Discurso en encuentro por los 40 años de democracia

Desgrabación

Palabras del presidente de la República, Yamandú Orsi, en el encuentro 40 años de Democracia, el 28 de marzo de 2025, en Montevideo.

"Bueno, como tú dijiste, yo entraba a sexto de liceo. Vengo de una familia en la que no se hablaba de política. Teníamos algunos parientes políticos, que mi viejo después me contó. Con Didier, gracias. Y yo fui entendiendo, o más o menos entendiendo, con la marcha. Yo fui, soy, hijo político de ese envión de los años ochenta.

Cuando me preguntan: “¿Por qué te metiste en política?” Y porque, en esa época, si teníamos 17 años y no hacíamos algo de política, éramos bichos muy raros. Todos hacíamos algo. Y doy gracias también a haberme criado en el liceo, allá en Canelones, ir al liceo de Canelones, donde teníamos gente de todos los pelos. Y, si bien la mayoría de los que éramos del pueblo ahí éramos del Frente(Amplio), se vino, porque no había quinto y sexto en Cerrillos, se vino toda una barra de Cerrillos, todos colorados.

De don (Orlando) Virgili eran todos, todos gurises, que militaban. Entonces, ahí algún blanco teníamos, pero, más que nada, ese aluvión colorado nos impresionó, eran todos, 15. Y empezamos a hablar de política. Yo, de verdad tengo —creo que— la suerte de haber empezado a entender, a partir de ahí. Y hay algo que me sorprendió: mi admiración estaba en que se podía decir lo que uno quisiera.

Para quienes venían, como ustedes, de la política, era normal. Para mí no era porque nunca había visto eso de que se pudiera escribir y discrepar con el poder. Algo tan obvio. Poder leerlo, se hacían revistas de humor en la época, o en los diarios, y ver aquel debate, ya en el año ochenta, y ver cómo se decían cosas que hasta ese momento para mí eran prohibidas.

Pero no tenía la explicación, porque, de verdad, no hablábamos de política en mi casa, en la mesa no se hablaba. No. Entonces, tuve la suerte de ir empapándome en los temas de la política a partir de esos hechos. Y es cierto, me acuerdo del 1.° de marzo, fue todo muy sorprendente, pero el proceso es el que me contagió. Empezaban a aparecer materiales para leer, música, que decían cosas, casetes de gente que cantaba cosas que no se podían decir.

Era como mala palabra, de verdad, yo lo sentía así, lo vivía. Después uno se empieza a meter en esto de la política, empezás a hablar con gente que venía de experiencias previas y, por supuesto, de experiencias muy dolorosas. Pero esto que parece una obviedad, el poder decir lo que se te ocurre sin que nadie te lo prohíba, tiene que ver con eso de la discrepancia, tiene que ver con eso de Gobierno y oposición.

Se podían oponer al Gobierno. Eso que parece, de nuevo, para quienes vivimos en democracia, hace 40 años que estamos en eso, uno está acostumbrado, pero ¿qué quiere decir esto? Quiere decir que existe una dinámica en nuestra democracia donde Gobierno y oposición articulan de manera tal y administran ese debate de manera tal que no corre sangre. ¿Y qué quiero decir con esto?

Que, a veces, la discusión se pone muy tensa, pero cuando uno analiza que la discusión, la oposición o ese debate se dan en el marco de los partidos constituidos, ahí uno tiene que decir “gracias que sea así”. Porque uno se escapa por los costados, porque a uno lo pueden marcar en las corrientes de opinión que incluso atraviesan a la interna de los partidos y que nos muestran que es la dinámica necesaria para una vida en democracia cuando uno tiene a la libertad como bandera. ¿Y qué quiero decir con esto?

Siempre se habló de la homeóstasis o el recurso homeostático que los partidos tenían, y lo siguen teniendo, que es esa capacidad de los organismos de adaptarse a los tiempos y sobrevivir a esos tiempos. Nosotros, en Uruguay, hemos pasado por varios procesos donde se nos puso a prueba ese recurso homeostático de los partidos, y en esa época donde ocurrieron las elecciones, en el 84 y en el 85, estábamos poniendo a prueba el sistema, que no sabíamos de verdad cuánto podía durar.

O sea, que más allá de los bancos, estaba todo en cuestión: ¿Cómo reaccionarían unos?, ¿cómo reaccionarían otros?, ¿cómo el mundo reaccionaría?, ¿cuánto duraría el proceso en Argentina?, ¿cómo repercutía acá?

Y ahí, de verdad, y ahora que me tocó a mí, este 1.° de marzo, y tuvimos la suerte de recibir a muchas delegaciones y nos decían todos lo mismo, o casi todos, nos decían: “Venimos porque en realidad admiramos su sistema”. En aquella época también. La presencia de Uruguay y las visitas que tuvimos y la designación del canciller de la época y la posibilidad de articular con algunos actores, yo me acuerdo, don Felipe González, en su momento, y cómo nos miraban. Y analizo ahora cómo nos miran, en un proceso donde tanto ha cambiado, donde, de repente, no valoramos o no valoramos de la misma manera, no quiere decir que no lo valoremos, no lo valoramos de la misma manera, que vengan de afuera y nos digan: “Ustedes siguen siendo una referencia”. Creo que nos muestra que administrar la tensión oposición-Gobierno, permitirnos una relación con el mundo que nos provoque también mirarnos en un espejo, poner en valor el peso de los partidos políticos, y lo digo una y otra vez, me tocó en el acto, cuando las elecciones. Esa noche, cuando a uno le toca saborear el triunfo, hay otra mitad, en este caso, de gente que se va a su casa con otra sensación, con otro sentimiento.

Pero lo mejor que nos puede pasar, y nos pasó una y otra vez a todos los partidos, es que esa derrota circunstancial o ese pasaje a la oposición o no tener los resultados que uno espera nunca es la renuncia a esa colectividad. Por eso, cuando se habla de populismo, a mí el ruido que me hace el populismo es cuando los líderes o los referentes se saltean las estructuras organizativas necesarias para una democracia.

Entonces, cuando después de un proceso electoral uno ve las banderas también del otro ahí, y, por supuesto, el Parlamento es un lugar de lujo para que eso ocurra, uno puede decir: “El camino es bueno”. ¿Y cómo se hace? Mirando para el futuro. Y termino acá. Yo creo que este es el mejor ejemplo, la iniciativa que ustedes tuvieron, presidente, es el mejor ejemplo de cómo tenemos que mirar para adelante.

Me tocó verlos en un análisis, creo que fue en Búsqueda, a ustedes tres, y todos después salimos comentando: “Da gusto que esto ocurra en Uruguay”.

Recuerdo, incluso, en la Intendencia de Canelones, cuando el Bicentenario de 1811, y verlos a ustedes ahí, celebrando, conmemorando, juntos, sin duda, son señales de que nunca nos vamos a tener que acostumbrar, tenemos que siempre levantar, y ahora tenemos un desafío en estos 5 años que es la conmemoración de los 200 años de tanta cosa, y si uno lo analiza, y pienso en mi coterráneo Joaquín Suárez, lo que tuvieron que resolver, y si estaría a prueba, ya ahí no un sistema de partidos, si estaría a prueba la asistencia nacional, tal cual la planteaba Pepe recién.

Entonces, a futuro, el compromiso es honrar esto, tal cual decías tú, Andrés, y el honrar, esto implica entender que la política tiene mucho para hacer. Y esto, que también es una obviedad, quiero decirlo claramente y se lo he escuchado a usted también. La política tiene un espacio donde tiene que dar y tiene que llevar adelante el debate. No renunciemos jamás.

Y no renunciar jamás a la política y al debate de la política quiere decir no llevarlo hacia otro lado o no buscar la excusa para no dar la discusión política. Y, para eso, precisamos partidos políticos fuertes. Por supuesto, cada uno de nosotros quiere que el más fuerte en las urnas sea el de uno.

Pero la tranquilidad que podemos tener siempre es que lo mejor que puede pasar es que haya muchas velas prendidas y que, de esas luces que nos iluminan, podamos decir: “Vivimos en libertad, vivimos en democracia, tenemos una sociedad que tiene mucho para honrar el pasado, pero tiene mucho para construir para adelante”. Así que agradezco de nuevo, personalmente, presidente, la invitación y ser protagonista de esta historia.

En realidad, a veces, como decíamos con Felipe, uno no siempre termina de caer, y es bueno que ustedes nos lo recuerden. Muchas gracias. 

Yo creo que,la desviación profesional me empuja, hay que rastrear en la historia. Y no solo deformación profesional, sino también la camiseta canaria.

El derrotero de la vida y, por ejemplo, cómo termina y cómo fue el proceso de vida del propio Joaquín Suárez. Que terminó como terminó, habiendo dejado una fortuna a lo largo de su historia para que esto fuera posible, que este país fuera posible.

Y, si uno analiza lo que fue la paz en la Unión y cómo lo resolvieron, y si uno analiza lo que fueron las otras paces y cómo después de 1904, ¡tanto dolor!, ¡tanto sufrimiento!, si uno analiza, en momentos complicadísimos del mundo, donde nos empujaban a un lado, al otro, como esos mundos tan discrepantes o que parecían tan enfrentados, que era aquel primer batllismo y el herrerismo, cómo iban resolviendo y cómo no caíamos en la trampa de subirnos a un tren que no era nuestro.

Cómo después, algo que parecía imposible que en Uruguay pasara, la ruptura democrática, y cómo logramos salir y cómo hay dolores que duran hasta hoy y heridas que duran hasta hoy, familiares que no sabemos dónde están, procesos de justicia que no los consideramos justos, sí.

¿Cómo resolvió el Uruguay la crisis? Con (Alejandro) Atchugarry a la cabeza, pero no él solo, sino todo un equipo de distintos partidos que cada cual tocaba su música. En la historia, debemos encontrar la explicación de esa acumulación que nos lleva a que hoy podamos tener una democracia, que la cuidamos, y la cuidamos bastante bien a pesar de todo.

Y, si algo me faltaba de conocimiento, un día, este señor que tengo acá al lado me dio una explicación, porque yo digo: “¿Dónde está la explicación? ¿La diferencia entre Uruguay y Argentina?”. Y yo me dije, me aventuré a decirle: “El siglo XX”. “No, no, no, las Invasiones Inglesas”, me dijo Julio María Sanguinetti.

Y ahí me historió no todo, pero gran parte de ese proceso de nacimiento del Uruguay, donde la cercanía y el respeto por la vida del otro nos daban esa explicación del proceso.

Entonces, la explicación es lo que heredamos de esa acumulación positiva, que es imperfecto y que tiene estos dolores y que tiene estas mataduras que todavía no vamos a poder resolver y que va a durar tiempo. A pesar de todo, ahí estaban las claves de las salidas más increíbles que el Uruguay pudo tener e, incluso, muchas con las que, de repente, discrepamos o con las que no quedamos del todo conformes.

Acá se historiaba el proceso de salida y el pacto y toda esa historia. Ah, por supuesto, la unanimidad de la que decía Pepe muy difícil.

Lo que sí es claro es que, a la hora de elegir entre caminar sobre aquellas alfombras sobre las que tenemos coincidencia o caminar sobre aquellas que nos obligan a dividirnos, el Uruguay terminó, gracias a las herramientas que tiene, eligiendo la alfombra de la coincidencia, y eso se lo debemos a los constructores de nuestro sistema de partidos, de nuestro partido, los históricos y los que aparecieron después.

Porque, cuando aparece alguna opción política, el sistema se encarga de arroparlo, de decir: “Acá estamos”, y demostrar que el camino siempre es priorizar la coincidencia, y eso es algo que se hereda de muy atrás."

Audios

Discurso completo

Etiquetas