JND elabora registro de entidades que prestan servicio en materia de dependencia en drogas
Con el apoyo de la Junta Nacional de Drogas (JND), la organización mundial Narcóticos Anónimos celebró este miércoles sus 60 años de actividades trabajando con adictos en recuperación a través de grupos de reunión semanal. El secretario general de la JND, Julio Calzada, destacó la aprobación esta semana de un mecanismo regulatorio que permitirá formalizar el trabajo de este tipo de entidades.
El aniversario fue celebrado en Uruguay con un encuentro abierto en Torre Ejecutiva, cuya apertura estuvo a cargo del secretario general de la Junta Nacional de Drogas (JND), Julio Calzada e integrantes de Narcóticos Anónimos. También asistieron al encuentro los subsecretarios de Trabajo y Seguridad Social y Desarrollo Social, Nelson Loustaunau y Lauro Meléndez.
En este marco, Calzada destacó que existe una gran cantidad de instituciones que vienen trabajando desde hace muchos años de diferente manera, pero sin regulación. En función de ello, la JND ha venido trabajando hace más de un año con varios ministerios para elaborar un marco regulatorio para todas las instituciones que prestan algún tipo de tratamiento y asistencia a personas que tienen problemas con las drogas.
El jerarca adelantó que se realizará un registro general en la Secretaría Nacional de Drogas para tener un padrón de aquellas instituciones que sean reconocidas como entidades que prestan servicios en materia de dependencia de drogas y que ello permitirá que estas entidades tengan un relacionamiento más adecuado con otros organismos del Estado a efectos de realizar determinadas gestiones.
Este tipo de entidades, agregó, prestan una asistencia muy valiosa. “Lo que planteamos es que tengan algún tipo de vínculo con el sistema sanitario público, con la Administración de Servicios de Salud del Estado (ASSE) o con el sistema que presta el mutualismo en el interior del país, de manera de que los usuarios además de tener la contención y esa relación en su comunidad de vida puedan también recibir prestaciones de tipo sanitarias propiamente dichas”, consignó el jerarca.
“Son entidades que tienen larga data en el país y sobre todo, creo que tienen un papel muy importante en lo que es la contención y acompañamiento de los usuarios”, añadió. Para Calzada, en materia de drogas no hay ninguna entidad o asociación que tenga “la varita mágica” para solucionar este tipo de problemas.
“Lo que generan, fundamentalmente, es la posibilidad de que los usuarios que tienen problemas puedan acceder a esta contención para iniciar un proceso de recuperación. Muchos seguirán, otros abandonarán, y los que abandonan seguramente busquen otras alternativas que vaya mejor con su perfil y a sus características personales”, expresó.
Comunidad de vida
Narcóticos Anónimos funciona en Uruguay desde noviembre de 1990 y actualmente cuenta con más de 60 grupos que brindan 143 reuniones semanales distribuidas en distintos barrios y localidades de todo el país.
Es una asociación internacional de base comunitaria de adictos a las drogas en recuperación con más de 61.800 reuniones semanales en 129 países.
Ofrece recuperación de los efectos de la adicción a todo tipo de drogas a través de un programa de 12 pasos. Se trata de un programa libre, gratuito y confidencial; para ser miembro el único requisito es el deseo de dejar de consumir. Este es un programa de abstinencia completa de todo tipo de drogas.
Durante el encuentro de este miércoles, Maximiliano (se mantiene reserva de su identidad a pedido de la institución), integrante de Narcóticos Anónimos, contó que es un adicto en recuperación y que está “limpio” hace 11 años. “Hoy estamos haciendo esta celebración del aniversario y queremos pasar el mensaje al adicto que todavía sufre. El mensaje es que cualquier adicto, no importa que droga consuma, puede parar de consumir y obtener así una mejor calidad de vida”.
Maximiliano apuntó que, luego de varios intentos de parar de consumir drogas por su cuenta, conoció Narcóticos Anónimos gracias a un amigo que era miembro de dicha comunidad. “Desde entonces, no he vuelto a consumir”, aseguró.