La clave del presupuesto es profundizar los logros sociales con responsabilidad fiscal
El próximo presupuesto estará diseñado en un marco de sustentabilidad de las cuentas públicas y procurará darle continuidad a los procesos de crecimiento, transformación productiva y progreso social, dijo el director de la Asesoría de Macroeconomía del MEF, Andrés Masoller. La meta fiscal es de 2,5% del PIB de resultado fiscal, que es consistente con un resultado primario del 1% del PIB al final del período.
La presentación de Andrés Masoller se desarrolló en función de las etapas que se utilizan para elaborar el presupuesto. El primer paso es establecer el marco macroeconómico y, en ese punto, Masoller indicó que existe alta expectativa por el fortalecimiento paulatino del dólar y el porcentaje de crecimiento chino, que se suma a la situación del continente. “El continente americano es el que más está sufriendo más la situación internacional”, estableció.
“El presupuesto no tiene que estar desprendido de la realidad económica” aseguró Masoller. La responsabilidad fiscal debe ser la guía del presupuesto, que debe asegurar la sustentabilidad de las cuentas públicas, que no afecte el crecimiento ni el empleo y que profundice los logros sociales. Esa es la clave del presupuesto.
En ese marco, la elaboración del presupuesto necesita una proyección realista del producto bruto interno, que Masoller estableció en un crecimiento algo menor al 3% hasta el 2016 y con tendencia al 3% en 2017, porque “la fortaleza del país permite transitar esta senda compleja con menores tasas de crecimiento pero sin entrar en recesión y mucho menos en una crisis”.
La situación de partida es de déficit elevado pero manejable, dijo Masoller, del orden del 3,5% en 2014. Estableció que al Gobierno no le parece bien tener altos niveles de deuda y déficit.
Sin embargo, Uruguay tiene una espalda financiera muy importante por un nivel bajo de endeudamiento, con pocos vencimientos de deuda en el corto plazo y de distintas monedas, lo cual establece un marco muy diferente a otros períodos, “donde nos imponían una estrategia fiscal basada en las urgencias”, recordó. Esta situación permite “adoptar una estrategia gradual de consolidación fiscal sin estar apurados por emergencias financieras”.
La meta fiscal es de 2,5% del PIB de resultado fiscal, que es consistente con un resultado primario del 1% del PIB al final del período, lo que permitirá consolidar el ratio deuda/PIB en un rango “confortable”. Masoller anunció un ajuste de dos puntos de resultado primario, una parte por las empresas públicas y el otro por el gobierno central.
Vamos a estar en la parte baja del ciclo, pero no en una situación crítica. Por tanto, no parece razonable un ajuste fiscal que implique agudizar el ciclo económico y que incluso genere malas expectativas en los agentes económicos.
La principal fuente de ingresos estatales será el crecimiento genuino de la actividad, atada al crecimiento del PIB. En cuanto a erogaciones, dijo que el 30% del gasto se define en el presupuesto, porque el restante 70% está comprometido anteriormente. Se espera que la lógica de las pasividades y el FONASA incrementen los recursos destinados a esos sectores.
A su vez, Masoller estableció que se debe recomponer los resultados de las empresas públicas. La contribución de las empresas públicas a rentas generales, medida en términos del PBI, fue del 2,3% el año pasado y se espera un 3,3% del PBI en 2019. A eso se añaden los compromisos medibles de gestión que se implementarán en esas empresas.
Masoller recordó que las empresas públicas contribuyen no solo con el resultado o las transferencias a rentas generales, sino también con el pago de impuestos directos e indirectos y los aportes a la seguridad social, entre otros. Masoller espera que los proyectos de inversión que finalizan otorguen mayor espacio para realizar otro tipo de inversiones, no necesariamente de las empresas públicas.
Acceda a la presentación de Andrés Masoller en el Foro Económico de ACDE