Discurso en encuentro En Defensa de la Democracia: Lucha contra el Extremismo
Desgrabación
“Voy a contar cómo nació esto. En los pasillos, en distintos encuentros, nos dimos cuenta de que hay cosas de las que ya no hablábamos. No hablábamos de cosas que históricamente no solo eran consignas, sino que eran nuestra razón de la lucha política.
Cuando la gente me desea éxito o me pregunta: ‘¿Qué es lo que estás esperando?’ o ‘¿Qué es lo que todos esperan del resultado en la gestión de gobierno?’, uno piensa en PBI (producto bruto interno), balanza, peso internacional, avances tecnológicos.
Pero, en realidad, uno debería preguntarse e instalar en nuestras cabezas, si después de que pasan los años que nos toca estar al frente de un país, como cualquiera de nosotros, la gente es más o menos feliz. Yo no creo que se resuelva solo con PBI o con indicadores de carácter geopolítico.
Y lo otro que se me ocurre, a partir de lo que dice Lula [Luiz Inácio da Silva] es: ¿La democracia, nuestra gente, nuestro pueblo, entiende qué le resuelve los problemas? ¿Y cuáles son? ¿O qué es lo que nuestra gente está esperando de la política o de los gobiernos?
Y ahí hay que repasar cosas que hemos aprendido de algunos de nuestros maestros. Pepe [José Mujica] decía siempre que lo que caracterizaba a todo el mundo occidental era el inconformismo.
Yo creo que al inconformismo se le agregó la desesperanza. Y cuando uno ve los comportamientos electorales, lo que aparece siempre es la falta de esperanza o la disconformidad permanente, por supuesto, con razones y por razones claras.
Entonces, yo creo que hay que volver a instalar, como decía Lula, el tema de la democracia. Yo creo que también debemos revalorizar y retomar la bandera de la libertad. Yo salí a la vida política en mi adolescencia, cuando se abrió la puerta de la libertad. Pasamos de la dictadura, que no nos dejaban hacer nada, y esa bocanada de aire maravilloso me marcó.
Y la libertad es algo increíble y creo que no solo desde distintos sectores de las corrientes de pensamiento dejamos de hablar de esto sino que, además, nos dejamos arrebatar esa bandera. Y hablamos menos.
Y aquellas consignas del siglo XIX que ya estaban instaladas pasaron a un segundo plano. Y yo creo que tenemos que revalorizarlas. Y hoy, por supuesto, la Declaración de las Naciones Unidas, pero aquellos principios que movieron las revoluciones latinoamericanas siguen tanto o más vigentes que antes.
Porque de nada sirve pasar por esta vida siendo un esclavo, ya sea de un régimen político que no te deja mover pero que es exitoso económicamente, o siendo un esclavo del trabajo permanente y del rigor excesivo para tener más recursos y poder acceder a más y más cosas.
En realidad, lo que no tenemos, y ahí añoro el poder conversar con Pepe, es el tiempo de hacer las cosas que, antropológicamente, debemos hacer para ser felices. Y eso está en la raíz de nuestra concepción democrática, y que abarca, yo creo, a la izquierda, pero también a otros sectores liberales del pensamiento con los que, de repente, combatimos y peleamos mucho.
Pero siempre entendimos que la lucha de ideas y la batalla entre sectores políticos son de cara a que nuestra gente sea la que decida qué gobiernos y qué fuerzas políticas tienen que regir su destino.
En la medida en que eso lo retomemos y lo pongamos en valor, sin dudas, vamos a lograr aquello que Lula recién nos planteaba, que es revalorizar la democracia y poner sobre la mesa no solo los temas más modernos o de la agenda reciente, sino poner aquellos viejos temas donde el objetivo era la felicidad del ser humano.”