Basso: Uruguay es referente mundial por sus 13 años ininterrumpidos de promoción de hábitos saludables
La alimentación saludable, la actividad física y la política antitabaco componen las políticas públicas de Uruguay para la promoción de hábitos saludables en la población, la mejor medida contra el avance de las enfermedades no transmisibles, aseveró el ministro de Salud Pública, Jorge Basso. Reconoció que la temática requerirá decisiones importantes por parte de los gobiernos del mundo.

Basso se refirió a la importancia del trabajo de la Comisión Independiente de Alto Nivel de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre las Enfermedades No Transmisibles (ENT), que Tabaré Vázquez copreside y que presentará el 20 de este mes un informe expuesto en junio en Ginebra.
Esta tarea guarda relación con la línea de trabajo de la OMS, encabezada por su director general, Tedros Adhanom Ghebreyesus, y el presidente Vázquez, designado referente en el desarrollo mundial de esas políticas. El objetivo es generar acciones en torno a la epidemia de las enfermedades no transmisibles, mediante la jerarquización del tema en las decisiones de los gobiernos.
En entrevista con la Secretaría de Comunicación Institucional, Basso explicó que esta epidemia es diferente a las históricamente conocidas, ya que se vincula con conductas riesgosas, que generan enfermedades crónicas, muchas de ellas incorporadas a la cotidianeidad del mundo moderno, como el tabaquismo, el alcoholismo, la mala alimentación, el sedentarismo, todos factores de riesgo relacionados directamente con la enfermedad, sobre lo que existe suficiente evidencia científica.
“Estamos en un escenario en el que se requiere mucho liderazgo político y muchas decisiones que son siempre complejas en términos de regulación, lo que implica constantes negociaciones. Esto supone una gran implicancia para los gobiernos desde lo comunicacional, desde la generación de buenos hábitos. Son políticas de gobierno intersectoriales, más allá de los ministerios de salud”, informó Basso, en alusión a la importancia de consolidar un compromiso internacional con la temática y nutrirse de experiencias que han dado buenos resultados.
En ese escenario mundial, Uruguay fue “seleccionado” justamente por el trabajo que realiza desde hace años, mediante políticas y acciones vinculadas con la regulación del tabaco y la alimentación saludable, que incluye el etiquetado frontal de alimentos y las guías de alimentación, además de la promoción de meriendas saludables en los centros educativos, la reducción del consumo de sal, entre otras medidas. A esto se suma la promoción de la actividad física, incluida la obligatoriedad de la educación física en las escuelas.
En Uruguay, el 65 % de la población adulta padece sobrepeso u obesidad y en los niños es de 40 %. Eso se incrementa un 1 % por año en cada uno de los grupos etarios y representa 775 millones de dólares anuales que la sociedad paga por tratamientos médicos o costos indirectos relacionados con las enfermedades que esto provoca (hipertensión arterial, diabetes, colesterol alto y patologías oncológicas). Un 65 % de los años de vida se pierden por muertes prematuras o discapacidad por estos factores de riesgo.
Basso consideró que los 43 prestadores de salud de Uruguay tienen tareas que cumplir. Agregó que deben conocer más a sus usuarios y no solo a los pacientes que consultan, esto implica que trabajen con las personas con hipertensión y con diabetes, así como con quienes registran indicadores de obesidad y sobrepeso, quienes aún no dejaron de fumar o practican un consumo abusivo de alcohol. Para lograrlo, el sistema de salud generó un mecanismo, a través de metas asistenciales (con un estímulo económico), para que las instituciones trabajen con sus usuarios y mejoren los indicadores.