Un ejemplo en San José

Apoyo de Colonización promueve el desarrollo familiar

Un predio de 35 há en Colonia Fernández Crespo (San José) es “el lugar en el mundo” de Alberto y su familia. Allí viven y desarrollan su pequeño emprendimiento lechero. La renta que abonan al Instituto Nacional de Colonización es sensiblemente inferior al precio que fija el mercado por esas tierras lo que les permite trabajar en forma “más holgada”. Hoy aspiran armar un sistema de riego y bebederos para mejorar su producción.

Colonos

Alberto Rivera es pareja de Marina, y con ella tiene tres hijos: Adriana, Fabián y Nicolás. Hace seis meses que viven —su esposa, él y el menor de los hijos— en un predio de 35 hectáreas que le arriendan al Instituto Nacional de Colonización (INC) en el departamento de San José, específicamente en la Colonia Fernández Crespo, Ruta 1 kilómetro 85. Antes vivía en Colonia Italia donde alquilaba unas tierras. La familia debió dejar ese campo, porque se puso en venta tras el fallecimiento del propietario.  

“Nosotros teníamos que entregar el campo donde estábamos y gracias a Colonización que nos dio esta fracción, pudimos conseguir acá y armar el establecimiento”, relató Alberto, quien se dedica a la producción de leche.

Anotarse en el Instituto para acceder a una fracción de tierra fue la solución para continuar desarrollando su producción, enviar leche a CONAPROLE y “seguir siendo productores” —con el valor que esta tarea connota para su familia—.

Actualmente paga a Colonización 90 dólares la hectárea por año, mientras que antes abonaba unos 300 dólares la hectárea, cifra promedio de lo que cuesta un arrendamiento en la zona. “El Instituto da esa facilidad que permite trabajar más holgado y si bien no es una fracción grande nos da para ir viviendo”, explicó.

“Hemos hecho pradera, sembrado maíz para ensilar para forraje de ganado. Ahora tenemos 25 vacas para ordeñe y remitimos unos 680 litros cada dos días”, detalló Alberto quien tiene la expectativa de mejorar sus niveles de producción, aunque recordó que hace poco que están desempeñando tareas de producción en este lugar. “Pensamos plantar más forraje, poner alguna vaca más y fertilizar un poco más”, explicó. El colono presentó un proyecto ante la Dirección General de Desarrollo Rural del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) para obtener el subsidio que le permita armar un sistema de riego en la pradera.

El proyecto es colocar bebederos en diferentes partes del predio para que el ganado no necesite caminar mucho en busca de agua cuando está comiendo. Actualmente cuentan con un pozo que les rinde en función de la bomba 6000 litros por hora, que alcanza solo para el tambo. “El ganado también toma agua del pozo pero no da como para regar”, indicó el colono quien procura regar al menos unas seis hectáreas para mejorar el rendimiento de la producción.

Al margen de lo que sería crecer en producción, Alberto quiere que ese crecimiento le permita “traer” a uno de sus hijos, “que no tenga que trabajar para afuera y que me ayude”. Se trata de “poder agrandarse un poco para vivir mejor”, dijo.

En esta modalidad, la familia cuenta con asistencia técnica. Periódicamente un ingeniero de CONAPROLE visita el campo, y es, además, quien los asesoró para armar el proyecto ante la Dirección General de Desarrollo Rural.

Los colonos destacaron el buen relacionamiento que tienen con los vecinos y aseguraron que con una tierra rentada al INC “uno puede trabajar tranquilo”. Recordaron que es fundamental “pagar la renta y hacer las cosas bien”.

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