Riqueza de biodiversidad

Montes del Queguay y Laguna Garzón están próximos a ingresar a sistema de áreas protegidas

Entre 2008 y 2014 se incorporaron 10 zonas al Sistema Nacional de Áreas Protegidas. El conjunto abarca 125.000 hectáreas (0,4 %) del territorio continental y marino del país. Además de Montes del Queguay (Paysandú) y Laguna de Garzón (Rocha y Maldonado), los Humedales de Santa Lucía (San José, Canelones y Montevideo), Laureles-Cañas (Tacuarembó y Rivera) e Isla de Flores (bahía de Montevideo) también avanzaron en el proceso.

Montes de Queguay

Desde el 2008 a la fecha ingresaron al Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP) diez áreas: Quebrada de los Cuervos (Treinta y Tres), Valle del Lunarejo (Rivera), Laguna de Rocha (Rocha), Chamangá (Flores), Cabo Polonio (Rocha), Esteros de Farrapos e islas del río Uruguay (Río Negro), Cerro Verde e islas de La Coronilla (Rocha), Grutas del Palacio (Flores), Rincón de Franquía (Artigas) y San Miguel (Rocha).


“Durante el año 2013 se avanzó en los procesos de ingreso de dos nuevas áreas al SNAP: Montes del Queguay (Paysandú) y Laguna de Garzón (Rocha y Maldonado)”, señala la edición número 10 del Boletín SNAP. “En ambos casos —agrega la publicación— se completó el proceso de consulta pública y se alcanzaron buenos niveles de acuerdo entre distintos actores, públicos, privados y de la sociedad civil vinculados a esas áreas (…)”.


El coordinador general del proyecto SNAP, Guillermo Scarlato, informó a la Secretaría de Comunicación que Montes del Queguay está “muy próximo” a incorporarse al SNAP y en el caso de laguna Garzón, el Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente (MVOTMA) “ultima los detalles administrativos” en ese proceso.


Humedales de Santa Lucía (San José, Canelones y Montevideo), Laureles-Cañas (Tacuarembó y Rivera) e Isla de Flores (bahía de Montevideo) también se encuentran en un avanzado grado de avance para su ingreso.


Las 10 áreas incorporadas cubren una superficie de 125.000 hectáreas que representan el 0.4 % del territorio continental y marino del Uruguay. “Es un porcentaje muy pequeño todavía”, admitió Scarlato. “El nuestro es un sistema muy joven que ha avanzado muy rápido en su construcción en los últimos seis años”, destacó. Adelantó que “la proyección es seguir incorporando nuevas áreas que representen elementos de valor diferentes en el territorio”.


Conservar territorios bajo uso humano

“En el proceso de incorporación de nuevas áreas somos cuidadosos en conformar un sistema que represente la diversidad biológica del país”, señaló el jerarca. “Debemos avanzar gradualmente en tener representados en las áreas los distintos tipos de paisajes típicos y ecosistemas de Uruguay y las diferentes especies identificadas como prioritarias para la conservación”, sostuvo.


A modo de ejemplo, el entrevistado afirmó que “es muy distinto Lunarejo (ecosistemas de quebrada, campos de basalto superficial y valles de arenisca) de la Laguna de Rocha (laguna costera con una dinámica de intercambio entre el océano y la laguna, con un sector marino y uno lacunar).


“El conjunto de las áreas tienen que representar la riqueza de la biodiversidad, y también en valores de patrimonio cultural”, apuntó el entrevistado.


Scarlato estableció que “es necesario comprender que los procesos de ingreso de las áreas al sistema son relativamente complejos. Por un lado requieren un análisis y una definición desde el punto de vista técnico que justifique que una determinada área sea parte del sistema. Después, añadió, hay otro proceso por el cual se deben lograr niveles de acuerdo social suficientes para que, una vez que el Poder Ejecutivo decreta la incorporación de un área, su implementación sea razonablemente viable”.


Para ilustrar la complejidad del proceso de incorporación de un área al SNAP, Scarlato sostuvo que, a diferencia de otros países de la región, en Uruguay el sistema se instala y desarrolla sobre tierras que en alta proporción son privadas y están incorporadas a sistemas productivos o a distintos usos. Esto hace que “debamos trabajar en conservación de territorios bajo uso humano”, observó.