Anualmente se aprueban 150 nuevos proyectos de cooperación en Uruguay
Más del 90 % del monto total de fondos asignados para los 339 proyectos vigentes de cooperación internacional en Uruguay provienen de Naciones Unidas, la Unión Europea, BID, España y Japón. Así lo establece el informe sobre el estado de situación de la Cooperación Internacional en Uruguay 2011-2012 elaborado por la Agencia Uruguaya de Cooperación Internacional, organismo que promovió un debate sobre esta temática, esta semana.

La jornada de debate tuvo lugar en el Hotel Four Point, el martes 4 de diciembre. Representantes de distintos sectores realizaron algunas reflexiones sobre la situación de la cooperación internacional en Uruguay, con particular énfasis en las implicancias para las organizaciones de la sociedad civil.
De acuerdo a un informe mencionado en el debate, a las fuentes de cooperación internacional se les debe agregar la contribución que realizan otros países u organismos internacionales a Uruguay. Entre ellos se menciona al Banco Mundial, China, la Corporación Andina de Fomento, Canadá, Colombia, Brasil, Estados Unidos, Francia, Italia, México, Reino Unido, Venezuela y el Fondo Mundial contra el SIDA, la Tuberculosis y la Malaria.
El documento destaca que los objetivos principales de la cooperación internacional a Uruguay se basan principalmente en contribuir con el desarrollo local y nacional, el fortalecimiento institucional, el desarrollo de capacidades, el diseño de políticas públicas desde una perspectiva de género, la promoción de derechos y a la mejora de las condiciones de vida de la población.
Anualmente se aprueban más de 150 nuevos proyectos de cooperación en Uruguay. Alrededor de 340 proyectos activos de cooperación internacional son los que existen en el país, en la actualidad, por un monto total de US$ 178 millones. También hay aportes significativos de organismos nacionales que se suman a la cooperación internacional por US$ 163 millones, lo que significa unos US$ 341 del monto total destinado a la cooperación internacional en Uruguay. Por cada dólar que destinan las fuentes de cooperación a un proyecto, la contrapartida nacional aporta US$ 0,9.
Debate
El panel de la mesa de debate estuvo presidido por el director ejecutivo de la Agencia Uruguaya de Cooperación Internacional (AUCI), Martín Rivero; la directora del Instituto de Comunicación y Desarrollo, Anabel Cruz; la coordinadora nacional del Programa de Pequeñas Donaciones del Fondo para el Medio Ambiente Mundial del PNUD, Sandra Basan, y el coordinador ejecutivo de la Red Argentina para la Cooperación Internacional, Guillermo Correa. En carácter de moderadora actuó la directora del Área de Políticas Sociales del CLAEH, Marcia Rivera.
A partir de las presentaciones de los panelistas, el director ejecutivo de AUCI, Martín Rivero, sostuvo que a su entender, cada tres o cuatro años, las prioridades, los temas y la forma de organización de la cooperación internacional a nivel local van a ir cambiando.
Rivero agregó que tal dinamismo determina que la forma de organización y de coordinación de esa cooperación también se discuta de manera permanente. “Desde la agencia estamos participando en la discusión regional sobre cómo se debe articular, en qué espacio debe coordinarse las acciones de cooperación sur-sur”.
Otro elemento que enfatizó es la condición de Uruguay de país de renta media alta. “Uruguay todavía sigue siendo receptor relativamente importante de cooperación internacional pero ya empieza a estar en una posición en la que pierde su posición de país elegible en cooperación por su grado de desarrollo relativo”, enfatizó.
A su juicio, esto es un elemento que afecta particularmente a la sociedad civil. “Por lo menos a aquellas que han estado asociadas a fondos globales de cooperación al desarrollo y a receptores directores a nivel internacional de estos fondos”.
“El desafío en el que estamos —añadió—, se centra en cómo reconvertimos ese rol de receptor tradicional de la cooperación internacional que hace muchos años no es como solía ser”.
Por eso, esa condición de desarrollo relativo de Uruguay, comparativamente alto, en relación con otros países de la región, determina que países como Uruguay tenga que pensar su propia estrategia en lo que tiene que ver con su participación activa en este escenario internacional de la cooperación. “Eso se cumple para el Gobierno pero también para las organizaciones de la sociedad civil”, concluyó Rivero.