“La inflación no está atada al precio del dólar sino que son temas que van por carriles diferentes", explicó Mario Bergara
“El último dato de inflación no es el que deseamos, pero tampoco hay que verlo con dramatismo”, señaló el presidente del Banco Central, Mario Bergara, en la Cámara Oficial de Comercio, Industria y Navegación. Asimismo, desestimó que el aumento de precios dependa del tipo de cambio y advirtió que el porcentaje difundido no debería ser un problema en la ronda de Consejos de Salarios, ya que hace un año ese guarismo era mayor.
En su presentación, denominada "Que este mundo entreverado no nos entrevere", Bergara abordó el contexto económico global, marcado por la incertidumbre y volatilidad, que presenta afecta a las monedas como el dólar. Reiteró que la política económica uruguaya tiende a acompañar el movimiento del dólar en el mundo, de forma flexible y contractiva.
Con respecto al último dato de la inflación, ubicado en 7,7 % acumulado en los 12 meses cerrados a febrero, dijo que es sensiblemente menor al de hace un año, que a su vez pautó la ronda anterior de Consejos de Salarios. “Las expectativas de inflación se fueron reduciendo llegando al 7 %, lo cual es una buena noticia, muy trascendente para la formación de precios y ante la próxima ronda de salarios”, aseguró.
Según el Bergara, la inflación debe controlarse para mantenerla en órdenes razonables y dentro del rango meta pero explicó que "en ningún momento dejamos de lado los múltiples objetivos, no tenemos el enfoque de sacrificar uno para priorizar otro".
En ese sentido, desestimó que la inflación “esté atada al precio del dólar porque son temas que van por carriles diferentes”.
En la presentación, el jerarca recordó que Uruguay es un mercado pequeño y abierto que no puede fijar el tipo de cambio porque no podría sostenerlo. “Lo hemos aprendido con sangre sudor y lágrimas", sostuvo. Aseguró que la flexibilidad cambiaria que se aplica incluye la participación en el mercado interno bajo ciertos criterios: no ir en contra de los fundamentos financieros, acompañar la evolución global, reducir volatilidad y prevenir apreciaciones o depreciaciones excesivas.
Mencionó que la economía uruguaya creció de forma sostenida en los últimos 14 años y que la expectativa para este año es un incremento cercano al 3 %. Destacó que la macroeconomía evoluciona razonablemente, con la recuperación de la demanda doméstica y el crecimiento de las exportaciones de bienes y servicios, “lo cual muestra que no hay problemas serios de competitividad”.
El superávit primario (sin contar pago de intereses de deuda) supera el 2 % del producto interno bruto (PIB) (2,3 %) y se debe mayormente a los ajustes del sector privado, explicó. Asimismo reconoció que el marco fiscal sigue siendo razonable, pero pautado por la necesidad de adecuarlo en los próximos años. Explicó que los niveles de deuda están en órdenes manejables (30 % en relación al PIB) y que, "sin dramatismo, preocupan al Gobierno, que ya está trabajando en ellos".
El país presenta fortalezas financieras y buena calificación de riesgo, destacó. "Uruguay no solo no debilitó su calificación sino que la fortaleció", dijo.
Con respecto a los niveles de empleo, el jerarca advirtió: “Aunque las tasas de desempleo rondan el 8 %, igual nos preocupan”. El crecimiento económico aún “no arrastra las mejoras hacia los niveles de empleo, porque son variables que actúan con rezago”. Añadió que la tecnología también es un factor que está afectando o cambiando los tipos de empleo.
Por otro lado, precisó que el factor inversiones también debe ser considerado y agregó que se debe seguir trabajando para acompañarlo; la tasa actual de inversión está en el orden del 18 %.
El sistema bancario tiene menos exposición regional y la desdolarización es cambiante según las circunstancias. Los depósitos del sector privado siguen creciendo y los depósitos regionales representan menos del 10 %. Hay una evolución saludable del mercado de capitales locales, finalizó.