Cuidemos a los que cuidan
Uruguay Crece Contigo (UCC), el programa perteneciente al Área de Políticas Territoriales (APT) de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP), organizó a mediados de este mes un encuentro nacional y anual de operadores del área social y salud, supervisores, facilitadores regionales, parteras obstetras, médicos de familia, nutricionistas y demás actores involucrados.
El foro, que tuvo lugar en la sede del Instituto de Perfeccionamiento y Estudios Superiores (IPES), reunió a más de 240 participantes.
Cabe recordar que todos los meses se desarrollan jornadas de capacitación en temas puntuales, que los equipos precisan fortalecer de acuerdo a las características y necesidades que tienen las familias. Se realiza mediante un sistema presencial para los técnicos de Montevideo y por videoconferencia para los del interior del país.
Finalmente, una vez al año, se realiza este encuentro nacional que sirve para fortalecer los equipos desde lo técnico. El desarrollado los días 16 y 17 de este mes fue el tercero, desde que se puso en marcha UCC.
Durante las dos jornadas de trabajo se realizaron talleres, se presentaron determinadas estrategias a través de una actividad recreativa liderada por docentes de la Facultad y se le rindió cuentas a las técnicos sobre lo avanzado en los demás componentes del programa.
Cuidemos a los que cuidan
En este contexto se vienen realizando actividades con todos los equipos del país en convenio con la Facultad de Psicología bajo la consigna “cuidemos a los que cuidan”.
Los técnicos del programa trabajan con familias en extrema vulnerabilidad social y sanitaria, y eso requiere no solo de mucho saber técnico y fortaleza humana, sino que también deben tener mucha solidez desde el punto de vista emocional. Por ese motivo se desarrolló una estrategia de trabajo junto con la facultad para fortalecer a los equipos con herramientas en el abordaje de las familias.
“Cuando uno maneja recursos humanos y tiene experiencia de trabajar con familias de mucha complejidad, requiere que los equipos se sientan fortalecidos con estrategias no solamente de capacitación y formación en esos temas, sino también tener herramientas desde el punto de vista psicológico para poder seguir trabajando y no perder el objetivo”, explicó a la Secretaría de Comunicación la coordinadora del programa, Cristina Lustemberg.
Además se trabaja con otro licenciado en psicología que tiene experiencia en la tarea de afrontar situaciones de extrema vulnerabilidad y dificultades vinculadas a mortalidad materna e infantil.
Ambas iniciativas son parte de una estrategia que tiene el programa con el objetivo fundamental de cuidar a los que cuidan.
“Parte de los resultados obtenidos en cuanto a mejoría de acceso a prestaciones está vinculado a la calidad de los recursos humanos que son en general jóvenes con mucha formación técnica, pero sobre todo con cualidades humanas que hacen que trabajen con las familias desde el lugar, desde la empatía y la corresponsabilidad, trazándose objetivos comunes pero sin invadir la privacidad”, dijo.
Por más formación técnica que haya, se conocen historias que movilizan mucho emocionalmente a las personas, de ahí la definición de prioridad, en lo que respecta a la generación de estrategias de apoyo psicológico y emocional y con herramientas técnicas para trabajar con estas familias.
Resultados
El programa ya llega a 5.635 familias en extrema vulnerabilidad. Esto representa 25.000 personas, 8.500 de los cuales son niñas y niños menores de cuatro años y 2.500 son mujeres embarazadas. A fin de año se llegará a 9.000 familias, lo cual involucra a 40.000 integrantes.
Hay resultados tangibles en el componente focalizado, en el trabajo de cercanía, que son analizados por el componente propio del programa denominado de “evaluación y monitoreo”.
Los indicadores de acceso a las prestaciones sociales mejoraron casi en 70 % en ese universo de familias, así como el acceso a los centros Caif.
Varios indicadores difíciles de revertir mejoraron tras meses y meses de trabajo. Por ejemplo, 32 % de estos niños tenían anemia antes del inicio del trabajo y se redujo a menos de 9 % tras la intervención.
Las alteraciones vinculadas al desarrollo infantil también mejoran de forma ostensible y las prácticas de crianza. La desnutrición crónica bajó de 24 a 18 % en estos hogares.
Una situación similar ocurrió con los indicadores de depresión materna, que tenían las mamás embarazadas con las cuales se trabaja. El 31 % de esas madres tenían depresión evaluada por un cuestionario internacional y la cifra descendió a 15 % después del trabajo conjunto.
Más de 70 % de las mamás tuvieron los controles adecuados durante el embarazo, lo cual se traduce en una mejora de los indicadores que suelen ser más duros, como el porcentaje de bajo peso al nacer y de prematurez.
El 27 % de esas mamás tenían bebés que pesaban menos de 2.500 gramos, pero luego del acompañamiento del programa solo 8 % sufren el problema, dato igual que el promedio nacional.
También el porcentaje de prematurez bajó de 18 a 8 % por debajo del promedio nacional.
Cuando se trabaja desde la cercanía y la empatía con estas familias de extrema vulnerabilidad facilitando el acceso a servicios, se pueden ver los resultados.
Gobierno brinda apoyo psicológico a quienes trabajan con familias de Uruguay Crece Contigo
En un acuerdo con la Universidad de la República, el programa Uruguay Crece Contigo de la OPP desarrolla una estrategia de apoyo psicológico y emocional para preservar los recursos humanos que trabajan en distintas partes del país con familias en extrema vulnerabilidad. Estos técnicos, que son fundamentales en el proceso de atención y en el acceso a prestaciones sociales, se reúnen anualmente para intercambiar experiencias.

El foro, que tuvo lugar en la sede del Instituto de Perfeccionamiento y Estudios Superiores (IPES), reunió a más de 240 participantes.
Cabe recordar que todos los meses se desarrollan jornadas de capacitación en temas puntuales, que los equipos precisan fortalecer de acuerdo a las características y necesidades que tienen las familias. Se realiza mediante un sistema presencial para los técnicos de Montevideo y por videoconferencia para los del interior del país.
Finalmente, una vez al año, se realiza este encuentro nacional que sirve para fortalecer los equipos desde lo técnico. El desarrollado los días 16 y 17 de este mes fue el tercero, desde que se puso en marcha UCC.
Durante las dos jornadas de trabajo se realizaron talleres, se presentaron determinadas estrategias a través de una actividad recreativa liderada por docentes de la Facultad y se le rindió cuentas a las técnicos sobre lo avanzado en los demás componentes del programa.
Cuidemos a los que cuidan
En este contexto se vienen realizando actividades con todos los equipos del país en convenio con la Facultad de Psicología bajo la consigna “cuidemos a los que cuidan”.
Los técnicos del programa trabajan con familias en extrema vulnerabilidad social y sanitaria, y eso requiere no solo de mucho saber técnico y fortaleza humana, sino que también deben tener mucha solidez desde el punto de vista emocional. Por ese motivo se desarrolló una estrategia de trabajo junto con la facultad para fortalecer a los equipos con herramientas en el abordaje de las familias.
“Cuando uno maneja recursos humanos y tiene experiencia de trabajar con familias de mucha complejidad, requiere que los equipos se sientan fortalecidos con estrategias no solamente de capacitación y formación en esos temas, sino también tener herramientas desde el punto de vista psicológico para poder seguir trabajando y no perder el objetivo”, explicó a la Secretaría de Comunicación la coordinadora del programa, Cristina Lustemberg.
Además se trabaja con otro licenciado en psicología que tiene experiencia en la tarea de afrontar situaciones de extrema vulnerabilidad y dificultades vinculadas a mortalidad materna e infantil.
Ambas iniciativas son parte de una estrategia que tiene el programa con el objetivo fundamental de cuidar a los que cuidan.
“Parte de los resultados obtenidos en cuanto a mejoría de acceso a prestaciones está vinculado a la calidad de los recursos humanos que son en general jóvenes con mucha formación técnica, pero sobre todo con cualidades humanas que hacen que trabajen con las familias desde el lugar, desde la empatía y la corresponsabilidad, trazándose objetivos comunes pero sin invadir la privacidad”, dijo.
Por más formación técnica que haya, se conocen historias que movilizan mucho emocionalmente a las personas, de ahí la definición de prioridad, en lo que respecta a la generación de estrategias de apoyo psicológico y emocional y con herramientas técnicas para trabajar con estas familias.
Resultados
El programa ya llega a 5.635 familias en extrema vulnerabilidad. Esto representa 25.000 personas, 8.500 de los cuales son niñas y niños menores de cuatro años y 2.500 son mujeres embarazadas. A fin de año se llegará a 9.000 familias, lo cual involucra a 40.000 integrantes.
Hay resultados tangibles en el componente focalizado, en el trabajo de cercanía, que son analizados por el componente propio del programa denominado de “evaluación y monitoreo”.
Los indicadores de acceso a las prestaciones sociales mejoraron casi en 70 % en ese universo de familias, así como el acceso a los centros Caif.
Varios indicadores difíciles de revertir mejoraron tras meses y meses de trabajo. Por ejemplo, 32 % de estos niños tenían anemia antes del inicio del trabajo y se redujo a menos de 9 % tras la intervención.
Las alteraciones vinculadas al desarrollo infantil también mejoran de forma ostensible y las prácticas de crianza. La desnutrición crónica bajó de 24 a 18 % en estos hogares.
Una situación similar ocurrió con los indicadores de depresión materna, que tenían las mamás embarazadas con las cuales se trabaja. El 31 % de esas madres tenían depresión evaluada por un cuestionario internacional y la cifra descendió a 15 % después del trabajo conjunto.
Más de 70 % de las mamás tuvieron los controles adecuados durante el embarazo, lo cual se traduce en una mejora de los indicadores que suelen ser más duros, como el porcentaje de bajo peso al nacer y de prematurez.
El 27 % de esas mamás tenían bebés que pesaban menos de 2.500 gramos, pero luego del acompañamiento del programa solo 8 % sufren el problema, dato igual que el promedio nacional.
También el porcentaje de prematurez bajó de 18 a 8 % por debajo del promedio nacional.
Cuando se trabaja desde la cercanía y la empatía con estas familias de extrema vulnerabilidad facilitando el acceso a servicios, se pueden ver los resultados.