Mujica analizó importancia de “Instrucciones de 1813” en marco del conflicto entre puertos
El Presidente Mujica, en su alocución radial, reiteró evaluaciones históricas y vigencia del legado artiguista. Tal como estaba anunciado por ser abril el mes del bicentenario de las Instrucciones de 1813, Mujica se refirió a la importancia de ese documento en el marco del conflicto entre puertos, a inicios del siglo XIX. A pesar de esa historia de conflictos, “nada ni nadie podrá separarnos. Definitamente”, dijo Mujica.

Tal como lo ha venido sosteniendo en las últimas intervenciones radiales sobre el papel que cumplieron las instrucciones que el artiguismo vuelca en 1813, el Presidente Mujica comenzó destacando que dicho documento “es, en la historia de América Latina, un documento revolucionario ya que planteaba la independencia total, sobre lo cuál “vaya que se vacilaba”, agregó.
“La idea de fundar una república perturbaba a mucha gente importante y no era para menos. Había pasado la oleada de la Revolución Francesa y el mundo se aprestaba a una época de restauración conservadora”. En ese contexto, “sorprende la audacia del artiguismo”.
Sostuvo el Presidente que van a pasar muchos años antes de que esta idea sea aceptada y habrá muchas idas y venidas pero junto con esa "idea explosiva" había una no menos explosiva que desde el punto de vista práctico era causa del incendio opositor que surgió con puerto de Buenos Aires: la idea de confederación. Cada provincia tendría su gobierno, su legislación, sus poderes autónomos y el Gobierno Nacional solo se ocuparía de las cuestiones generales.
Este concepto, dijo Mujica, al plantear “como requisito ineludible que la capital no puede estar en Buenos Aires”, encenderá los intereses de provincias del litoral. Explicó que lo más importante era el cobro de los derechos de aduana, que era la única forma de recaudar en la época, por lo que la posesión de puerto era clave. Agregó que con ese dinero se pagaba ejércitos para tener poder militar y poder político. El comercio de ida y venida pasó a ser central en la economía.
Todas las provincias con salida al río -con necesidades de vender y comprar-, clamaban por libertad de comercio, por lo que entendían que en la idea de confederación "les iba la vida".
La confederación es la causa de la explosión política que hizo tambalear gobiernos enteros. El puerto de Buenos Aires y los intereses unidos a él quisieron “aniquilar al artiguismo” y no pudieron; la contraofensiva política se extendió como una hoguera. Luego trataron de transar y engañar. Artigas rechazó el desmembramiento político planteando condiciones, volviendo a la filosofía del pacto federal del documento. Entonces “tramaron por abajo” lo peor: la invasión portuguesa.
El argumento prosiguió sosteniendo que "ese drama compone el fin de la gesta artiguista". El período fue hasta el año 1820. Se fueron juntando factores que crearon las condiciones que entre perderlo todo y perder una provincia, los intereses portuarios no vacilaron.
Explicó el Presidente que no se puede entender la política si no se ven los intereses económicos en juego y los factores militares. “Faltos de capacidad militar para liquidar el pleito se optó por el camino peor, el de la traición. Esa es la historia de la invasión portuguesa”.
“Ese pleito generó las condiciones para gestar el proceso de separación. Fuimos la Banda Oriental y tuvimos que construir el Uruguay”. El documento con las Instrucciones de 1813 también plantea el germen del federalismo.
“Creo que las claves de este documento son importantes para explicar las contradicciones que nos tocaron vivir como historia. Pertenecemos a la misma placenta”, dijo el Presidente.
“La historia nos fue separando, y la historia tiene la realidad de lo vigente. Nacimos en misma placenta de los pueblos argentinos. Ese drama nos separó y nos unió en el dolor porque de alguna manera todos pagamos un precio”.
“La derrota política del artiguismo no pudo ser total porque la semilla quedó andando, por un lado. Por otro lado generó el germen político de nuestra nacionalidad y por otro lado es también la historia de las divisiones internas. Porque el carácter radical y profundo del artiguismo, si bien al principio todos los sectores sociales se prendieron a la revolución, en la medida que la llama de la revolución se extendió en el tiempo y espacio, la afectación de fuertes intereses económicos y el mensaje social del artiguismo fue separando gente, sobre todo clases acomodadas. Alguien diría por ahí que ‘la revolución nos prometió un paraíso y nos metió en un infierno”.
Mujica terminó sosteniendo que “si bien la historia nos separó, nada ni nadie puede descuajar nuestra historia; pertenecemos al grupo de esos pueblos. Tenemos que andar bien con toda la humanidad pero sobre todo con esos pueblos, y nada ni nadie podrá separarnos. Definitivamente”.