Reconocimiento y admiración

Mujica es valorado en Brasil como un referente de la democracia latinoamericana

Desde que arribó a Río Grande Do Sul, el Presidente Mujica recibió demostraciones de afecto y admiración, tanto de las autoridades locales como de uruguayos residentes en el país norteño, que acompañaron al mandatario en cada actividad. Lo que más llamó la atención es que ciudadanos “comunes” de origen brasileño se acerquen para abrazarlo, pedirle una fotografía y elogiar su gestión y personalidad.

Mujica saluda a uruguayos en Brasil
Los homenajes oficiales y protocolares incluyeron la condecoración con la “Ordem do Ponche Verde no grau Grã Cruz” que tiene un significado importante en la historia de este estado y es elegido como una distinción para figuras reconocidas, otorgada por el gobernador Tarso Genro, hasta la entrega de la “Medalla al Mérito Forroupilha” de manos del presidente de la Asamblea Legislativa, Adão Villaverde con una sala colmada de público que despidió a Mujica de pie, con ovaciones y aplausos.

En el traslado a pie desde e Palacio Piratini hasta el edificio de la Asamblea Legislativa el Presidente debió detener su marcha en reiteradas ocasiones al ser interceptado por grupos de personas de nacionalidad uruguaya y brasileña con el objetivo de saludarlo, sacarse una fotografía y alentar su gestión. 

El tono del discurso de Mujica atrapó a cada uno de los presentes y les “robó” más de una sonrisa en los distintos actos de la primera jornada de trabajo en tierras brasileñas. 

El mandatario dijo emocionarse y congratularse por tantas demostraciones de afecto, incluso de personas mayores que él. 

Tarso Genro habló de la historia de vida de Mujica y lo calificó como un ejemplo a seguir para quienes creen en  la democracia y la igualdad.

Adão Villaverde coincidió en que el jerarca uruguayo es un referente de la democracia,  aludió a sus compromisos históricos y definió a nuestro país como una nación honrada y de primera.

El Presidente de la República dijo no ser merecedor de tantos reconocimientos y se definió como un “castellano porfiado, terco y duro”. Aceptó las distinciones porque son para su país y su gente, sostuvo.

Cuando caía la tarde en la ciudad de Porto Alegre, el sonido de las lonjas repicando invadía toda la avenida adornada con banderas uruguayas y algún que otro mate que acompañaba a un puñado de compatriotas que dejaron los pagos algún día, pero conservan su corazón oriental a través de sus costumbres e idioma. 

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