Guía de buenas prácticas de comunicación

Informar y sensibilizar sobre la discapacidad es el objetivo de la guía de buenas prácticas de comunicación

“Los medios son generadores de opiniones que influyen en la percepción de la realidad. En tal sentido posibilitan transformaciones de ideas o el reforzamiento de conceptos que posicionan a las personas en situación de discapacidad. El rol de los medios para la transformación de la concepción de discapacidad es imprescindible”, dijo la directora de Pronadis, Begoña Grau en la presentación de la Guía de buenas prácticas.

Guía de buenas prácticas de comunicación

Grau, directora del Programa Nacional de Discapacidad del Ministerio de Desarrollo Social (Pronadis-Mides), habló en la presentación de la Guía de buenas prácticas para trabajadores y trabajadoras de la comunicación, sobre la importancia de la difusión del uso apropiado del lenguaje para referirse a la discapacidad.

Enfatizó que las personas con discapacidad se encuentran en forma cotidiana con barreras físicas, de información, comunicación y aptitudinales que les dificultan la plena participación en sus actividades. En ese contexto la guía de buenas prácticas toma en cuenta esas dificultades y busca mejorar el acceso a una vida independiente y con igualdad de condiciones para las personas con discapacidad.

La guía hace referencia al uso apropiado del lenguaje para referirse a la discapacidad. En ese sentido, Grau hizo referencia a la importancia de los medios de comunicación como generadores de opinión con influencia en la percepción que tienen los ciudadanos de la realidad, lo que transforma o refuerza conceptos que condicionan a las personas con discapacidad.

Para la realización de esta publicación de 33 páginas dirigida a comunicadores se tomó en cuenta el Manual de buenas prácticas para el trato y la atención al público de personas con discapacidad realizado en 2013.

La guía refiere al modelo social de discapacidad, paradigma actual, que pone énfasis en las capacidades de las personas y no en su deficiencia y otorga un lugar de privilegio a la diversidad humana. Este modelo considera que las personas en situación de discapacidad tienen mucho que aportar a la sociedad y que su contribución se realiza en la misma medida en la que lo hacen las personas sin discapacidad.

“Esto significa que la discapacidad no define a la persona sino que se constituye en tanto situación”. Precisó que la discapacidad dependerá de las condiciones contextuales, de las características de cada persona y del vínculo y las prácticas que ejerzan las demás personas para que se produzca una situación de discapacidad.

Uno de los puntos abordados en la guía es la comunicación y trato hacia las personas en situación de discapacidad en cuanto a la utilización del lenguaje. En tal sentido se utilizan los términos persona con discapacidad como sustituto de discapacitado, persona con discapacidad física en vez de minusválido, persona con discapacidad intelectual y no con retardo mental, entre otros términos.

También se define la caracterización general de las situaciones de discapacidad tanto motriz, sensorial, intelectual, psíquica mental o múltiple.

Asimismo se dan pautas para realizar entrevistas a personas con discapacidad, situación para la que se debe obtener su consentimiento y brindar datos específicos del medio de comunicación, el tipo de lenguaje que se usará escrito, lengua de señas, labial o gestual y el lugar donde se realizará la entrevista.

Sobre cómo comunicar sobre la discapacidad, la guía expresa: “la generación de información orienta prácticas cotidianas. Una información errónea (o basada en términos inapropiados, mitos o prejuicios) puede inducir prácticas estigmatizantes. La “buena intención” no justifica el decir y difundir la información de cualquier forma. Es necesario tener especial cuidado en las repercusiones para las personas implicadas, sean o no personas con discapacidad”.

Guía de buenas prácticas 

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