Atención y tratamiento
Coincidiendo con el primer aniversario de Chanaes, Mauricio egresará e iniciará un proyecto propio de vida saludable. Tiene 22 años, terminó el liceo, sabe inglés y computación. A los 17 comenzó a consumir.
Mauricio admite que “le puede pasar a cualquiera” y por eso quiso transmitir un mensaje de aliento a los “gurises” (jóvenes) que pasan por esta situación. Para los técnicos de Chanaes, el reconocimiento de que existe el problema de consumo problemático y la motivación a resolverlo son los primeros pasos para el éxito de cualquier tratamiento.
En el centro Chanaes, ubicado en el paraje Rocho en San José, este joven se sintió fuertemente motivado hacia la carpintería, oficio al que se dedica en los ratos libres luego de salir a trabajar en una pasantía de un año que consiguió gracias a los programas de inserción social de la Junta Nacional de Drogas.
Ese contrato le permitió armar un proyecto de vida propio, pensar en alquilar un apartamento, seguir con su terapia en el centro, pero desde fuera, y empezar de nuevo.
Chanaes atiende a adolescentes consumidores de drogas con patología dual, con trastornos psiquiátricos asociados. Abrió sus puertas en agosto de 2013 y recibió al primer usuario el 9 de setiembre.
Se trata de una iniciativa impulsada desde el Estado por la Red Nacional de Atención y Tratamiento en Drogas (Renadro), un trabajo interinstitucional que involucra a varios organismos públicos y ha ayudado a consolidar un sistema de atención de internación y ambulatorios para responder a la demanda de usuarios consumidores de drogas con diferentes problemáticas.
El sustento del funcionamiento del centro, en el que el Estado invierte casi un millón de pesos mensuales, es un fideicomiso de la Renadro, integrado por la Junta Nacional de Drogas, los ministerios de Salud Pública y de Desarrollo Social, la Administración de Servicios de Salud del Estado (ASSE) y el Instituto del Niño y el Adolescente del Uruguay (INAU).
En ese contexto, se puso en marcha esta residencia de mediana y larga estadía de hasta nueve meses de internación, para todo el país, que tiene capacidad para atender en forma simultánea a un máximo de 18 varones de entre 16 a 27 años. La gestión está a cargo de la no gubernamental Fundación Dianova.
Alternativa viable
El director técnico del residencial, el psiquiatra Maximiliano Gutiérrez, y su coordinador, el psicólogo Alfonso Arocena, reafirmaron la validez de esta opción terapéutica a través de la cual ya se han atendido más de 30 jóvenes.
“Es un enfoque importante que pasa con estar en la cotidianeidad que en otros centros no pasa y es fundamental, salir con ellos de paseo, conocer a la familia, y eso cambia radicalmente para el seguimiento clínico de la medicación”, enfatizó Gutiérrez.
Para los técnicos, la inserción laboral durante y después del tratamiento es la base de la recuperación. Insistieron en resaltar que se trata de jóvenes que, tanto por su trastorno psiquiátrico como por el uso problemático de drogas, han deteriorado todas sus redes sociales al máximo al tiempo que la sociedad también los margina.
Pero aseguran, no todo está perdido. “La metodología educativo terapéutica sigue siendo la herramienta fundamental en función de la reeducación de hábitos saludables en esta población”, advirtieron.
Destacaron la importancia de los talleres de carpintería, herrería y construcción, que los prepara para una futura salida laboral a lo que se suma las clases de la maestra que busca mejorar su comprensión lectora y la escritura, dentro de un proyecto terapéutico individualizado.
“Hoy tenemos cuatro usuarios afuera que la están luchando. No es un proceso que termina en Chanaes. Empezó mucho antes y que va a terminar mucho después. El centro es un eslabón de esa cadena, pero sí se posible un proyecto de vida saludable”, aseguró.
Proyectos de inserción
La propuesta terapéutica incluye proyectos de inclusión coordinados desde el Departamento de Inserción Social de la Junta Nacional de Drogas.
Actualmente, a través de este departamento se ha logrado insertar laboralmente a cuatro egresados.
Un proyecto de inserción a corto plazo prevé la intervención del Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional, con recursos humanos y materiales en Chanaes para dictar talleres de sanitaria y electricidad.
En este caso se piensa construir un galpón para continuar la producción de conejos y posibilitar que los que egresan y se quedan en la zona puedan continuar con esa producción desde afuera.
Chanaes: Usuarios con patología dual pueden armar un proyecto de vida saludable
La metodología educativo-terapéutica sigue siendo la herramienta fundamental para reintegrar los hábitos saludables a la población con uso problemático de drogas y trastornos psiquiátricos asociados. Ayudar a recobrar esos valores para el cuidado de sí mismo y su inserción social y familiar es tarea prioritaria del Chanaes, señalan técnicos de este centro referente en la materia en Uruguay que este mes cumple un año de vida.

Mauricio admite que “le puede pasar a cualquiera” y por eso quiso transmitir un mensaje de aliento a los “gurises” (jóvenes) que pasan por esta situación. Para los técnicos de Chanaes, el reconocimiento de que existe el problema de consumo problemático y la motivación a resolverlo son los primeros pasos para el éxito de cualquier tratamiento.
En el centro Chanaes, ubicado en el paraje Rocho en San José, este joven se sintió fuertemente motivado hacia la carpintería, oficio al que se dedica en los ratos libres luego de salir a trabajar en una pasantía de un año que consiguió gracias a los programas de inserción social de la Junta Nacional de Drogas.
Ese contrato le permitió armar un proyecto de vida propio, pensar en alquilar un apartamento, seguir con su terapia en el centro, pero desde fuera, y empezar de nuevo.
Chanaes atiende a adolescentes consumidores de drogas con patología dual, con trastornos psiquiátricos asociados. Abrió sus puertas en agosto de 2013 y recibió al primer usuario el 9 de setiembre.
Se trata de una iniciativa impulsada desde el Estado por la Red Nacional de Atención y Tratamiento en Drogas (Renadro), un trabajo interinstitucional que involucra a varios organismos públicos y ha ayudado a consolidar un sistema de atención de internación y ambulatorios para responder a la demanda de usuarios consumidores de drogas con diferentes problemáticas.
El sustento del funcionamiento del centro, en el que el Estado invierte casi un millón de pesos mensuales, es un fideicomiso de la Renadro, integrado por la Junta Nacional de Drogas, los ministerios de Salud Pública y de Desarrollo Social, la Administración de Servicios de Salud del Estado (ASSE) y el Instituto del Niño y el Adolescente del Uruguay (INAU).
En ese contexto, se puso en marcha esta residencia de mediana y larga estadía de hasta nueve meses de internación, para todo el país, que tiene capacidad para atender en forma simultánea a un máximo de 18 varones de entre 16 a 27 años. La gestión está a cargo de la no gubernamental Fundación Dianova.
Alternativa viable
El director técnico del residencial, el psiquiatra Maximiliano Gutiérrez, y su coordinador, el psicólogo Alfonso Arocena, reafirmaron la validez de esta opción terapéutica a través de la cual ya se han atendido más de 30 jóvenes.
“Es un enfoque importante que pasa con estar en la cotidianeidad que en otros centros no pasa y es fundamental, salir con ellos de paseo, conocer a la familia, y eso cambia radicalmente para el seguimiento clínico de la medicación”, enfatizó Gutiérrez.
Para los técnicos, la inserción laboral durante y después del tratamiento es la base de la recuperación. Insistieron en resaltar que se trata de jóvenes que, tanto por su trastorno psiquiátrico como por el uso problemático de drogas, han deteriorado todas sus redes sociales al máximo al tiempo que la sociedad también los margina.
Pero aseguran, no todo está perdido. “La metodología educativo terapéutica sigue siendo la herramienta fundamental en función de la reeducación de hábitos saludables en esta población”, advirtieron.
Destacaron la importancia de los talleres de carpintería, herrería y construcción, que los prepara para una futura salida laboral a lo que se suma las clases de la maestra que busca mejorar su comprensión lectora y la escritura, dentro de un proyecto terapéutico individualizado.
“Hoy tenemos cuatro usuarios afuera que la están luchando. No es un proceso que termina en Chanaes. Empezó mucho antes y que va a terminar mucho después. El centro es un eslabón de esa cadena, pero sí se posible un proyecto de vida saludable”, aseguró.
Proyectos de inserción
La propuesta terapéutica incluye proyectos de inclusión coordinados desde el Departamento de Inserción Social de la Junta Nacional de Drogas.
Actualmente, a través de este departamento se ha logrado insertar laboralmente a cuatro egresados.
Un proyecto de inserción a corto plazo prevé la intervención del Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional, con recursos humanos y materiales en Chanaes para dictar talleres de sanitaria y electricidad.
En este caso se piensa construir un galpón para continuar la producción de conejos y posibilitar que los que egresan y se quedan en la zona puedan continuar con esa producción desde afuera.