma de decisiones requiere de canales de comunicación y coordinación regulares, de intercambios de información fluidos y transparentes, es decir, vínculos que generen confianza y vías de colaboración entre los países que integren estos grupos.
6- Uruguay ha procurado facilitar e incrementar la participación de las organizaciones de la Sociedad Civil en los trabajos del Consejo, reconociendo su rol y el valor de sus actividades en la denuncia de violaciones graves de los DD.HH en diversos lugares del mundo, donde muchas veces estas organizaciones son los únicos testigos. A nuestro juicio, ello constituye un aporte indispensable para que el Consejo pueda desempeñar exitosamente su mandato, tanto en sus cometidos de vigilancia respecto a la vigencia de los derechos humanos, como en el desarrollo del derecho internacional de los derechos humanos.
Montevideo, 30 de julio de 2012
Fuente:
Comunicación e Información Pública
Ministerio de Relaciones Exteriores