Unos 1.200 jóvenes que asisten a centros de educación no formal retomaron estudios de ciclo básico
De los 3.000 jóvenes que participan de propuestas de educación no formal que ofrecen los Centros de Capacitación y Producción (Cecap), el 40 % —alrededor de 1.200— opta por retomar los estudios formales que habían postergado por distintos motivos. En su mayoría se trazan como meta completar ciclo básico. Mediante acuerdos con UTU y Secundaria se ofrecen propuestas flexibles con alta aceptación. Menos del 10 % se desvincula.

Los 22 Cecap que funcionan en distintos departamentos procuran el retorno al sistema educativo de los jóvenes de entre 14 y 20 años que no culminaron ciclo básico ni tienen empleo, a partir de un sistema no formal compuesto por talleres que combinan estudio y trabajo.
“Nosotros apuntamos a que estos chiquilines puedan recuperar las ganas y el deseo de aprender que, muchas veces, por distintos motivos sociales y emocionales, está como obturada”, definió la coordinadora nacional de Cecap, Isabel Alende, en entrevista con la Secretaría de Comunicación Institucional. Aseguró que la tarea fundamental es que los participantes finalicen la educación media básica. “Hay chiquilines que pudieron seguir y estudiar bachillerato en estos años”, añadió.
De los 3.000 participantes, el 40 % —unos 1.200 jóvenes— asiste a dos propuestas de revinculación con la educación formal. Docentes del Consejo de Educación Secundaria participan en un proyecto que funciona en los referidos servicios de Montevideo y Rivera para enseñar a quienes deseen avanzar en los ciclos.
En muchos Cecap, dependencias del Ministerio de Educación y Cultura, funciona el proyecto Redescubrir, desarrollado en conjunto con el Consejo de Educación Técnico Profesional (CETP-UTU), a fin de facilitar continuidad y culminación de ciclos mediante un modelo más flexible. En el primer año, los estudiantes son acompañados por docentes de UTU; en el segundo, se suman a un programa de Formación Profesional Básica, pero en las escuelas técnicas. El tercer año es culminado en forma curricular en la UTU. De esta forma, egresan de educación media básica con títulos de operarios prácticos otorgados por UTU.
Según explicó Alende, hay quienes finalizan su ciclo educativo por fuera de estas acciones y no están comprendidos en el porcentaje de egresados mediante Cecap. “Nosotros estimulamos a los chiquilines desde que llegan a que pueden ir de mañana al Cecap y a la noche ir al liceo”, explicó Alende.
Todo este proceso es parte del contrato pedagógico que firman los jóvenes con los educadores sobre la participación individual en cada proyecto. “A veces, empiezan viniendo los cinco días de la semana y luego se inscriben en el liceo nocturno. Como tienen mucho que estudiar, acuerdan a qué áreas puntuales van a concurrir; la idea es que haya un acompañamiento con mirada educativa poniendo al sujeto y su meta en el centro”, relató.
Alende aseguró que es muy bajo el porcentaje de desvinculación de los jóvenes que están por finalizar sus estudios formales y asisten a los talleres. Por ejemplo, solo el 10 % de los estudiantes de la propuesta semestral de Secundaria interrumpe su proceso. En el caso de la propuesta Redescubrir de UTU, en el primer semestre ingresaron 490 jóvenes en 18 centros diferentes, y la desvinculación fue del 9,8 %. “Esto demuestra que los nuevos formatos, más flexibles y adaptados, les permiten a los jóvenes culminar los ciclos”, concluyó.