Mujica reivindicó labor de médicos rurales y abogó por solidaridad y amor como valores
Al inaugurar obras en el hospital de Artigas, el Presidente Mujica elogió la tarea de quienes trabajan en la Salud, sobre todo aquellos que dedican su vida a atender a necesitados “sin preguntarles a quién votaron”. Se refirió a quienes "tienen poco reconocimiento social, pero andan al ras de los yuyos para tender una mano”. El mandatario reiteró la necesidad de apelar a la solidaridad y al amor en esta sociedad de consumo.

En su oratoria, en el marco de la inauguración de obras en el hospital de Artigas, el Presidente de la República, José Mujica, aseguró que "los médicos y enfermeros tratan de curar nuestras enfermedades y cuidar nuestra vida. Se nos hace tan rutinaria la vida que no la cuidamos y hasta frecuentemente la malgastamos", dijo. También aseguró que "tenemos tajos y cicatrices en nuestro cuerpo, nuestra historia también tiene 'tajos', a veces vueltos cicatrices y a veces sangrando”.
“No se cansen de ser buenos, y menos, de ser mejores”, indicó Mujica a los presentes, a quienes les recordó que todos tenemos algo para dar al otro, aunque no sea más que una mano tendida a alguien que no puede levantarse. En este sentido, abogó por una “cultura de solidaridad, en una sociedad donde predomina la ambición del progreso y donde nos gusta poco mirarnos al espejo".
“Tenemos una sociedad cada vez más rica, pero con cada vez más necesidades materiales”, sostuvo Mujica, quien agregó que “paradojalmente cuanto más crecemos como sociedad, más nos desposeemos de compartir”, en alusión a la multiplicación de la riqueza y del egoísmo que los considera como enfermedades que aquejan a la sociedad uruguaya.
El Presidente felicitó a los médicos y académicos que dedican su vida en atender al necesitado “sin preguntarles a quién votaron, a los que tienen poco reconocimiento social, andan al ras de los yuyos, y tienden la mano”, en referencia a los médicos rurales.
Puso énfasis en quienes “quedan a un costado del camino”, como las mujeres con varios hijos a las que algún hombre “cobarde” abandonó, o los “viejos derrumbados”. Recordó que el Estado no les puede dar amor, porque eso es intransferible del ser humano. Insistió en que está bien luchar por presupuesto y reclamar, pero dijo que también hay que poner algo: “el alma en la cancha y tender una mano a los que quedan a un lado del camino”. Y hacerlo, "no porque haya plata para cobrar, porque no todo es dinero, riqueza o reconocimiento". Dijo que se trata de “reconocernos a nosotros mismos por nuestra calidad humana”.