Fue destacada la presencia de Mujica en acto por el 60º aniversario del Asalto a Moncada
Especial destaque tuvo este viernes en los actos de celebración del 60º aniversario del Asalto al Cuartel Moncada la presencia del Presidente José Mujica, único mandatario de países que no integran la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) presente para la ocasión en Santiago de Cuba.

"Vino a Cuba a comienzos de los años 60, cuando era un jovencito lleno de sueños, los mismos sueños que tiene aún hoy, aunque en aquella ocasión sin reumatismo", dijo cariñosamente el Presidente de Cuba, Raúl Castro, al mencionarlo al comienzo de su discurso, bromeando con las palabras de su visitante, que había hablado de los achaques que la vejez trae consigo.
Luego, al mencionar “los avances sociales” logrados en nuestro país, como parte del avance del proceso de integración y de las fuerzas progresistas en América Latina, volvió a hacer una referencia personal, al referirse al mandatario como “un viejo guerrillero tupamaro, que pasó 14 años en prisión”.
Los actos se realizaron en la plaza central de la capital santiaguera, ubicada frente al histórico Cuartel Moncada, ante varios miles de personas, con la presencia de los presidentes de Venezuela, Nicolás Maduro, de Bolivia, Evo Morales, y de Nicaragua, Daniel Ortega, además de los primeros ministros de las naciones caribeñas insulares que integran el ALBA.
La oratoria comenzó, como es habitual en la isla caribeña, muy temprano, a las 07:00 horas, con más de 30 grados de temperatura y una elevada humedad, y se prolongó por casi tres horas. Todos los jefes de Estado y de gobierno presentes hicieron breves intervenciones, que fueron sazonadas con coloridos espectáculos de danza y música.
Mujica destacó que la revolución cubana dio a ese pueblo y a todos los pueblos de América Latina un sentido de dignidad y autoestima; la certeza de que es posible luchar por sus derechos soberanos y por una vida mejor, sin importar las dimensiones geográficas y el poder de cada nación.
“Solo es posible el mundo y el porvenir si nos acostumbramos a entender que el mundo es diversidad, respeto y tolerancia, y que nadie tiene derecho por ser grande y fuerte a aplastar a los pequeños y los débiles”, afirmó más adelante.
"Nos juntamos ante este cuartel, donde seguramente los muchachos que atacaban soñaban que era más fácil, pero si en el mundo no hubiera habido soñadores todavía andaríamos con un taparrabos caminando por la selva. El mundo cambia porque hay gente comprometida y capaz de soñar”, agregó.
"Inspirados por los sueños de aquellos cubanos —siguió—, oleadas de juventudes nos movimos por toda nuestra América. Hoy somos viejos, arrugados, canosos, llenos de reumatismo, de nostalgias y de recuerdos, y nos reímos de nosotros mismos, por las chamboneadas que hemos cometido, pero fueron chamboneadas sin precio, por una causa, por el sueño de una humanidad con igualdad básica, con garantías básicas”.