Sistema penitenciario

Niveles y ritmo de inversión resolverá hacinamiento carcelario en 2015

El Comisionado Parlamentario Penitenciario, Álvaro Garcé, destacó la inversión realizada por el Gobierno desde 2008 en materia carcelaria. Esto significó la construcción de más de 2.000 plazas en los establecimientos de Maldonado, Rivera, Punta de Rieles, además de la ampliación del Comcar y del Penal de Libertad que, en su conjunto equivale a la construcción de un Comcar y medio y supera la inversión realizada en los últimos 60 años.

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El titular del Comisionado Parlamentario Penitenciario, Álvaro Garcé, afirmó que “si se continúa invirtiendo en el sistema penitenciario con los niveles y el ritmo que se viene realizando en los últimos años, probablemente el hacinamiento crítico va a estar resuelto entre 2014 y 2015”.

Garcé participó, junto al ministro del Interior, Eduardo Bonomi; la representante de ONU en Uruguay, Susan Mc Dade y la presidenta de la Comisión Parlamentaria Especial para el Seguimiento de la Situación Carcelaria, Lucía Topolansky del Seminario “Cárceles en el Uruguay. Realizaciones y Perspectivas”. El mismo fue organizado por la Fundación Entre Todos y se realizó hoy en el anexo del Palacio Legislativo.

Si bien consideró que la situación de emergencia carcelaria continúa, destacó que la Ley de Presupuesto para el período 2010-2015 asignó una cantidad hasta ahora nunca antes destinada al sistema penitenciario. Además, valoró la  Ley de Emergencia Carcelaria y el proyecto de creación del Instituto Nacional de Rehabilitación, que se encuentra en la órbita parlamentaria.

Respecto a la sobrepoblación, Garcé indicó que existen 9.300 personas privadas de libertad en todo el país, y la cantidad de plazas se estiman en 7.000. “En el Comcar, que cuenta con un 35% de la población reclusa del país hay 3.200 personas donde tendría que haber 1.600. La densidad es del 200% cuando el límite considerado crítico es de 120%”.              


Cuatro inversiones en 60 años
Para ilustrar la magnitud de las inversiones realizadas en los últimos tres años, Garcé se refirió a las inversiones del Estado uruguayo desde 1950 hasta el presente. El expositor relató que en los últimos 60 años hubo cuatro movimientos de inversión: a fines de la década del 60 se terminó de construir el celdario del Penal de Libertad que se agregaba a una construcción inaugurada en 1945 y que estuvo disponible en 1971. 

Una segunda inversión se realizó en la década de 1970 y principios de los años 80 en que se construyeron siete cárceles: seis en el interior (Colonia, Cerro Largo, Maldonado, Durazno, Salto, Paysandú y Río Negro). También el Comcar, que si bien se inauguró en 1986, el 90% se construyó durante la dictadura.

La tercera etapa tuvo lugar entre los años 90 y la década pasada. Allí se invirtió en los establecimientos de Canelones (módulos uno y dos), San José en 2008, al tiempo que se recuperaron las plazas que fueron destruidas en los motines de Libertad en 1999 y 2002.

Puso énfasis en el cuarto movimiento de inversión que se inició en 2008 y significó la construcción de más de 2.000 plazas entre Maldonado, Rivera, Punta de Rieles, ampliación del Comcar y del Penal de Libertad. “En conjunto, esto equivale a un Comcar y medio y este había sido la inversión mayor en los años precedentes”, subrayó.

Bonomi, en un tramo de su alocución abordó algunos aspectos del proyecto de creación del Instituto Nacional de Rehabilitación que se encuentra en la órbita parlamentaria.

En similar línea de razonamiento que Topolansky, afirmó que las cárceles tienen que salir primero de la Policía, cuando aumente la cantidad de operadores carcelarios civiles. Después deberá hacerlo del Ministerio del Interior para convertirse en un organismo descentralizado que tendrá como referencia a esa cartera, a la de Educación y Cultura o de un futuro Ministerio de Justicia.

En consideración del secretario de Estado, el recluso debe recuperar la libertad “con un criterio de rehabilitación y eso se logra con trabajo, estudio y deporte”.

Bonomi mencionó que tuvo oportunidad de recorrer cárceles de diversos países como Argentina, Brasil, Chile, República Dominicana, Estados Unidos, España, Francia e Israel.

“Lo que nos ha convencido de lo que vimos fue la progresividad. No hay un tratamiento para el recluso igual para siempre sino que se modifica a partir de su actitud y conducta. Si tiene disposición mejora y si sigue vinculado al mundo del delito y participa, el mismo empeorará”, concluyó.

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