Fondo Nacional de Recursos

Financiamiento de técnicas cardiológicas se define por evidencia científica y protocolo

La directora general del Fondo Nacional de Recursos, Alicia Ferreira, junto a una delegación de la institución y un experto internacional informaron al ministro Jorge Basso sobre el financiamiento de procedimientos cardiológicos y el manejo de fondos públicos. El Fondo estudia cada caso basado en evidencia científica internacional y protocolos existentes. Destina aproximadamente 12 millones de dólares anuales a estas técnicas.

Ministro Jorge Basso con referentes del área cardiológica del Fondo de Recursos

El ministro de Salud Pública, Jorge Basso, presidió una reunión con la directora general del Fondo Nacional de Recursos (FNR), Alicia Ferreira, los médicos integrantes del Ateneo Cardiológico del Fondo Nacional de Recursos (FNR), representantes de la dirección técnica y el médico cardiólogo argentino Sergio Dubner, experto internacional en el tema.  

El motivo del encuentro, solicitado por el propio ministro, fue recibir información sobre cómo está funcionando en el Fondo el financiamiento del área cardiológica para evitar problemas de comunicación, tanto con la población como con los médicos cardiólogos, respecto a las financiaciones basadas en protocolos y normativas.

Las técnicas cardiológicas que actualmente se financian son: la cirugía cardíaca (la angioplastia, cateterismo cardíaco), y dispositivos como marcapasos y cardiodesfibrilador.  

“El FNR es un fondo de financiamiento que permitió que miles de uruguayos se beneficien con procedimientos que personalmente no podrían pagar. Los cardiodesfibriladores (para personas con episodios de paro cardíaco) cuestan entre 8.000 y 10.000 dólares, a lo que debe sumarse la colocación. Eso el FNR lo paga sin ningún costo para el paciente”, ejemplificó la directora Alicia Ferreira a la Secretaría de Comunicación Institucional de Presidencia. 

Ferreira informó que existe un protocolo de cobertura y explicó que los asesores nacionales e internacionales estudian los casos de los pacientes a los cuales los médicos les indican, por ejemplo, un cardiodesfibrilador, para ver si están dentro de la normativa escrita, que se basa en evidencia científica nacional e internacional. 

“El Fondo está conformado con lo que todos los uruguayos aportamos, con nuestros impuestos, con descuentos del Fondo Nacional de Salud (Fonasa), para que ese dinero público se invierta de la mejor manera en salud en aquellas personas que más lo necesitan, siempre que sepamos que ese tratamiento le significará una mejora en su calidad de vida”, relató.

La jerarca aclaró que, si bien este es un fondo financiero, se maneja diferente a otros seguros en el mundo. En Estados Unidos se define un monto y se determina la cobertura de determinados procedimientos, es decir que cuando ese dinero se acaba se detiene la posibilidad de cobertura. “En el FNR no es así. El Fondo analiza la evidencia científica de determinados medicamentos o tratamientos y estudia el impacto económico de tratar a esas personas a lo largo de los próximos cinco años. Se hace un presupuesto anual, se evalúa la posibilidad y se trata de establecer que ese dinero, que es público, alcance, es decir que  no haya déficit, para tratar todos esos casos”, informó. 

“El límite que se pone es el límite de la evidencia científica, no es ni un límite de edad, ni de procedencia geográfica, ni un límite administrativo. Es un límite que tiene que ver con la mejor evidencia científica”, reafirmó. 

Por otra parte, Ferreira dijo que se trabaja muy bien en el avance de las técnicas cardiológicas que se financian.
Se está en una etapa de ardua negociación con los proveedores de cardiodesfibriladores que pretenden un aumento del 10 %.
“Estamos permanentemente negociando con estos proveedores que importan los dispositivos para que los precios sean adecuados”, indicó. 

El Fondo Nacional de Recursos invierte anualmente unos 200 millones de dólares en tratamientos, procedimientos, dispositivos y medicamentos.  El 80 % se destina a financiar prótesis, trasplantes cardíacos y un 20 % a tratamientos que incluyen los medicamentos de alto costo contra el cáncer y otras enfermedades. Un 30 % de ese 20% se destina al área cardiológica, lo que representaría unos doce millones de dólares. 

 

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