ONU: Intervención del Ministro Luis Almagro en la 69º Asamblea General
ASAMBLEA GENERAL DE NACIONES UNIDAS
69° PERÍODO DE SESIONES
INTERVENCIÓN DEL DR. LUIS ALMAGRO LEMES
MINISTRO DE RELACIONES EXTERIORES
REPUBLICA ORIENTAL DEL URUGUAY
29 DE SEPTIEMBRE DE 2014
69° PERÍODO DE SESIONES
INTERVENCIÓN DEL DR. LUIS ALMAGRO LEMES
MINISTRO DE RELACIONES EXTERIORES
REPUBLICA ORIENTAL DEL URUGUAY
29 DE SEPTIEMBRE DE 2014
Señor Presidente de la Asamblea General,
Señores y señoras jefas y jefes de las delegaciones,
Este es un mundo duro y difícil. Un mundo complicado; un mundo desgraciado donde 6 millones de niños mueren cada año antes de cumplir los 5 años, muchos de ellos por problemas de malnutrición.
Donde la violencia tiene una nueva dimensión de terror y horror, con cientos de miles de muertes en Libia, Siria, Irak.
Donde las violaciones de derechos humanos y los crímenes de lesa humanidad son cada vez más frecuentes y con la más inaudita ferocidad, una constante permanente en los países que mencionamos.
Un mundo donde mueren 8 millones de personas al año por consumo de tabaco, una increíble acción genocida que no se detiene. Industria que reclama mercados cada vez más abiertos, más libres, menos regulados; que desean cada vez más garantías para operar por encima de los derechos de la vida y la salud de las personas.
Donde las bombas militares golpean y matan en las escuelas, en las minorías étnicas o religiosas, en aquellos o aquellas que políticamente pueden pensar diferente.
Donde los desastres naturales devastan países y vuelven a devastarlos al año siguiente y al otro año, como ha pasado a los países hermanos del Caribe.
En este mundo los que ejercen la policía mundial han dejado desastres sociales y políticos en los países donde han estado. La gobernanza global no ha sido animada por los derechos sino por los intereses. Esos intereses particulares fueron pagados por la gente con su vida. Con las violaciones de derechos humanos que sufrió; con su migración, debiendo dejar sus casas, sus ciudades, sus países, expuestos, de nuevo a enfrentarse a la angustia, a la violencia y a la muerte.
Las Naciones Unidas no han podido construir un sistema que pueda darnos soluciones. Ha fallado. Fundamentalmente porque ha fallado en la dimensión ética. No ha faltado entretenimiento ni han faltado documentos ni reuniones, pero han faltado soluciones para la gente.
Nuestra construcción ética es colectiva y se debe a la gente. Nuestra construcción ética en este lugar debería ser la de una ética colectiva, capaz de integrarnos en la diversidad, de liberarnos con la democracia y la participación.
Debemos seguir creyendo en el multilateralismo porque es la única vía; el instrumento fundamental para seguir tratando de empujar en esta construcción ética de cada vez más derechos para cada vez más personas. Para crecer, desarrollarnos en libertad.
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Las crisis políticas y financieras de este mundo tienen que ver con los valores y normas éticas comunes.
El mundo de hoy es confusión pura, suceden crisis humanitarias a las crisis políticas que a su vez suceden a las crisis financieras, económicas y sociales.
Y acá adentro tenemos nuestro propio microclima: trajes elegantes, restoranes caros, coches grandes y modernos. No nos suceden las cosas. Le pasan al que hoy está en un campo de refugiados. Su familia asesinada, su pueblo destruido, al que fue torturado, al que vio su medioambiente devastado por los efectos del cambio climático.
No podemos dejar que quien conquistó nuevos derechos para sí mismo, los pierda. No puede tener menos mañana; debemos protegerlo en los derechos que ganó, y darle mejores oportunidades.
Los Objetivos de Desarrollo del Milenio han sido una herramienta útil para aunar y canalizar esfuerzos hacia una serie de metas específicas.
No debemos dejar a los países solos. En esta construcción se debe redoblar los esfuerzos en cada año, llegando a definiciones más claras, de una forma balanceada, transparente, consensuada, que contemple la integración de las tres dimensiones del desarrollo sostenible: social, económica, y medioambiental.
Que elimine la pobreza. Que considere la perspectiva de derechos humanos. Que reconozca los derechos. Porque la riqueza del mundo, la del crecimiento del PBI en el mundo entero, a través de nuestras inversiones y exportaciones, hacer crecer nuestras dinámicas de crecimiento y desarrollo productivo, deben estar acompañadas con la lógica de los derechos.
Somos más desarrollados y somos más ricos, cuando más derechos podemos ejercer, cuanto más derecho nos protege, cuanto más garantía tenemos en la desigualdad del mundo actual.
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La pobreza se vive en múltiples planos y cada país es responsable de otorgar cada vez más derechos.
Para rescatar a su gente de la pobreza, para rescatar mejores condiciones de equidad y de no discriminación.
Todo esfuerzo es válido. En cada uno de nuestros países. En cada organización que señala un abuso, o marca un camino. En cada uno que lucha por generar mejores condiciones de equidad para mujeres, niños, niñas, jóvenes, adultos mayores, migrantes.
Para cada persona en cada una de las áreas: salud, educación, protección social, trabajo decente, sustento y oportunidades sociales y económicas. Sean trabajadores rurales, sean empleadas domésticas, en cada de las personas tenemos derechos que salvaguardar e impulsar.
También desde la perspectiva de género, la agenda tiene que ser en clave de derechos. En cada una de las personas que pueden sufrir un dejo de discriminación en este mundo.
La agenda de la mujer es uno de los más poderosos vectores de desarrollo que puedan concebirse.
Cualquier forma de discriminación es una forma de subdesarrollo.
La discriminación basada en género, grupo étnico, creencia religiosa, edad, discapacidad, orientación sexual, identidad de género o estatus migratorio, es lo contrario de una sociedad cada vez más inclusiva. La que queremos.
Son las sociedades que nos pueden llevar a incluir los derechos en nuestro sistema político y jurídico: sea la Ley de Matrimonio Igualitario y la Ley de Unión Concubinaria, la defensa de los derechos de LGBTI, aquellos que luchan por la igualdad. Estos derechos forman parte de la mejor construcción social. El amor es el elemento fundamental, que elimina desigualdades y discriminaciones, el que nos identifica entre nosotros como semejantes.
Debemos tener una agenda de cada vez más derechos para cada vez más personas. Para crecer todos en la libertad y la igualdad.
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Debemos continuar avanzando en los temas sociales.
Cerca de 8 millones de personas fallecen cada año a causa del tabaco y se prevé que esa cifra continúe aumentando, por lo que resultan fundamentales las políticas nacionales de vida saludable.
En el año 2013 Uruguay legalizó la venta de cannabis, adoptando un modelo alternativo de regulación para combatir el narcotráfico y sus nefastas consecuencias en la sociedad.
No pretende ser un ejemplo a seguir. Pretende sí, rediseñar fórmulas cuya aplicación tajante, hasta el día de la fecha, han fracasado y han sido completamente estériles en derechos humanos.
La seguridad alimentaria es parte central de nuestra agenda de desarrollo.
El hambre en el mundo no es coyuntural sino estructural; no es una cuestión económica. Es el costo de la mala política. El costo de la mala política o de la falta de política es la injusta distribución de la riqueza.
Una de cada ocho personas, muchas de ellas niños, sufren malnutrición crónica.
Pero la humanidad desperdicia más de la tercera parte de los alimentos del mundo, que bastarían para resolver el problema del hambre, estimándose que entre el 30% y el 50% de los alimentos producidos anualmente en el mundo no llegan a ser consumidos por las personas.
La situación empeora más, debido a la degradación de la tierra, la creciente escasez de agua y el cambio climático y por el uso de elementos químicos tóxicos en las cadenas de producción.
La lucha contra el cambio climático es una prioridad. Crear políticas sobre el tema, para todos los que estamos aquí, es un imperativo de hoy, que no se puede dejar para mañana.
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Para completar los objetivos de desarrollo sostenible, para seguir creciendo. Y es también, en la construcción de sociedad civil y sociedad política que nos debemos afirmar el respeto a la igualdad jurídica de los Estados. Es por eso que nuestro país rechaza cualquier medida coercitiva unilateral o extraterritorial que contravenga las reglas del Derecho Internacional y los principios de la Carta de las Naciones Unidas, cuyo ejemplo más
claro es el bloqueo injustamente impuesto contra la hermana República de Cuba, contra el cual expresamos una vez más nuestro más firme rechazo.
Igualmente, Uruguay reclama en forma inequívoca que Cuba sea retirada de la lista de países que amparan el terrorismo.
En el mismo sentido, Uruguay ha expresado la necesidad de poner fin a la especulación financiera que representan los llamados "fondos buitres".
Es imprescindible que los países puedan contar con una reestructuración de deuda soberana en condiciones previsibles, inalterables, justas, sin que afecte el desarrollo y por ende el bienestar de los países y sus pueblos.
La paz y la seguridad mundial son esenciales.
La contribución para que haya cada vez soluciones más negociadas, soluciones en las que las partes se pongan de acuerdo, la contribución en los temas de misiones de paz, son elementos fundamentales para sostener las máximas garantías en este mundo.
Y la más plena vigencia de los derechos humanos a cada una de las personas y la garantía de su cumplimiento.
Uruguay deplora la violencia en todas sus formas. Todos los contenidos de la violencia son malos y no hay justificación para que la misma siga campeando en este mundo de hoy.
Cada vez que un derecho es vulnerado es nuestra responsabilidad de gobernantes liderar la lucha por su recuperación y restitución; cada vez que no se hace justicia es nuestra omisión como líderes no exigir la debida rendición de cuentas; cada día en que reconocemos o extendemos un nuevo derecho es nuestra obligación recordar a quienes aún no pueden ejercerlo.
Y trabajar incansablemente para ellos.
Muchas gracias