Quesería regional del oeste
En diálogo con la Secretaría de Comunicación, el secretario general de la Asociación del Queso Artesanal, Walter Gugelmeier, explicó que el proceso de asociación de los productores que representa comenzó en 1999-2000, cuando en la situación de crisis, algunas personas optaron por unirse para afrontar los problemas. Estos productores lideraron el proceso de cambio y le plantearon a los intendentes de Colonia y San José sus inquietudes, lo que derivó en el primer proyecto del Fondo de Desarrollo del Interior (FDI) compartido por dos comunas.
Tras la propuesta, se elaboró un proyecto inicial con nueve líneas estratégicas, considerado ambicioso, pretendiendo cubrir todas las áreas. En los hechos se concretaron dos o tres temas considerados prioridad y luego el cuatro con proyectos adicionales del MGAP, MIEM, MEVIR, OEA y FAO. Las dos líneas que quedaron inconclusas son las que tienen que ver con la exportación, un proceso que lleva su tiempo, y las denominaciones de origen y sello de calidad que también se encuentra en proceso.
Gugelmeier aseguró que en este proceso el FDI (dependiente de OPP) fue la plataforma de despegue a la que luego se sumaron otros actores. Un ejemplo de ello es cuando en abril de 2003 se creó la Mesa Coordinadora del Programa de Desarrollo Regional de la Quesería Artesanal de Colonia y San José. En 2005 firmó con el MGAP un megaproyecto con varias líneas de acción, impulsándose proyectos vinculados a sanidad de ganado lechero, salud pública y análisis del agua. Allí se sumó Soriano y Flores.
En este primer proyecto el Fondo aportó 150 mil dólares que se ejecutaron durante siete años. “Estaba previsto que se usara el dinero en tres años, pero se administró muy bien y rindió más tiempo”, explicó. Los recursos terminaron a principio de 2010.
Gugelmeier habló de la importancia de impulsar un sector que garantiza, como pocos, la permanencia de las familias productoras en el campo. Informó que el 25% de los productores de leche fabrica queso artesanal, pero si se mide en términos de producción de leche representan solo el 15%.
“El queso artesanal es un producto auténtico, natural y sano”, dijo. “Auténtico” porque es una marca registrada uruguaya, “natural” por las condiciones en las que se elabora, es leche que se ordeña y dos horas después se convierte en queso, y “sano” por las condiciones en que se elabora. Es derivado de una leche que no tiene ningún agregado artificial.
Fortalecimiento institucional
El financiamiento del FDI permitió el fortalecimiento institucional de la organización de queseros artesanales. Se pasó de un proceso de asambleas públicas donde nadie se conocía, luego se creó la Unión de Queseros Artesanales que duró dos años pero sin una forma clara, hasta que pasó a ser la Mesa Coordinadora compuesta por productores líderes y delegados de las intendencias, quienes coordinaron el dinero del Fondo.
El último paso, en febrero de 2011, fue la instalación de la Asociación del Queso Artesanal con personería jurídica e integrada por una veintena de productores que son los más activos. Hasta ese momento no existía un estatuto que regulara la renovación y designación de autoridades. Esta forma organizada permite que si se acaban los recursos no se desvanezca la institucionalidad.
Formalización
Otro aspecto del que participó el Fondo es la formalización del proceso. Para tener un tambo, ordeñar y vender la leche hay que cumplir con determinados requisitos que establece el MGAP que tienen que ver con la sanidad del ganado, el carné de salud de las personas que trabajan en el proceso y la calidad del agua, para evitar que sea fuente de contaminación. Para ello anualmente se realizan controles.
"En la quesería artesanal, el productor hace queso hoy y mañana, y nadie controla, no hay forma de supervisar porque existen miles de queseros en el país y no se cuenta con el personal suficiente ni los recursos para recorrer todo el país”, aseguró. También recordó que el 85% son pequeños productores con 15 o 20 vacas. “Estas personas practican la supervivencia, tienen un trabajo digno. Es un modo de vida sencillo, se manejan libremente, pero cuando se los inspecciona no tienen el carné de salud al día, ni los debidos controles”, indicó.
Para revertirlo, con el apoyo en su momento del FDI y del MGAP se realizaron talleres informativos donde concurrían profesionales a informarles sobre las enfermedades que puede acarrear no tener un control sanitario del ganado. De esa forma la gente comprende que debe realizar los controles para mantener el status sanitario que el país que tiene ganado hace años. “Es importante porque Uruguay está bien conceptuado en términos de lechería y lácteos, hay que mantenerlo y mejorarlo”, añadió.
Segundo proyecto del FDI para la quesería artesanal.
Aporte de FDI organizó a queseros artesanales y retuvo a familias productoras en el campo
Productores de Colonia, San José, Soriano y Flores integran la Asociación del Queso Artesanal. El apoyo del Fondo de Desarrollo del Interior (FDI) consolidó su organización tras 10 años de intentos fallidos. El proyecto formalizó un proceso y otorgó institucionalidad a un sector que retiene a las familias en el campo. Hoy, un nuevo plan, próximo a ejecutarse, se centra en la promoción del producto y las buenas prácticas.

Tras la propuesta, se elaboró un proyecto inicial con nueve líneas estratégicas, considerado ambicioso, pretendiendo cubrir todas las áreas. En los hechos se concretaron dos o tres temas considerados prioridad y luego el cuatro con proyectos adicionales del MGAP, MIEM, MEVIR, OEA y FAO. Las dos líneas que quedaron inconclusas son las que tienen que ver con la exportación, un proceso que lleva su tiempo, y las denominaciones de origen y sello de calidad que también se encuentra en proceso.
Gugelmeier aseguró que en este proceso el FDI (dependiente de OPP) fue la plataforma de despegue a la que luego se sumaron otros actores. Un ejemplo de ello es cuando en abril de 2003 se creó la Mesa Coordinadora del Programa de Desarrollo Regional de la Quesería Artesanal de Colonia y San José. En 2005 firmó con el MGAP un megaproyecto con varias líneas de acción, impulsándose proyectos vinculados a sanidad de ganado lechero, salud pública y análisis del agua. Allí se sumó Soriano y Flores.
En este primer proyecto el Fondo aportó 150 mil dólares que se ejecutaron durante siete años. “Estaba previsto que se usara el dinero en tres años, pero se administró muy bien y rindió más tiempo”, explicó. Los recursos terminaron a principio de 2010.
Gugelmeier habló de la importancia de impulsar un sector que garantiza, como pocos, la permanencia de las familias productoras en el campo. Informó que el 25% de los productores de leche fabrica queso artesanal, pero si se mide en términos de producción de leche representan solo el 15%.
“El queso artesanal es un producto auténtico, natural y sano”, dijo. “Auténtico” porque es una marca registrada uruguaya, “natural” por las condiciones en las que se elabora, es leche que se ordeña y dos horas después se convierte en queso, y “sano” por las condiciones en que se elabora. Es derivado de una leche que no tiene ningún agregado artificial.
Fortalecimiento institucional
El financiamiento del FDI permitió el fortalecimiento institucional de la organización de queseros artesanales. Se pasó de un proceso de asambleas públicas donde nadie se conocía, luego se creó la Unión de Queseros Artesanales que duró dos años pero sin una forma clara, hasta que pasó a ser la Mesa Coordinadora compuesta por productores líderes y delegados de las intendencias, quienes coordinaron el dinero del Fondo.
El último paso, en febrero de 2011, fue la instalación de la Asociación del Queso Artesanal con personería jurídica e integrada por una veintena de productores que son los más activos. Hasta ese momento no existía un estatuto que regulara la renovación y designación de autoridades. Esta forma organizada permite que si se acaban los recursos no se desvanezca la institucionalidad.
Formalización
Otro aspecto del que participó el Fondo es la formalización del proceso. Para tener un tambo, ordeñar y vender la leche hay que cumplir con determinados requisitos que establece el MGAP que tienen que ver con la sanidad del ganado, el carné de salud de las personas que trabajan en el proceso y la calidad del agua, para evitar que sea fuente de contaminación. Para ello anualmente se realizan controles.
"En la quesería artesanal, el productor hace queso hoy y mañana, y nadie controla, no hay forma de supervisar porque existen miles de queseros en el país y no se cuenta con el personal suficiente ni los recursos para recorrer todo el país”, aseguró. También recordó que el 85% son pequeños productores con 15 o 20 vacas. “Estas personas practican la supervivencia, tienen un trabajo digno. Es un modo de vida sencillo, se manejan libremente, pero cuando se los inspecciona no tienen el carné de salud al día, ni los debidos controles”, indicó.
Para revertirlo, con el apoyo en su momento del FDI y del MGAP se realizaron talleres informativos donde concurrían profesionales a informarles sobre las enfermedades que puede acarrear no tener un control sanitario del ganado. De esa forma la gente comprende que debe realizar los controles para mantener el status sanitario que el país que tiene ganado hace años. “Es importante porque Uruguay está bien conceptuado en términos de lechería y lácteos, hay que mantenerlo y mejorarlo”, añadió.
Segundo proyecto del FDI para la quesería artesanal.