Lo importante es convivir…

Los juegos olímpicos de la juventud uruguaya, un espacio de alegría e integración

La “Villa Juvenil” que albergó a los más de 2.000 participantes y voluntarios procedentes de los 19 departamentos del país —que le dieron vida y color a la primera edición de los Juegos Nacionales de la Juventud— fue el alma y el corazón de una experiencia no sólo deportiva, sino fundamentalmente sociocultural.

Adolescentes
“¿La verdad? Esto ha dejado plantada una semilla muy grande, tal vez hasta más de lo que nosotros mismos esperábamos”, comentó casi emocionado el Prof. Ricardo Abracinkas, experiente docente de la Dirección Nacional de Deportes, mientras apuraba —porque en las afueras del barracón el “hormigueo” de la “gurisada” es constante y siempre es prudente controlarlo y, si es preciso, hasta apoyarlo— un delicioso y abundante “chop souey”, servido en un plato y con cubiertos de plástico blancos.

“Es admirable, no sólo por el intercambio que se ha dado entre unos 2.000 gurises de 14 a 21 años que no sólo compitieron, jugaron, se mezclaron y tuvieron un montón de actividades cotidianas, sino por la enseñanza que esto les ha dejado”, agregó el Prof. Carlos Tomás, de Florida, que es una de las delegaciones candidatas a llevarse el premio a la convivencia, mientras almorzaba en el inmenso y rumoroso comedor instalado en uno de los añejos e inmensos galpones de la Rural del Prado.

En este caso, el docente del interior no hacía otra cosa que referirse a los espectáculos y las “movidas” musicales que —programadas por los organizadores— se armaron por las noches junto al escenario que se montó en la Villa Juvenil donde se alojan los casi 2.000 participantes de la primera edición de los Juegos Nacionales de la Juventud, porque “el único problema que tuvimos, por así llamarlo, es que ha sido difícil llevarlos a dormir a las 12:00 de la noche, pero eso mismo les hizo aprender a los “gurises” que no se precisa ni un vaso de cerveza para animarse a bailar, a divertirse, a motivarse. Esa fue la gran enseñanza que esto les dejo. “¡Es algo bárbaro!”

Es cierto. Cualquiera que, entre la ceremonia inaugural del lunes pasado, llevada a cabo al mejor estilo olímpico, con las delegaciones ingresando al ruedo por orden alfabético, desfilando y posicionándose con los carteles y las banderas identificatorias de los departamentos participantes, y la de clausura que tiene lugar esta noche, o la disputa de las finales de varios de los 16 deportes en los que se compitió y que se celebrarán mañana, haya logrado ingresar al predio de la Rural, no sin antes dar sus datos personales, reportarse y recibir el “pase” de alguno de los 50 voluntarios que —al igual que los docentes del departamento técnico— estuvieron intercomunicados por audífonos y “walkie talkies” a lo largo de toda la jornada, lo habrá comprobado.

En dos de los tres barracones tradicionales están los dormitorios, donde se dispusieron las 1.900 cuchetas que se adquirieron en forma específica para esta instancia; y en el restante funciona el comedor, donde el servicio de catering de una empresa del sector gastronómico que ganó la licitación por antecedentes y precios permite que la muchachada —además de desayunar— almuerce y cene en dos turnos, en el marco de “un sistema muy ágil y con gran aprobación por la calidad y la cantidad de la comida”, según apuntó el Prof. Abracinkas, y de acuerdo a un menú que incluyó entrada, plato principal y postre, además de haber contemplado situaciones diferenciales como la de los celíacos u otros problemas que requieren tipos de alimentación especiales.

Por todo eso, pues, más allá del “gana-pierde” que implica siempre el desarrollo del deporte de competencia, “los chicos lo disfrutaron”, según el testimonio que aportó con propiedad Emilio Maidana, un voluntario de tan sólo 17 años.

Tiene un significado especial, si acaso, entonces, cuando Maidana —que, pese a su edad, sabe de la temática que trata— señala que “la ceremonia inaugural fue igual que como una de los Juegos Olímpicos, y eso impactó a los muchachos; además, el acto contó con la asistencia de todo tipo de autoridades: de la Presidencia de la República, los ministerios, el Ejército, la Policía, los directores de Deportes de todas las intendencias… ver y sentir que todas esas autoridades hubieran venido por ellos, que ellos eran los protagonistas, para los chiquilines fue muy importante”.


Organización y voluntariado

Los voluntarios —unos 40 del interior y 10 de Montevideo, entre los cuales se cuentan una madre y sus tres hijas— se encargaron de las acreditaciones, el ordenamiento de la entrada al comedor, el acompañamiento a los lugares de competencia y explicar los jóvenes cómo debían comportarse.

Ese conglomerado fue reclutado por el INJU, que coorganizó los Juegos Nacionales de la Juventud junto a la Dirección Nacional de Deportes y —según precisó Valentina Delgado, coordinadora del área de deportes del organismo—  “se hizo cargo de colaborar y dar apoyo en dos comisiones, principalmente: la de actividades y la de integración, ya que el objetivo es que los jóvenes que vinieron desde 19 departamentos, no sólo lo hagan con la impronta de la competencia, sino que también se encuentren, compartan espacios, y quizá en el futuro hasta puedan quedar contactados”.

“La idea no es ‘bueno, vengo y me quedo con mi delegación y no me encuentro con la otra; al contrario. Son jóvenes de 14 a 21 años, muchos de los cuales mañana probablemente vendrán a Montevideo a estudiar a facultad; entonces, la idea es que puedan tener un vínculo con la realidad de la capital y puedan integrarse en ese marco”.

Lo bueno, si es que así se puede decir, o lo lindo, es que Valentina no es mucho mayor que esos muchachos para los cuales la estructura del INJU en la que trabaja armó el llamado “multiespacio”, donde ellos pueden jugar al futbolito, tenis de mesa, ajedrez, damas y también a las cartas.

“Eso es de día, para que después o antes de competir estén más ‘tranquis’”, apuntó Valentina, que luego explicó que “de noche tienen karaoke, se arma baile, así como también tuvimos capoeira, taller de graffittis, circo y BMX en rampas; además, hubo charlas de nutrición, sobre la sexualidad, y una feria de emprendimientos juveniles que realiza el INJU y ya lleva cinco ediciones, donde se arma un espacio para que los emprendedores juveniles puedan mostrarse sin tener que pagar por el lugar. Las propuestos fueron un montón: cine, cortos, audiovisuales…”

En fin, terminó la hora del almuerzo y por ahí andan, centenares de muchachos, caminando en grupos, con botellas de agua mineral y/o naranjas y manzanas en la mano. Para algunos, como Diego Texeira, de Artigas, es como estar protagonizando –más que viendo- una película; “Un viaje hacia el mar”, por citar un reconocido título cinematográfico, incluso en lo deportivo, tal como lo deben haber sentido los nadadores de Tacuarembó, donde –según indicó Maidana- “la intendencia tiene cuatro piscinas al servicio de la comunidad, pero no hay ni una sola cerrada”.

Como dijeron los profesores Carlos Tomás y Ricardo Abracinkas: “Esto (a los jóvenes) les dejó una gran enseñanza”; “ha quedado plantada una semilla muy grande”. En otras palabras: la realización de la primera edición de los Juegos Nacionales de la Juventud fue mucho más lejos de la pureza del deporte, que tradicionalmente se describe a través del dicho que reza: “Lo importante es competir”. Lo importante ha sido convivir. Con alegría. Sin alcohol. Sin tabaco. Sin siquiera esperar a mañana para saber quiénes han triunfado en las finales; al fin y al cabo, lo que cuenta es que no perdió nadie. Todos ganaron.


Apoyo institucional

Además del apoyo de empresas estatales y privadas como el INACOSE, ANTEL, Banco de Seguros del Estado y Cutcsa, el desarrollo de los Juegos Nacionales de la Juventud, que reunió a unos 100 competidores por cada departamento del interior y alrededor de 300 por Montevideo, contó también con el aporte de la embajada británica en nuestro país, que colaboró para la realización del “Día del Olimpismo”, que se celebra en la presente jornada, con la proyección en una pantalla gigante de imágenes referidas a los Juegos Olímpicos y, específicamente, a los que se celebrarán en Londres el próximo año.