INR generó o recuperó 166 plazas para mujeres en cárceles en cuatro años
Las plazas para mujeres, creadas o restauradas en el período, se distribuyen en unidades de Montevideo, Durazno, Treinta y Tres, Rivera y Artigas, a las que se adicionan 73 en construcción o reforma, señaló el titular del Instituto Nacional de Rehabilitación (INR), Luis Mendoza. La entidad se enfocó en mejorar las condiciones edilicias que contribuyan a rehabilitar a este 8% del total de la población carcelaria, sostuvo.

El total de cupos en construcción, reforma o proyectados en la presente administración suman 706, informó el Instituto Nacional de Rehabilitación (INR) a Comunicación Presidencial. Las plazas se distribuyen de la siguiente manera: generadas y ocupadas, 166; en obras o remodelación, 73, y proyectadas, 467. Las 166 creadas a partir de 2020 se ubican en las unidades n.° 5 (74) y n.° 9 (38), de Montevideo; n.° 12 (12) de Rivera; n.° 18 (14), de Durazno, n.° 21 (22), de Artigas, y n.° 23 (6), de Treinta y Tres. Las 73 en fabricación o mejora se componen de 8 en la ex Cárcel Central, en Montevideo, y 65 en la unidad n.° 20, en Salto. Las proyectadas son 380, cifra que resulta de la diferencia entre las 470 actuales y la capacidad total de 850.
En el organismo hay un total de 15.945 personas privadas de libertad, de las cuales 1.312 son mujeres, lo que equivale al 8% del total de la población carcelaria. Al inicio de la gestión, en 2020, la cantidad era 633, señaló Mendoza. Ese incremento debe ir acompañado de avances en la estructura edilicia y la logística, de modo que se cuente con las condiciones mínimas de habitabilidad.
El jerarca informó que la unidad n.° 20, de Salto, no fue concebida como un centro de reclusión femenino. Añadió que, antes, las mujeres se alojaban en un inmueble que utilizaban los funcionarios, que no disponía de las cualidades requeridas. En la actualidad, se construye un espacio apropiado, con mano de obra de personas privadas de libertad, para alojar mujeres, solas o con hijos, que podría estar finalizado en setiembre.
Mendoza admitió que la situación de Salto se replicaba en otros establecimientos en diferentes puntos del país porque no había un sistema pensado para resolver la situación de las mujeres privadas de libertad. Mencionó el caso de Rivera, donde se construyó un establecimiento para hombres y las mujeres fueron alojadas en el lugar que dejaron estos, en la vieja cárcel. Esto cambió cuando se edificó un centro carcelario para mujeres, solas o con hijos. Algo similar ocurrió en Maldonado.
En Artigas no había un centro específico para mujeres, por lo que debían ser trasladadas a otros departamentos cercanos, lo que implicaba que estuvieran lejos de sus hijos. En esta jurisdicción, se construyó un recinto y en próximos meses podrán comenzar las obras en Rocha. En ese departamento, ante la carencia de un centro, las personas privadas de libertad deben ser conducidas a Maldonado o Treinta y Tres.
La última en inaugurarse fue la unidad penitenciaria n.° 18, de Durazno, que dispone de un sector destinado al alojamiento de mujeres. El dispositivo se integra por 16 plazas, a las que se suman dos para albergar a mujeres con hijos y otras dos para mujeres trans.
Mendoza indicó que el INR trabaja en el concepto de progresividad, de modo que los hombres, a medida que avanzaban en su reclusión, podían ser trasladados de la cárcel a la chacra, con medidas más abiertas. Ahora se procura que las mujeres, que no contaban con ese beneficio, también accedan, como sucede en Treinta y Tres.
En Montevideo se disponía, hasta ahora, de las unidades n.° 5 y n.° 9, en el otrora hospital Musto, devenido en centro de reclusión, que no presenta las condiciones para abordar de forma adecuada la rehabilitación, expresó. Agregó que se construirá una unidad junto a la n.° 1, en Punta de Rieles, con capacidad para 850 mujeres, mediante participación público-privada. Además, explicó que, a través de esta modalidad, la empresa se ocupa del mantenimiento del edificio, la energía eléctrica, el agua y la alimentación, mientras que el INR se hace cargo de la rehabilitación, la seguridad y el comando.
El lugar contendrá instalaciones de preegreso, pensadas para mujeres que van cumpliendo su período de rehabilitación y estén por salir. Además, se incluirán plazas para mujeres trans y se prevé ampliar la capacidad en Rivera con 42 nuevos cupos.