Presidencia Uruguay

El mandatario destacó el mal estado de la caminería rural del interior del país. En ese sentido recordó un viaje realizado a Laureles, en Tacuarembó, para visitar “algunos paisanos” que viven allí. Para recorrer el tramo desde la cuidad capital al pueblo demoró más de tres horas por el mal estado de la ruta, explicó.

  

Mujica dijo que en esas zonas alejadas de las ciudades viven “pequeños productores y peones que son los escalones más humildes de lo que se puede llamar la clase media rural”. Pero en estos tiempos en los que la modernidad está por todos lados, “no es conveniente que los pobladores de la campaña tengan esa problemática para moverse”, sostuvo y detalló: "Andan como pueden en algunas camionetas en general viejas, motos y todavía en algún carrito de pértigo”.

Comparó los costos productivos que genera la mala caminería, que hace que los camiones se rompan y demoren más tiempo en trasladar la mercadería. Dijo también que buena parte de los productos que exporta el país, primero “se arrastran” por esos caminos antes de llegar a la carretera. 

El Presidente de la República indicó que en Uruguay hay más de 24.000 camiones de carga pesada con un valor de 2.000 millones de dólares aproximadamente. Estos vehículos trasladan la mercadería desde su origen, por lo que transitan por caminos rurales que hacen que “caminen muy lento” y demoren horas entre carga y descarga de mercadería. Por lo que el mandatario entiende que genera demoras y pérdidas en el camino de la productividad, entre muchas otras cosas, y se hace necesario mejorar la caminería. 

“Es obvio que las intendencias no pueden hacer frente a esta situación porque se ha multiplicado el tránsito pesado, y es notorio que cuanto más pesado es, más destruye el camino. Es un problema que se alimenta a si mismo”, explicó Mujica y aseguró que “hay que invertir mucha plata en caminería rural" inversión que "la tienen que pagar en parte los hombros más fuertes, porque son aquellos que en los últimos años recibieron enormes beneficios por la vía de la capitalización, y seguirán recibiéndolos".

“No estamos hablando de cifras aterradoras” indicó el Presidente y agregó que “un grupo pequeño de grandes empresarios pagará lo mismo que pagaba antes del año 2000, y estamos hablando de valores constantes”. También, recordó que el impuesto agropecuario afectará al 2% de los terratenientes, que concentran "el 35% o 36% del mapa del país, pocas empresas que tienen muchas tierras". 

El jefe de Estado manifestó que el ICIR no es un gravamen a la producción, sino que ayudará a que los beneficios sean para todos. Ratificó que las empresas afectadas por el tributo recibirán el beneficio de “facilitar la sacada de la producción de sus propias tierras”.  En ese sentido Mujica pidió a los empresarios “una humilde colaboración de darle una mano al país más profundo”. 

Informó que la recaudación podría ser de 50 o 60 millones de dólares aproximadamente, “claro está que esta cifra no da para mejorar la caminería rural, y que hay que invertir más”, aseguró. 

José Mujica dijo que este dinero respaldado por una ley debería servir para hacer un fideicomiso y conseguir a una tasa razonable: “Unos 400 millones de dólares para destinar a todas las intendencias con el control y respaldo correspondiente, donde cada una recibiría entre US$ 15 y US$ 20 millones para hacer puentes, calzadas y mejorar la caminería”, indicó. “Estas mejoras van de la mano con la generación de trabajo y contribuirían a bajar en parte los costos operativos del esfuerzo productivo”, reflexionó el mandatario.

“Esto es el primer capitulo de la propuesta”, dijo Mujica haciendo referencia al proyecto del ley del ICIR y adelantó que hay un segunda parte que se basa en promover el desarrollo rural.