Desaceleración de la economía 
CEPAL pronostica que la economía de América Latina y el Caribe crecerá este año 3.7%
Un informe de CEPAL establece en las proyecciones para la economía de América Latina y el Caribe en 2012 una reducción en su crecimiento. Esta reducción obedece a un escenario internacional donde se prevé un bajo crecimiento de la economía mundial, con lo cual se mantendrían los pronósticos de una desaceleración de la economía regional con una tasa de crecimiento económico moderada que se ubicaría en el entorno del 3,7%.

Balance CEPAL 2011
Después del repunte que alcanzó la economía de América Latina y el Caribe en 2010, al superar el impacto de la crisis económica y financiera de 2008-2009, la CEPAL estima que en 2011 la economía de la región volvió a crecer, pero a una tasa menor (4,3%), lo que implica una mejora de un 3,2% del PIB per cápita. En conjunto, los países sudamericanos crecieron 4,6%, los centroamericanos (4,1%), mientras el Caribe se expandió solo un 0,7%.
Según el informe, a esta realidad contribuyeron principalmente dos factores: el debilitamiento de la recuperación de la economía mundial y la baja de la demanda interna en el Brasil, la economía más grande de la región.
En conjunto, los países sudamericanos crecieron un 4,6%, levemente más que los centroamericanos (4,1%), mientras el Caribe se expandió solo un 0,7%, debido principalmente a la contracción de Trinidad y Tobago, la mayor economía de la subregión.
En la primera parte del año, la política macroeconómica enfrentó varios desafíos relacionados con la evolución de los mercados internacionales. Los países reaccionaron a estos desafíos de diferente manera, según sus características estructurales, la gravedad del impacto que sufrieron, los instrumentos disponibles y sus prioridades políticas.
En el año en su conjunto, a nivel regional se desaceleró el crecimiento de todos los componentes de la demanda agregada, tras la recuperación en 2010 respecto de los bajos niveles observados a causa de la crisis financiera mundial.
No obstante, el consumo de los hogares continuó creciendo a tasas por encima del PIB. Esto fue posible por una dinámica generación de empleo que redujo la tasa de desempleo regional de un 7,3% a un 6,8% y por aumentos de los salarios reales. Además, el crédito siguió expandiéndose a tasas elevadas.
La disponibilidad de crédito, a tasas de interés que en muchos países descendieron en términos reales, también facilitó un nuevo incremento de la formación bruta de capital fijo, con lo que el coeficiente de inversión alcanzó un nuevo máximo para las últimas décadas, aunque su nivel no alcanzó para sostener las tasas de crecimiento económico requeridas para satisfacer las múltiples necesidades de desarrollo económico y social de la región.
Debido, principalmente, a los altos precios internacionales de alimentos y combustibles, la inflación aumentó en la primera parte del año, pero más tarde empezó a ceder y terminó en una cifra cercana al 7%, solo levemente mayor que a fines de 2010.
En la segunda mitad del año se profundizó la desaceleración del crecimiento regional. A ello contribuyeron menores tasas de crecimiento de las exportaciones, una caída de los precios de los principales bienes básicos de exportación de la región —que, sin embargo, se mantuvieron en niveles históricamente elevados— y un enfriamiento de la demanda interna.
Pronóstico CEPAL para 2012
Este escenario es el que determina las proyecciones para la economía de América Latina y el Caribe en 2012. En efecto, se prevé un bajo crecimiento de la economía mundial, con lo cual se mantendrían los mencionados procesos de desaceleración de la economía regional y la tasa de crecimiento económico bajaría nuevamente, si bien de manera moderada, a un 3,7%.
Sin embargo, no puede descartarse un escenario más desfavorable, en el cual una crisis profunda de la zona del euro incidiría negativamente en los mercados mundiales, lo que afectaría, tanto por los canales reales como financieros, las perspectivas económicas de la región. En este contexto de elevada incertidumbre y ante la posibilidad de cambios bruscos en el entorno externo, los países de América Latina y el Caribe deben prepararse para adoptar medidas apropiadas, según sus realidades nacionales, con el fin de defender y fortalecer las bases de su desarrollo económico y social.