Santuario de ballenas y delfines

Gilardoni: “Ley 19.128 refuerza normativa vigente destinada a preservación de cetáceos”

La Ley 19.128 que declara santuario de ballenas y delfines al mar territorial y la zona económica exclusiva del país incorpora la prohibición y penalización de agresiones y molestias intencionales a estos mamíferos marinos, sostuvo el director nacional de Recursos Acuáticos (DINARA), Daniel Gilardoni. El organismo trabaja con especialistas de la región en un plan de manejo para la conservación de la ballena franca austral.

Daniel Gilardoni, director nacional de Recursos Acuáticos

Para la Comisión Ballenera Internacional un santuario es una zona libre de caza de cetáceos, explicó el director nacional de Recursos Acuáticos (DINARA), Daniel Gilardoni.


"Con la promulgación de la Ley 19.128, Uruguay no solo pasa a tener en el mar territorial y en su zona económica exclusiva un santuario sino que adopta otras medidas proteccionistas adicionales. En ese sentido, prohíbe y penaliza cualquier tipo de agresión o molestia intencional que se realice a esos animales", fundamentó el jerarca.


El Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) y la DINARA habían establecido con anterioridad que la estrategia con los cetáceos no es la caza sino el uso no letal de los mismos para el avistaje y el establecimiento de puntos turísticos, por lo que esta ley refuerza un decreto vigente porque establece aspectos muy similares a los contenidos en la presente ley.


Navegación, principal amenaza

Gilardoni expresó a la Secretaría de Comunicación que los controles para salvaguardar la integridad de ballenas y delfines en el mar no es una tarea sencilla por razones de infraestructura y recursos humanos.


El entrevistado afirmó que hay otros instrumentos y herramientas muy útiles. Mencionó, a modo de ejemplo, que la DINARA y la Facultad de Ciencias (UdelaR) trabajan junto con especialistas de Argentina y Brasil en un plan de manejo para la conservación de la ballena franca austral.


“Para nuestro país la amenaza más importante es la navegación, buena parte de los varamientos se deben a las colisiones de las embarcaciones con los cetáceos”, observó. “Habrá que analizar los corredores de navegación y determinar qué medidas pueden mitigar esas amenazas, en lo que ya se está trabajando”, sugirió.


En el caso de ANCAP que realiza prospecciones sísmicas en el mar territorial tiene prevista la presencia de observadores a bordo que deben cumplir la normativa vigente. De constatarse que hay cetáceos en el área donde los buques realizan prospecciones el hecho puede determinar que la actividad se enlentezca, detenga o cambie el punto de operaciones. “No solo importan los controles sino todas las medidas tendientes a una mejor interacción entre las actividades humanas y ballenas y delfines”, puntualizó Gilardoni.


Iniciativas en la región

El jerarca recordó que la DINARA, además, elaboró un “instructivo muy completo” que prevé la operativa en la cercanía de estos mamíferos marinos. El organismo y el Ministerio de Turismo y Deporte también dictan cursos destinados a quienes operan las embarcaciones.  


Gilardoni dijo que en el mundo hay ejemplos de santuarios, reservas, zonas libres de caza, agresiones o molestias. En la región, Argentina tiene zonas de protección marina; Brasil, un área de prohibición de caza y Chile posee una ley similar a la de nuestro país.


Además, recordó que, en el ámbito de la Comisión Ballenera Internacional, Uruguay, Brasil y Argentina propusieron un santuario para proteger la ballena franca en el Atlántico Sur pero la iniciativa no logró reunir los votos suficientes para su concreción.