Discurso en la 4ª Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo
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"Uruguay agradece al Reino de España por albergar una conferencia de estas dimensiones, lo que confirma su compromiso con la promoción de la Agenda del Desarrollo Sostenible, así como al secretario general de las Naciones Unidas, por su marcada constancia en trabajar y dedicar todos sus esfuerzos para avanzar en la implementación de la Agenda 2030.
La conferencia tiene lugar en un contexto de grave cuestionamiento del sistema multilateral, que se traduce en la multipolaridad de foros, alianzas y acuerdos que no representan la voluntad de la comunidad internacional en su conjunto, sino posiciones circunstanciales que socavan aún más el sistema universal. No podemos permitirnos un retroceso en la cooperación multilateral.
Estos desafíos globales superan con creces la capacidad de propuesta de cualquier estado por sí solo. En un escenario global particularmente inestable, estamos convencidos de que el multilateralismo no es solo una opción, sino el único camino viable para construir soluciones comunes, duraderas y justas para el bienestar de nuestras poblaciones.
La erradicación de la pobreza debe volver al centro del pacto global y el financiamiento para el desarrollo no puede ser un concepto abstracto, sino que debe traducirse en empleo digno, protección social, servicios públicos accesibles y oportunidades reales para salir de la pobreza en pleno respeto de los derechos humanos.
Reiteramos la vigencia del principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas, como piedra angular de estas discusiones, porque creemos que la justicia global no se construye tratando igual lo que es desigual. Los países en desarrollo no solo enfrentan mayores vulnerabilidades, sino también menores márgenes de maniobra financiera.
Es fundamental que los países más desarrollados cumplan con sus compromisos internacionales y aumenten sustancialmente la provisión y movilización de recursos hacia los países en desarrollo. No se trata solo de asistencia oficial al desarrollo, sino de construir mecanismos sostenibles y predecibles del financiamiento que respalden las transiciones productivas, sociales y ambientales en nuestros países.
Si el desarrollo es, verdaderamente, una meta compartida, entonces, también deben serlo los medios para alcanzarlo. Debemos seguir trabajando para impulsar una reforma de la arquitectura financiera internacional que responda a los desafíos y crisis presentes y futuros. Queremos alcanzar una gobernanza económica global más inclusiva, representativa, equitativa y eficaz.
Avanzar en esta dirección requiere también un cambio de paradigma en la medición del desarrollo, adoptando indicadores que vayan más allá del producto bruto interno, con el fin de asignar de manera más justa el financiamiento y la cooperación internacional. Estas métricas deben reflejar tres dimensiones del desarrollo sostenible: económica, social y ambiental.
Valoramos el impulso a instrumentos financieros innovadores, como bonos sostenibles, canjes de deuda por clima o por desarrollo, como alternativas concretas para ampliar las fuentes de financiamiento, subrayando que estos instrumentos deben estar acompañados de un entorno normativo que permita alinear las estrategias públicas con las inversiones privadas, bajo principios de sustentabilidad, trazabilidad e impacto en sus territorios.
Las personas son el centro de nuestras acciones y queremos continuar combatiendo las desigualdades. Entendemos que la inversión social, principalmente la educación, la salud y el sistema de cuidados, son una prioridad estratégica si se quiere reducir esas fisuras que aún no existen en nuestras sociedades.
Ratificamos la relevancia de la cooperación sur-sur y triangular como esquemas de cooperación para el desarrollo, donde la transferencia de tecnología y el desarrollo de capacidades son herramientas e impulsores clave del crecimiento para países de renta media o alta como el Uruguay.
Por último, Uruguay reafirma su compromiso por la defensa y la protección de los derechos humanos, las libertades fundamentales y la dignidad humana sin ningún tipo de distinción o discriminación.
Estamos aún más convencidos de que el multilateralismo es el camino adecuado para acelerar los esfuerzos de forma conjunta y coordinada que permitan construir soluciones comunes, duraderas y justas para el bienestar de nuestras poblaciones y cumplir con los compromisos."