Con el ministro Fernando Lorenzo

Próxima Administración recibirá economía con buenos fundamentos y política fiscal sólida

Los resultados económicos correspondientes al primer trimestre del año y el marco macroeconómico en el cual se presentará el proyecto de Rendición de Cuentas fueron analizados por el ministro de Economía y Finanzas, Fernando Lorenzo, en diálogo con la Secretaría de Comunicación.

Ministro de Economía y Finanzas, Fernando Lorenzo

-Recientemente se conocieron los resultados económicos correspondientes al primer trimestre, ¿qué interpretación hace al respecto?


—El crecimiento, que fue de 3,7 % en la comparación interanual y 1,2 % en términos desestacionalizados, estuvo en línea con lo previsto. Destacaría, a nivel sectorial, el desempeño del sector agropecuario, que refleja las profundas transformaciones que ha experimentado el sector en los últimos años, y, desde la perspectiva de la demanda, el progresivo alineamiento del consumo privado con la evolución del PBI así como, fundamentalmente, el comportamiento de la inversión, tanto pública, que creció 21,7 %, como privada, que tuvo un aumento de 11,3 % respecto del primer trimestre de 2012. El dato no es menor. La inversión fue, históricamente, el talón de Aquiles de nuestra economía y los resultados que estamos consolidando a ese nivel reflejan, además del compromiso del sector público con las transformaciones en curso, la confianza de los agentes privados, tanto extranjeros como nacionales, con la continuidad del proceso de crecimiento económico. 


En definitiva, el análisis de los resultados nos permite prever que el crecimiento en 2013 será del entorno del 4 % y, más en general, ratificamos el programa macroeconómico.


—Algunos analistas hablan del “enfriamiento de la economía” y alertan sobre diversa clase de riesgos.


—Debo confesar que algunas apreciaciones me sorprenden. Y no es necesario referirse a la crisis del 2002 para, con una perspectiva de más largo plazo, apreciar que estamos creciendo a tasas que multiplican varias veces las del período de estancamiento que, durante décadas, caracterizaron nuestro desempeño económico. 


Y sobre los riesgos, tenemos muy claro la necesidad de hacer un seguimiento riguroso de la marcha de la economía y de los factores externos que nos afectan. Es nuestra tarea cotidiana.


Pero, permítame precisar, que no se deduzca de mis palabras autocomplacencia de clase alguna. Es un concepto que no cabe ni en la concepción que guía la tarea al frente del Ministerio ni la del gobierno que integro. La autocomplacencia es mala consejera, basta con ver lo que sucede en otras latitudes…


Los resultados económicos conocidos, ¿aportan novedad de cara a la discusión de la Rendición de Cuentas? 


—La discusión de la Rendición de Cuentas se retomará y concluirá, al menos a nivel del Poder Ejecutivo y como fue anunciado, el próximo lunes 24. Pero acabo de señalar que los resultados fueron los previstos e incorporados, oportunamente, a la programación macroeconómica.


Permítame agregar un par de conceptos. Es esencial entender que la política fiscal es la principal garantía de la estabilidad y, con ella, de la continuidad de las políticas públicas. El peor servicio que, desde el Ministerio, podríamos hacer al despliegue del conjunto de las políticas públicas sería fragilizar la política fiscal. De nuevo, basta revisar nuestra historia reciente o, si se quiere, lo que sucede a nivel global para apreciar las consecuencias sobre los programas, servicios y, en general, las políticas públicas de los procesos que cuestionan la fortaleza de la política fiscal.


Pero hay un argumento de la realidad que, también, es necesario incorporar a la discusión. Como dijo el Presidente José Mujica, el diseño y la propuesta de presupuesto de su gobierno fue distinto al del primer gobierno del Frente Amplio. Y lo fue por las buenas razones, porque las circunstancias económicas y políticas fueron totalmente distintas. Cuando preparamos el primer presupuesto, y permítame recordar que fui director de la Asesoría Macroeconómica en ese entonces, las vulnerabilidades heredadas y la incertidumbre acerca de la evolución de la economía eran de tal magnitud que fue necesario proceder con mucha prudencia en las asignaciones previstas en el presupuesto quinquenal. Luego, cuando la política económica fue reduciendo las vulnerabilidades y la economía comenzó a responder, las sucesivas Rendiciones de Cuentas fueron la oportunidad para fortalecer significativamente las distintas asignaciones de recursos sin comprometer la política fiscal.


Durante este gobierno, la perspectiva cambió y con ello el enfoque con el cual fue diseñado, y acordado a nivel de gobierno, el presupuesto quinquenal. Pusimos todos los recursos sobre la mesa e, incluso, éstos fueron incrementados posteriormente cuando hubo mejores desempeños que los previstos. Cuando decimos que la política fiscal es la más política de las políticas económicas estamos, también, integrando al análisis esta clase de consideraciones. 


Todo ello es lo que nos permite decir que ratificamos el programa macroeconómico y, con ello, el curso previsto de la política fiscal. 


Una cosa más, cuando no estábamos en el gobierno y ejercíamos la actividad profesional, siempre alertamos acerca de lo negativo de los comportamientos fiscales oportunistas desde el punto de vista electoral. Concretamente, siempre sostuvimos que era un error, y una irresponsabilidad desde el punto de vista político, expandir el gasto en el último año de gobierno con el único objetivo de tener un buen desempeño electoral. Mantenemos el mismo criterio. La próxima administración recibirá una economía con buenos fundamentos y, en ese marco, una política fiscal sólida y despejada de toda clase de vulnerabilidad.