Mujica aseguró que la información deformada atenta contra la objetividad de las opiniones
El Presidente José Mujica expresó que los uruguayos no reconocen "la imagen positiva" que, respecto al país, se percibe desde afuera, producto de la deformación que los medios realizan. Dijo que "cuesta realizar campañas objetivas cuando se busca sembrar una visión negativa". Aseguró que "se pasa de libertad de prensa a libertinaje, pululan verdades a medias y no se ratifica la veracidad de las noticias".

En su audición radial por M24, el Presidente de la República, José
Mujica, reiteró que el país se percibe desde el exterior "con una imagen
enormemente positiva, pero que a los propios uruguayos nos cuesta ver las
características que generan admiración de otros países".
Recordó que ayer recibió a una
delegación de gobernantes y empresarios de la ciudad de San Petersburgo,
“puerto notable de entrada de la economía del país y del grueso de América
Latina al ‘continente ruso’”, describió. Esta misión viajó a Uruguay con una
definición estratégica, porque considera al país como un lugar ideal para
establecer alianzas, negocios y nexos con toda la región.
El mandatario afirmó que es un
aspecto casi cotidiano que las delegaciones que vienen del exterior valoren en
forma muy favorable al Uruguay y aseguró que si bien se dice que él, como
presidente actual, accede a una consideración internacional muy positiva, en
realidad, es el país el que contribuye a mostrar esa imagen. Argumentó que hace
diez años "Uruguay estaba empatado con Haití en inversión, ubicándose en
el fondo de la tabla" y destacó el crecimiento de las inversiones que
llegan. “Ese es el documento más objetivo de cómo nos ven. Si de afuera vienen
a colocar su platita para reproducirla es porque somos confiables”, afirmó.
Mujica aclaró que los
uruguayos “estamos lejos de darnos cuenta de esa imagen que cultivamos hacia el
exterior”. Agregó que no se valoran las garantías laborales, ni las normativas
que brindan seguridad al empleado pero también a quien invierte, no se le da
valor a la estabilidad política y jurídica ni a que el país es “altamente
previsible”. De todas formas, el Presidente reconoció la existencia de
problemas, pero los consideró “bagatelas” respecto a los de otros países.
“Hay que reconocer que la
democracia nunca es perfecta porque los hombres no lo somos y no podemos serlo.
Arrastramos nuestra humanidad, contradicciones, grandezas y miserias. Siendo el
mejor sistema que pudo inventar el hombre, la democracia tiene en el seno
de sus virtudes sus propias enfermedades”, argumentó. “Tenemos la enorme
limitante de los sistemas de información pública de nuestra defectuosa y
enferma libertad de prensa. No porque no exista libertad, sino porque se cae en
el libertinaje, deformación de la libertad; pululan verdades a medias, la
constante eliminación de contextos y falta esfuerzo para ratificar la veracidad
de las noticias”, añadió.
Ratificó el derecho a
especular, pero no a que la especulación se vuelva noticia. “Son cosas casi
cotidianas a las que nos acostumbró nuestra libertad de prensa, el supuesto
periodismo independiente. Estamos en una sociedad donde mucho se compra y mucho
se vende. A veces nos preguntamos si pasa lo mismo con la independencia”,
sostuvo.
El jerarca recordó que la
población tiene que formar su sensibilidad, su conducta y consideró que “pasar por
esa red sin recibir un baño fuerte de visión negativa, resulta cada vez más
difícil”. “De afuera nos miden con objetividad, desde adentro con sensaciones
de carácter informativo que van construyendo un modo general de pensar y de
ver”, agregó. En este sentido, consideró que los uruguayos no se dan cuenta de lo
que tienen y no pueden ver los problemas más graves que amenazan el futuro como
el narcotráfico o los siniestros de tránsito. “Hay titulares y campañas para
cualquier cosa, buscando sembrar una visión negativa. Es inútil realizar
campañas que busquen ser más objetivas con la realidad”, dijo.
“Un estado de derecho
significa el escalón más alto que por ahora logró la humanidad para garantizar
los derechos del individuo y la gente”, recordó Mujica, quien agregó que “con
todos sus bemoles es un paso superior en materia de civilización, pero también
tiene brutales patologías”. En ese sentido se refirió a los “picapleitos que
terminan robándole suculentas sumas al Estado”, en alusión a los abogados que
defienden casos contra el Estado. Los definió como “formas parásitas” y “una de
las peores patologías” que tiene el país.
Mujica concluyó: “La democracia, con todos sus defectos, es nuestra porque es republicana. Queda claro que estamos en un país hermoso, que no nos damos cuenta, que quienes lo ven de afuera quedan impresionados. Estamos en un país con multitud de cosas por superar que no vendrán como regalo de los cielos. Nada se logra de la noche a la mañana, pero es posible ir superando escalón por escalón la suerte de una nación”.