Antropólogos argentinos colaboran con colegas uruguayos en busca de restos de detenidos desaparecidos
El Equipo Argentino de Antropología Forense utilizó un georadar en busca de posibles anomalías en terrenos militares donde se presume se sepultaron detenidos desaparecidos por la dictadura en Uruguay (1973-1985). Los datos relevados fueron enviados a la Fiscalía, que definirá si amerita una excavación. “Somos muy cuidadosos, por las expectativas que esto genera entre familiares”, dijo Luis Fondebrider, uno de los científicos.
Fondebrider recordó este martes 30 que la colaboración conjunta con Argentina permitió identificar en los últimos años a 17 ciudadanos uruguayos desaparecidos en el vecino país en el marco del Plan Cóndor, de coordinación de las dictaduras que se extendieron en los años setenta y parte de los ochenta por el Cono Sur de América.
También se trabajó en el análisis genético y antropológico de otros cuatro uruguayos desparecidos en este país, añadió Fondebrider, en la conferencia de prensa realizada este martes 30 junto con su colega Santiago Perdomo y de la que participaron el coordinador del Grupo de Trabajo por Verdad y Justicia, Felipe Michelini, el director de la Secretaría de Derechos Humanos para el Pasado Reciente, Héctor Díaz, y la responsable del equipo de antropólogos uruguayos, Alicia Luisiardo.
En las últimas semanas, el Equipo Argentino de Antropología Forense, que cuenta con más de 30 años de experiencia en este tipo de investigaciones, llegó a Uruguay para ayudar en el trabajo de sus colegas.
Los investigadores de ambos países utilizaron tecnología geofísica para determinar la existencia de posibles anomalías en los terrenos de cuarteles militares, en los que se presume hayan sido sepultados de modo ilegal detenidos desaparecidos. A través de un georradar, se evaluó el interior de los edificios indicados en las denuncias y los alrededores, para descartar posibles zonas cercanas, explicó Perdomo.
Las conclusiones del relevamiento, añadió Fondebrider, fueron incluidas en el informe enviado a la Fiscalía, así como las zonas donde se encontraron las anomalías en el terreno e información complementaria, como fotografías y mapas. “Estamos utilizando una parte muy pequeña de la información que debería estar disponible, estamos buscando una aguja en un pajar con una linterna pequeña”, reconoció.
Asimismo, indicó que el equipo de trabajo es muy cuidadoso en cuanto a las expectativas que la investigación genera entre los familiares de las víctimas. “Lo hemos sido en los 34 años de trayectoria, pues solo somos una herramienta más de trabajo, no existen métodos milagrosos para encontrar los cuerpos”, advirtió.
Por su parte, Luisiardo, antropóloga de la Universidad de la República que trabaja en las excavaciones, explicó que quedarán a la espera de la decisión de la Fiscalía y basados en ella definirán la manera de intervenir en los terrenos. “En caso de no haberla, será un insumo de trabajo que siempre el equipo va a tener a futuro”, indicó.
La científica precisó que, si la información de base sobre posibles enterramientos clandestinos no es buena o no tiene un origen claro, “lo único que podemos hacer es ser sistemáticos y exhaustivos y excavar trinchera tras trinchera, año tras año, para agotar un terreno que nosotros creemos tiene algún interés”.
A su vez, Michelini sostuvo que ese tipo de trabajos se realizan en silencio, escuchando y con la voluntad de los equipos técnicos asignados. No obstante, advirtió sobre situaciones adversas e intimidatorias que atentan contra la investigación, como la aparición de un dron que sobrevoló el terreno del ex batallón n.° 13 mientras se realizaban excavaciones. Ese es un hecho inaceptable, que fue denunciado ante la Justicia y las autoridades del Ministerio de Defensa Nacional, apuntó.