Informe Sectorial Pesquero 2000 2001

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DINARA presenta este nuevo trabajo de informaciones del Sector Pesquero.

Es oportuno en ocasión de volver a tomar contacto con los interesados en estos temas, así como a quienes no han tenido una vinculación o información que les permita tener conocimiento actualizado, presentar cuadros de la realidad que hoy está sucediendo, en una actividad trascendente para nuestro País, y reconocida por FAO, que la declara como de las más importantes en la alimentación de la Humanidad, y como de alta ocupación de mano de obra.

En Uruguay, el Sector Pesquero moviliza más de 110 millones de dólares de exportación y un consumo creciente en lo interno.

Varios miles de ciudadanos están ocupados en el Sector, y serán aún más cuando las oportunidades de trabajo estén cubiertas enteramente por nacionales aptos para desarrollarlas.

Toda actividad debe desarrollarse mirando al futuro, sin lugar a dudas, pero bueno es que no se olvide el pasado, para de él sacar las enseñanzas y la experiencia con que el Hombre avanza en su conocimiento, aun caminando en el empedrado de sus errores y de sus fracasos, ante los cuales debe elegir nuevos rumbos y actualizarse para no quedar detrás de las posibilidades que otros adoptan y que la propia actividad exige.

Nuestra corta historia nacional en las actividades de la pesca, permite establecer un punto de arranque muy claro que es cuando el Sector Pesquero comienza una etapa de franco desarrollo, luego de muchos años de una actividad prácticamente artesanal y primitiva.

Sobre fines de los años de la década de 1960/70, las primeras insinuaciones de un interés creciente en la explotación de la pesca en aguas jurisdiccionales, despierta la atención parlamentaria de nuestro país, como consecuencia de la resolución del Presidente Pacheco Areco de declarar la extensión de nuestro Mar Territorial hasta las 200 millas, el 9 de diciembre de 1969.

El entonces legislador Paz Aguirre encabeza un equipo de redacción de la Ley conocida como “Ley de Pesca” que conforma el primer documento nacional de verdadero contenido para el desarrollo del Sector. El ámbito geográfico de aplicación de esta Ley, aún estaba indefinido, por carecer de Acuerdo de definición de Límites con nuestra hermana República Argentina.

Ello se logra en 1973, con el Tratado del Río de la Plata y Su Frente Marítimo, en época del Sr. Canciller Dr. Juan Carlos Blanco, que es sin duda uno de los mayores logros del país en la estabilidad de su territorio y de su derecho en el ámbito internacional, a punto tal que dicho Tratado fue posteriormente reconocido, en su depósito en NN.UU. en forma universal. La firma del Tratado, ha constituido para muchas voces de opinión, uno de los mayores logros nacionales del siglo XX.

Con la Declaración de las 200 millas, con la Ley de Pesca y con el Tratado del Plata, todo estaba listo para el desarrollo en la actividad de la pesca, dejando atrás una época artesanal, de escasos volúmenes, sin industrialización de importancia y por tanto sin mayor interés dentro de los factores que integran la economía nacional.

Faltaba ahora, una política interna, que diera los objetivos a los que se pretendía dirigir la misma.

La creación de INAPE, cuyo primer Director el C/N (R) Walter Ulises Pérez, dio forma y el impulso primario, ante el cual aparece, distinguidamente de todo lo anterior, un avance sin precedentes nacionales, en esta actividad marítima, fluvial y lacustre de la República.

Muchos años han pasado desde aquellos primeros documentos que daban orden y normas de administración para la exploración y explotación de los recursos a los que se sumaban importantes esfuerzos, especialmente del sector privado.

El nivel actual de la Pesca como uno de los primeros rubros en producción del País, debe sus mejores logros a todos aquellos que de una forma u otra, participaron para que ello sucediera.

Estamos pues, en momento de mirar al futuro, recordando y reconociendo el pasado, sin descuidar la necesaria actualización que se debe tener en cuenta.

Hay realidades a la fecha, que no pueden dejarse de tener muy especialmente en permanente atención.

Los caladeros ya no tienen en el mundo, y en nuestra región, y en nuestras aguas, la abundancia de otros tiempos.

El avance tecnológico, muy ponderado por el Hombre como una de sus mayores conquistas, ha dañado muy fuerte a la propia Naturaleza. La capacidad de extracción a que se ha llegado, ha convertido al Mar en un inmenso lugar depredado a nivel altamente preocupante.

La propia Humanidad, a través de los Organismos Internacionales, está ahora más preocupada por conservar que por pescar.

Las diferentes Organizaciones atienden las actividades sobre especies determinadas, o directamente sobre áreas acuáticas a proteger. Pero también se buscan alternativas que permitan relevar a la riqueza de las aguas abiertas, por otra actividad, que dé similares fuentes de alimento y ocupación de mano de obra.

Así estamos hoy, frente al desafío de la acuicultura, que de acuerdo a registros internacionales, a la fecha cubre entre el 30 y 40% de la producción de recursos acuáticos disponible para el consumo, y su tendencia creciente, permite prever que se inviertan estos porcentajes siendo el 60% de acuicultura y el 40% de pesca abierta para los próximos decenios.

Uruguay tiene entonces dos desafíos importantes: - Cuidar su riqueza patrimonial de los recursos vivos de sus aguas territoriales, fluviales, y lacustres, ante una situación de sobrepesca en la mayoría de las especies de sus aguas, y - Desarrollar la acuicultura.

El primer renglón hace necesario revisar la legislación actual y fijar líneas de política de manejo. Es evidente que muchos factores o han cambiado sustancialmente o han aparecido como nuevos elementos a tener en cuenta.

La experiencia de estos últimos 30 años, permiten llegar a detectar importantes y destacadas necesidades de actualización o directamente de nuevos planteos tanto en lo legislativo, como en lo práctico.

La actividad pesquera requiere esencialmente, ser conducida por canales que guarden el ritmo de sus necesidades, e impida la actuación mediante rígidos y burocráticos procedimientos inaplicables que han causado, y causan perjuicios sensibles al Sector.

Por otra parte, el Sector permite, en lo nacional, lograr recursos casi suficientes para atender sus propios compromisos y actividad general en cuanto a la participación de administración y política que debe custodiar el Estado.

Lo que se necesita es reunificar toda actividad relativa a los recursos acuáticos, pesca y demás, en un solo organismo, capaz de cumplir con una única directiva emanada del Poder Ejecutivo. Mientras ello no se logre, tampoco se podrá aspirar a obtener del Sector, un beneficio cierto, y realmente importante para el País.

DINARA ha encarado este desafío, en la revisión de actual legislación así como la gestión para nuevos instrumentos normativos.

Los trabajos ha realizar, exigen diferentes etapas de elaboración, algunas de ellas ya cumplidas y otras en proceso.

La participación oportuna en el desarrollo de las mismas, atento a las recomendaciones del Código de Conducta para la Pesca Responsable, de todos los interesados en el Sector, públicos y privados, está lista para ser convocada para jornadas a desarrollarse próximamente.

La participación criteriosa, inteligente y con espíritu creador, dará la mejor oportunidad de un trabajo exitoso. Aquella que se haga con afán de destruir sin aportar, o con tendencia a sustentar supuestas verdades sin fundamentos, o procurando introducir apetencias o favores personales, que no aportan nada, se deberá considerar la posibilidad de que quien así procediere, se abstenga de participar.

El segundo renglón, hace necesario una especial dedicación al desarrollo de la acuicultura a nivel nacional. Las actuales actividades que se están realizando como complemento de la tarea rural, han sido un muy buen ejemplo de posibilidad de esta actividad por nuestra gente, y a su vez, una demostración de las bondades de nuestras aguas territoriales y continentales.

Es necesario ahora generar un impulso importante para que esta actividad obtenga de pequeña escala y consumo directo, tome la dimensión para la explotación industrial, con atención a mercados nacionales, pero más especialmente al comercio internacional.

El Proyecto de Ley de Fomento de la Acuicultura en trámite parlamentario, daría un muy buen impulso a la inversión en el desarrollo de esta naciente industria nacional.

El ejemplo de la cría del Esturión por parte de una empresa privada exitosa, alienta a pensar que sobre otras especies, si se cuenta con la inteligencia, el tesón, el esfuerzo y el nunca bajar los brazos que esa empresa privada demostró, en otros lugares de nuestro territorio, con otras especie, incluidas las naturales, el desafío planteado puede ser sorteado y obtener para el país, nuevas fuentes de alimentación, ocupación de mano de obra, y por que no, mejores aspectos sociales y culturales para nuestra juventud.

Nuestro mar está agotado, nuestra capacidad tiene el desafío de encontrar alternativas, sin desmayos y con fe puesta al servicio del desarrollo, aún caminando en medio de crisis y malos tiempos, que nos permita colaborar con la recuperación de un pueblo que quiere tener oportunidades de trabajo y bienestar.

DINARA, en pleno, apuesta a ello

 

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