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MSP celebró el Día de la Mujer junto a Dinorah Castiglioni, la primera cirujana uruguaya

A sus 95 años, la doctora, cirujana y profesora Dinorah Castiglioni se excusó por no tener las palabras suficientes para expresar lo que un reconocimiento así le generaba. Sin embargo, con soltura y humor, recordó cómo fue el recorrido que la llevó a convertirse en la primera mujer cirujana del país. “Soy una optimista patológica y nunca sentí dificultades en el camino. La vida es más fácil vivirla que pensarla”, reflexionó.

Homenaje a Dinorah Castiglioni

Dinorah Castiglioni nació en octubre de 1918. Su madre, que era maestra, la guió por el camino de la pedagogía y obtuvo el título de magisterio en 1936. Decidida a concretar su vocación de médica, ingresó a la Facultad de Medicina, obtuvo su grado de doctora en 1950 y comenzó su especialización en cirugía, convirtiéndose en la primera mujer graduada en esa especialidad. Aunque quisieron desanimarla porque, según le habían dicho, “ninguna persona se dejaría operar por una mujer”, Castiglioni no renunció a su formación ni a su sueño, y concretó su primera intervención quirúrgica en un adulto con una operación de apendicitis antes de 1954.

En la víspera del Día Internacional de la Mujer, el Ministerio de Salud Pública rindió homenaje a esta profesional, subrayando su gran desempeño y tenacidad que allanó el camino para muchas mujeres trabajadoras que se desarrollaron en la historia de nuestro país.

Este acto de reconocimiento incluyó la presencia de la ministra de Salud Pública, Susana Muñiz, la presidenta de la Administración de Servicios de Salud del Estado (ASSE), Beatriz Silva, la directora general de la Salud, Adriana Breccia, y la directora del Programa de Salud de la Mujer y Género, Cristina Grela, quienes destacaron la fortaleza de Dinorah Castiglioni.

Por su parte, Castiglioni, con mucha emoción pero también con mucha naturalidad, expresó que a pesar de que sabía que ingresaba a un mundo “de hombres” no sintió la diferencia de sus colegas, ya que su determinación y optimismo no le permitieron renunciar ante las dificultades. Si bien reconoció que era una época en la que se debía “trabajar mucho y hablar poco”, también subrayó que “la vida es más fácil vivirla que pensarla” y animó a todas las mujeres a no dejarse intimidar por los obstáculos que a veces puedan presentarse. “Que la mujer jamás luche por ser igual al hombre, que luche por la equivalencia”, sentenció.

Apelando al humor, Castiglioni sostuvo que este reconocimiento es “inmerecido”, según sus palabras: “Haber sido la primera cirujana es porque soy muy vieja y tengo muchos años encima”. También recordó una frase que aprendió de su padre para animar a todas las mujeres a concretar sus aspiraciones: “donde hay una voluntad hay un camino, y si el camino para algunos puede ser más difícil, por regla general, si uno quiere hacer las cosas realmente bien, llega un momento en el que puede”.

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