La búsqueda de una oportunidad, un camino para el equilibrio de los más vulnerables
En el antiguo hospital de la calle Millán cada quien cumple su rol, el respeto predomina en cada centímetro de terreno, es el lugar de refugio y recuperación de cientos de personas que parecen haber perdido su identidad. Los profesionales inmersos en una profunda vocación de servicio trabajan por la rehabilitación. Según ellos, los talleres laborales y recreativos son la clave para el reingreso a la sociedad.

Claudia Ceroni, médica psiquiatra al frente de esta tarea, informa acerca de las intervenciones en distintas partes de la institución. "Dentro de los muros del hospital, tienen lugar varios talleres, que día a día estimulan a los pacientes", destacó. Allí trabajan en: huerta, cerámica, teatro, educación física, danza, musicoterapia, psicomotricidad, informática, panadería, talleres literarios y plásticos.
Un desafío que se plantea el equipo técnico es que la mitad de las camas del centro están ocupadas por pacientes que ingresan por disposición judicial, con largos períodos de estadía; por lo que generar actividades que les permitan adquirir conocimientos y recrearse es una meta constante para los profesionales de la salud.
Planto esperanza, cosecho una oportunidad
Son muchos los pacientes que desean participar del taller de huerta, conectarse con la naturaleza les permite sentirse libres, pero para ello necesitan la autorización del médico, así como conservar una buena conducta.
Ruben Bentancor, coordinador de huerta, trabaja con los pacientes y se distingue de ellos por su túnica blanca entre el verde intenso de la vegetación. Nancy, auxiliar de enfermería que trabaja hace tres años en el hospital, también participa del taller. Según cuenta, la clave de su vínculo es tratarlos de igual a igual.
Otro testimonio que muestra la cotidianidad de la huerta es brindado por Michael, un paciente joven, que ve esta actividad como trabajo y diversión. Planta, riega, cosecha y corta el pasto siempre con una sonrisa. Lleva cuatro meses en la Sala 7, ansía volver con su familia; aguarda expectante la llegada de su madre y asegura que el lugar le "regaló" varios amigos.
Aprender trabajando
Los pacientes judiciales de Sala 12 participan de un proyecto laboral que viene dando frutos. En su mayoría cumplen condenas por homicidios y tienen diagnóstico de esquizofrenia.
Su rehabilitación incluye aprendizaje en albañilería y sanitaria, puesto en práctica con refacciones en el hospital. Realizan impresos (serigrafía) en ropa del personal y de cama; una tarea que trascendió los muros del centro, ya que ahora confeccionan trabajos para otros hospitales.
Selva Tabeira es enfermera hace 32 años, y 17 de ellos, trabajó en el Vilardebó. Es el pilar y "motor" del taller de Sala 12. Esta mujer de baja estatura, con una vocación de servicio infinita, trabaja sola con pacientes judiciales en un salón repleto de materiales y herramientas que algún pensamiento prejuicioso podría considerar posibles armas; pero ella no siente temor. Está convencida de que con respeto y cordialidad puede concretar procesos de aprendizaje y reinserción para los pacientes .
Día a día les enseña todo lo que sabe. “A diario me voy asombrada de cómo aprenden”, dice con orgullo.Su relación por momentos traspasa la barrera enfermera-paciente. “Ocupo el rol de madre que no está, porque ese botón que necesitan que alguien se lo pegue o la consulta con el dentista, la resuelven conmigo”, destaca entusiasmada.
La “mesa del Pepe”
“Nos donaron los tirantes de madera del hospital que acondicionamos, sobre ellos tallamos el escudo patrio y lo convertimos en mesa”, cuenta con entusiasmo uno de los pacientes.
"El destino de este trabajo es el hogar del Presidente de la República", dijo José Luis, un muchacho de Maldonado que disfruta de esta tarea. Así se lo harán saber a Mujica y su esposa, Lucía.
“Ponerle un escudo nacional a una madera que tiene 140 años, con todo lo que eso significa es muy importante”, sostuvo orgulloso el joven que sueña con que el mandatario la coloque en el living de su casa. La “Mesa del Pepe” así denominada por ellos, ya comenzó a replicarse y cuenta con varios interesados en adquirirla.
El hogar de Totó
Alegre y enérgico, ese es Totó, un muchacho que atraviesa su existencia en un constante estado acelerado. Tiene retardo severo y fue víctima del maltrato materno. Si bien tiene severas dificultades en el habla, logra hacerse entender.
El hospital es su nuevo hogar, quién sabe por cuánto tiempo, pero se siente tan cómodo que no para de recorrerlo, cosechando sonrisas de todo quien se cruce en su camino.