Productores de la Colonia Artigas reconocen esfuerzos por Capim Annoni
En una mañana fría pero luminosa, el director de la Dirección General de Servicios Agrícolas (DGSA) del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), Federico Montes, abrió este lunes 19 de agosto una primera evaluación del combate contra el Capim Anonni en la Colonia Artigas, en ruta 30, Paso Farias, Artigas.
Como parte de las actividades del Gobierno de cercanía, Montes señaló la importancia de seguir aunando los esfuerzos para erradicar la maleza que amenaza la producción, en especial en la Colonia Artigas y sus alrededores, una zona que la DGSA declaró en marzo pasado como “zona de control” del Capim Annoni.
“Venimos a escuchar lo que se ha hecho hasta ahora”, dijo el director de la DGSA al abrir la actividad en el local de la Sociedad de Fomento Rural (SFR) de Colonia Artigas, en la que participaron, además de Montes, el subdirector de la DGSA, Pedro de Hegedus; el director departamental del MGAP, Gonzalo Jaureche: el representante de la DGSA en Artigas, Santiago Contarín, y alrededor de 20 colonos.
Montes destacó la importancia de visitar a un grupo de colonos que mostraron “un trabajo de mucha perseverancia en el control del Capim Annoni, con conciencia de la gravedad de la invasión de esta maleza” y aseguró que el camino a seguir “es el actual, con gente con muy buen compromiso y la institucionalidad para articular, acompañar y establecer lineamientos para combatir esta maleza exótica que viene de Brasil”.
Productores piden medidas más severas para incumplidores
El director de la DGSA recordó que la maleza Capim Annoni “causa una degradación del campo natural y provoca un problema netamente ecológico grave en una zona ganadera, al afectar la digestión” de los animales, además de una caída en la producción de carne y en el valor de los campos.
Montes dijo que en la jornada pudo comprobar el distinto grado de compromiso en la zona, ya que también existen productores que piensan que el Capim Annoni, al avanzar en forma lenta, no causará graves problemas. Sin embargo, hubo productores que “nos pidieron la adopción de medidas más severas o específicas para aquéllos que no controlen la maleza”.
El director de la DGSA concluyó que la actividad “sirvió mucho para seguir adelante y armar una hoja de ruta firme”, pues el combate contra el Capim Annoni requiere de “mucha paciencia y perseverancia, de mucha articulación y compromiso de cada uno de los actores. Hay que seguir trabajando”.
La llave es el “compromiso de todos”
“Combatir la plaga del Capim Anonni es una tarea de todos”, fue la síntesis al final del encuentro, al mismo tiempo que los productores reconocieron los esfuerzos interinstitucionales que se realizan con ese objetivo a través de la una comisión integrada por representantes del MGAP; el Instituto Nacional de Colonización (INC); la Intendencia de Artigas; el Plan Agropecuario; el Ministerio del Interior; la Escuela Agraria; y el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA).
El ingeniero agrónomo Jaureche repasó la evolución del Capim Anonni en el país. Primero recordó que se trata de una gramínea del sudeste de África, introducida en Río Grande del Sur (Brasil) en 1950, que en 1980 fue detectada en Uruguay.
En década después, técnicos del Plan Agropecuario reconocieron “plantas satélites” en rutas de acceso a Brasil (rutas 5 y 26), luego del alerta que en el sur de Brasil ya había alrededor de 500.000 hectáreas invadidas por la maleza, recordó Jaureche.
El técnico, que realizó un detallado informe, mencionó entre otros un trabajo piloto respaldado por la Asociación Rural de Artigas (AAA) y concretado entre enero de 2006 y noviembre de 2007, con aplicación de herbicida a lo largo de 30 kilómetros en rutas cercanas a Artigas, lo que demostró que la maleza se puede controlar con un bajo nivel de inversión en recursos.
Al final de su exposición, Jaureche concluyó que “del aprendizaje ha resultado la convicción de que el problema requiere una acción sostenida, cuyo impacto se hará visible en el mediano y largo plazo” y que “los resultados se encuentran altamente condicionados por la articulación de lo público con lo privado, demandando el esfuerzo para que las prácticas sean incorporadas a las rutinas cotidianas”.
