Cooperación con Dinamarca
Entre las principales conclusiones del taller “Intensificación Productiva y Calidad de Agua Superficial en Uruguay" se cuenta la necesidad de conjugar los esfuerzos que Uruguay está realizando tanto a nivel de la gestión gubernamental como desde la academia, destacó la investigadora uruguaya Mariana Meerhoff.
Finalmente se está llegando a un consenso sobre la necesidad de contar con una política pública nacional que convoque a todos los actores involucrados y que posibilite una gestión sostenible tanto a nivel económico como medioambiental, apuntó.
Este encuentro de tres días, finalizado el jueves, fue convocado por la ministerial Dirección Nacional de Medio Ambiente y la Facultad de Ciencias, el Centro Universitario de la Región Este (CURE-Udelar), con el apoyo del Instituto Saras y el auspicio de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) y la Dirección de Innovación, Ciencia y Tecnología para el Desarrollo (Dicyt) del Ministerio de Educación y Cultura (MEC).
También contó con la presencia de investigadores de la Universidad Aarhus de Dinamarca.
Fueron jornadas de formación e intercambio de conocimientos, aprovechando la presencia de investigadores de la Universidad Aarhus gracias a un convenio de cooperación técnica con la Udelar, explicó Meerhoff, representante del Instituto Saras (South American Institute for Resilience and Sustainability Studies) y del Centro Universitario Regional Este de la Universidad de la República.
El Saras es una iniciativa de la Udelar, el MEC y la Intendencia de Maldonado, en acuerdo con la holandesa Universidad de Wageningen, el Centro para la Resiliencia de Estocolmo, el Instituto Beijer de Economía Ecológica, de Suiza, y el consorcio internacional Alianza para la Resiliencia. Es de carácter regional para promover la cooperación entre comunidades científicas relacionadas de América Latina y del resto del mundo.
La presencia de investigadores de Dinamarca fue muy apreciada dado que es un país con características similares a las de Uruguay.
Dinamarca, con un territorio pequeño, está rodeada de grandes países y tiene una escala similar a la uruguaya. Sin embargo se destaca por su gran actividad agrícola y la alta calidad de vida de su población.
Ese país, según Meerhoff, logró equilibrar la productividad de sus suelos con el cuidado ambiental y el bienestar de la sociedad.
En el taller también se determinó la necesidad de trabajar por cuencas hidrográficas, que permitan generar acciones para las diferentes regiones. Uruguay tiene, dentro de su territorio, las cuencas de los ríos de la Plata, Uruguay, Negro y Santa Lucía, así como de la Laguna Merín.
Otro de los avances fue el consenso logrado ante la necesidad de contar con bases de datos centralizadas y la construcción de series históricas.
Meerhoff resaltó que se debe realizar una devolución a la sociedad, tanto a nivel de información sobre el estado de los suelos y la importancia del control en el uso de agrotóxicos, como en la protección de las fuentes de agua.
Por su parte, el director de Medio Ambiente, Jorge Rucks, subrayó que actualmente existen bases suficientes para tomar acciones sobre temas que son críticos para el país.
“Sobre la calidad del agua, no caben dudas que es uno de los grandes temas que queda pendiente y que se han iniciado medidas que tienen plazos que van más allá de esta administración”, apuntó.
En esa línea, resaltó que varias de las acciones que comenzaron en este período y que prevén continuar en el próximo deberán tener seguimiento para evitar que esas medidas caigan. El desafío es la atención a la calidad del agua frente a la intensificación productiva y el desarrollo del país.
Reconoció que en los últimos 10 años, Uruguay tuvo un incremento en su producción que modificó el uso de los suelos, la utilización de agroquímicos y la gestión del agua que es el receptor final de la gestión dentro de una cuenca hidrográfica.
“Para el gobierno siguiente (que asuma el 1 de marzo) quedan las bases para continuar las acciones. Eso no quiere decir que no sea necesario seguir trabajando”, advirtió.
Rucks resaltó que en este taller se cimentó la relación entre la academia y la gestión, que es necesaria para unificar los esfuerzos y dar mayor potencia a investigaciones de calidad y relevancia para el desarrollo del país.
Sin embargo, entiende que es necesario incorporar a esa relación a otros actores, como el usuario final, que es quien consume los productos agrícolas y el agua que fluye por los cauces, y al empresario y productor, que debe alcanzar un equilibrio entre el uso de agrotóxicos para el cuidado ambiental y su productividad.
Rucks explicó que siempre hay un equilibrio entre los temas económicos y ambientales.
Cuando se hace una actividad productiva siempre se están utilizando recursos naturales. Si se manejan los agroquímicos con responsabilidad y con el conocimiento científico y técnico necesario, el productor podrá saber qué nutriente necesita el suelo y la planta para desarrollarse, y cuáles son los residuos que se van a generar y si pueden ser fertilizantes o contaminantes, explicó.
“Para tener un cuidado ambiental, siempre se debe contar con un aumento de los costos, pero también hay un beneficio adicional que es una producción ambientalmente certificada que hay que hacerla valer”, aseguró.
“Si uno reconoce que se produce con responsabilidad ambiental, eso debería tener un reconocimiento también en los precios de los productos”, agregó.
Academia y Estado unen esfuerzos para promover una estrategia de calidad del agua
Investigadores de la Universidad de la República (Udelar) y representantes de las direcciones de Medio Ambiente y de Ciencia y Tecnología, junto al Instituto Saras, intercambiaron conocimientos con colegas de la dinamarquesa Universidad Aarhus, en el marco de un acuerdo de cooperación técnica para la promoción de una política nacional que garantice la calidad del agua frente a la intensificación de la producción agrícola.

Finalmente se está llegando a un consenso sobre la necesidad de contar con una política pública nacional que convoque a todos los actores involucrados y que posibilite una gestión sostenible tanto a nivel económico como medioambiental, apuntó.
Este encuentro de tres días, finalizado el jueves, fue convocado por la ministerial Dirección Nacional de Medio Ambiente y la Facultad de Ciencias, el Centro Universitario de la Región Este (CURE-Udelar), con el apoyo del Instituto Saras y el auspicio de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) y la Dirección de Innovación, Ciencia y Tecnología para el Desarrollo (Dicyt) del Ministerio de Educación y Cultura (MEC).
También contó con la presencia de investigadores de la Universidad Aarhus de Dinamarca.
Fueron jornadas de formación e intercambio de conocimientos, aprovechando la presencia de investigadores de la Universidad Aarhus gracias a un convenio de cooperación técnica con la Udelar, explicó Meerhoff, representante del Instituto Saras (South American Institute for Resilience and Sustainability Studies) y del Centro Universitario Regional Este de la Universidad de la República.
El Saras es una iniciativa de la Udelar, el MEC y la Intendencia de Maldonado, en acuerdo con la holandesa Universidad de Wageningen, el Centro para la Resiliencia de Estocolmo, el Instituto Beijer de Economía Ecológica, de Suiza, y el consorcio internacional Alianza para la Resiliencia. Es de carácter regional para promover la cooperación entre comunidades científicas relacionadas de América Latina y del resto del mundo.
La presencia de investigadores de Dinamarca fue muy apreciada dado que es un país con características similares a las de Uruguay.
Dinamarca, con un territorio pequeño, está rodeada de grandes países y tiene una escala similar a la uruguaya. Sin embargo se destaca por su gran actividad agrícola y la alta calidad de vida de su población.
Ese país, según Meerhoff, logró equilibrar la productividad de sus suelos con el cuidado ambiental y el bienestar de la sociedad.
En el taller también se determinó la necesidad de trabajar por cuencas hidrográficas, que permitan generar acciones para las diferentes regiones. Uruguay tiene, dentro de su territorio, las cuencas de los ríos de la Plata, Uruguay, Negro y Santa Lucía, así como de la Laguna Merín.
Otro de los avances fue el consenso logrado ante la necesidad de contar con bases de datos centralizadas y la construcción de series históricas.
Meerhoff resaltó que se debe realizar una devolución a la sociedad, tanto a nivel de información sobre el estado de los suelos y la importancia del control en el uso de agrotóxicos, como en la protección de las fuentes de agua.
Por su parte, el director de Medio Ambiente, Jorge Rucks, subrayó que actualmente existen bases suficientes para tomar acciones sobre temas que son críticos para el país.
“Sobre la calidad del agua, no caben dudas que es uno de los grandes temas que queda pendiente y que se han iniciado medidas que tienen plazos que van más allá de esta administración”, apuntó.
En esa línea, resaltó que varias de las acciones que comenzaron en este período y que prevén continuar en el próximo deberán tener seguimiento para evitar que esas medidas caigan. El desafío es la atención a la calidad del agua frente a la intensificación productiva y el desarrollo del país.
Reconoció que en los últimos 10 años, Uruguay tuvo un incremento en su producción que modificó el uso de los suelos, la utilización de agroquímicos y la gestión del agua que es el receptor final de la gestión dentro de una cuenca hidrográfica.
“Para el gobierno siguiente (que asuma el 1 de marzo) quedan las bases para continuar las acciones. Eso no quiere decir que no sea necesario seguir trabajando”, advirtió.
Rucks resaltó que en este taller se cimentó la relación entre la academia y la gestión, que es necesaria para unificar los esfuerzos y dar mayor potencia a investigaciones de calidad y relevancia para el desarrollo del país.
Sin embargo, entiende que es necesario incorporar a esa relación a otros actores, como el usuario final, que es quien consume los productos agrícolas y el agua que fluye por los cauces, y al empresario y productor, que debe alcanzar un equilibrio entre el uso de agrotóxicos para el cuidado ambiental y su productividad.
Rucks explicó que siempre hay un equilibrio entre los temas económicos y ambientales.
Cuando se hace una actividad productiva siempre se están utilizando recursos naturales. Si se manejan los agroquímicos con responsabilidad y con el conocimiento científico y técnico necesario, el productor podrá saber qué nutriente necesita el suelo y la planta para desarrollarse, y cuáles son los residuos que se van a generar y si pueden ser fertilizantes o contaminantes, explicó.
“Para tener un cuidado ambiental, siempre se debe contar con un aumento de los costos, pero también hay un beneficio adicional que es una producción ambientalmente certificada que hay que hacerla valer”, aseguró.
“Si uno reconoce que se produce con responsabilidad ambiental, eso debería tener un reconocimiento también en los precios de los productos”, agregó.