La ley orgánica policial que sustituyó la norma de la dictadura es un pilar de la modernización de la Policía
La nueva ley orgánica policial, que actualizó los fundamentos de la profesión, los recursos materiales y la formación de los uniformados, así como los salarios, la capacitación y el armamento de la Policía, permitieron que 2017 fuera el primer año, desde 1985, con una clara disminución de los delitos, afirmó el ministro del Interior, Eduardo Bonomi. Las rapiñas bajaron un 13 % en dos años, agregó.

Uno de los objetivos del gobierno de Tabaré Vázquez, consultado anteriormente con el Ministerio del Interior, es bajar las rapiñas un 30 % en el período 2016-2020. “Hoy estamos bajando el 13 %, por tanto, en el resto del mandato vamos a cumplir con lo prometido”, aseveró Eduardo Bonomi, en diálogo con la Secretaría de Comunicación Institucional. “Hemos puesto ideas, recursos y trabajo para tener una nueva Policía, lo cual es reconocido por la población uruguaya”, dijo el ministro.
En el país se debatió por mucho tiempo entre mano dura o políticas sociales para afrontar los problemas de la seguridad y la convivencia, reseñó el ministro. “De alguna manera, cada cual presentaba su receta, sin tener en cuenta que se necesitan las dos cosas: disponer de políticas de policiamiento y políticas sociales, que quiten elementos de continuo pasaje de gente a la tarea delictiva. Eso es lo que dará soluciones de fondo a mediano y largo plazo en la seguridad”, afirmó el jerarca.
Pero mientras tanto —prosiguió— se necesita la actuación de la Policía para la prevención, disuasión y represión del delito. Si se parte de 1985, los delitos subieron sostenidamente. Este año es el primero con baja en las estadísticas desde 2002.
Para iniciar los cambios fue necesario un diagnóstico y un nuevo plan. “Hubo que modificar el despliegue (de la Policía) porque era de la década de 1940. Sin poder aumentar la cantidad de comisarías, buscamos una organización por zonas, que tuviera otro sistema de comunicaciones, aportes de tecnología, nuevo armamento y, sobre todo, una nueva ley orgánica policial”, ponderó Bonomi.
Recordó que la anterior ley policial era de 1971, elaborada para adaptar a la Policía al enfrentamiento armado y que la ponía a la al servicio del organismo represivo que dirigían las Fuerzas Armadas. “El paradigma de seguridad era la seguridad del Estado y no la seguridad de los ciudadanos”, explicó. “Nosotros incorporamos esos aspectos a la ley orgánica, que sentó las bases para esa nueva Policía”, desarrolló.
Añadió la dignificación de los efectivos policiales mediante el salario y sus ingresos: hoy cobran más de 30.000 pesos, que se pueden incrementar con el servicio 222, los compromisos de gestión o el Programa de Alta Dedicación Operativa.
Otro aspecto esencial en la transformación policial fue modificar el sistema educativo, puesto que el anterior tenía una escala básica y el ascenso hasta suboficial mayor se daba por separado.
Hoy en día se unificaron los módulos de la curricula de pasaje de grado, y, desde el primer momento, el cadete pasa a ser agente de policía contratado y comienza a cobrar salario. Esto lo habilita a realizar prácticas, es decir, patrullaje en la vía pública.