El salón principal

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El salón principal
El salón principal

La ilusión escenográfica del hall se refuerza en el piso superior, ya que el ingreso recrea la apariencia de una boca de escenario. Los personajes acceden al salón apareciendo por debajo de un marco rígido, de madera dorada, que simula un telón recogido. Es el escenario principal, donde se desarrolla la vida doméstica.

 

La planta destinada a la casa se articula en dos sectores de habitaciones privadas vinculadas por el área social, que comprende salón, escritorio y comedor.

 

La familia Pérsico vivió allí durante muchos años y el primer nivel alojó el estudio de Vilamajó, hasta que fue trasladado a su casa de la calle Domingo Cullen en la década de 1930.

 

En el salón principal se puede apreciar parte del acervo del Instituto Artigas del Servicio Exterior. Allí están exhibidos dos uniformes diplomáticos de jefes de misión. Estos uniformes son llamados de fantasía y se utilizaban para las ceremonias y actos oficiales; iban agregando bordados según aumentaba el rango diplomático. Estos uniformes son muy similares a los de los académicos franceses. Hasta la Segunda Guerra Mundial, todos los uniformes, incluso los militares, estaban inspirados en los uniformes franceses.

 

Los muebles estilo imperio que se encuentran en el salón principal, como las vitrinas y los cristaleros, pertenecían a la residencia del embajador de Alemania en Uruguay y fueron donados por él al abandonar el país cuando el Uruguay le declara la guerra a Alemania en 1945, a fines de la Segunda Guerra Mundial. Asimismo, allí están exhibidos algunos objetos entregados al Instituto como regalos diplomáticos por distintas representaciones extranjeras.

 

En esta parte de la casa se acentúan las referencias latinas. El mismo tema veneciano de los vitrales presentan los óleos que coronan los dinteles de las puertas. Además de su vasta obra arquitectónica, Vilamajó creó pinturas, dibujos, grabados y apuntes. Los óleos de la sala principal fueron pintados por el propio Vilamajó y son los únicos del arquitecto que se conservan en el lugar para el que fueron creados. Ellos ponen de manifiesto la significación que ya en 1926 tenía para Vilamajó el “programa veneciano”, especialmente la Plaza de San Marcos, a la que consideraba el conjunto más bello por la armonía de su escala y la perfección de sus proporciones, una maravilla arquitectónica que determinaba las pautas para construir una ciudad moderna.

 

Fuentes:

 

BARRIOLA, Nicolás; REY ASHFIELD, William; KUTSCHER, Christian; Montevideo afuera, s.e., Montevideo, 2017.

 

LUCCHINI, Aurelio, Julio Vilamajó. Su arquitectura, Universidad de la República, Facultad de Arquitectura, Instituto de Historia de la Arquitectura, Montevideo, 1970. 

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