Gobierno se asesora con OPS sobre comunicación de riesgos
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) envió una misión de apoyo a Uruguay tras solicitud expresa del país para asesorarse respecto a este tipo de emergencias sanitarias. Uruguay tiene dengue autóctono tras mantenerse libre 19 años. El organismo reconoce lo hecho a nivel epidemiológico pero también en comunicación de riesgos, porque asegura que la velocidad con la que la información viaja, puede salvar vidas.

“La comunicación se volvió mucho más rápida, surgen los rumores y hay que salir a dar respuesta sin mucho tiempo para verificar. Acostumbramos hacer comunicación unidireccional, pero necesitamos escuchar a la población y hacer una comunicación adaptada a sus necesidades”, fue uno de los primeros mensajes que dejó la misión de especialistas de la OPS/OMS que visita Uruguay durante toda la semana a pedido del Gobierno Nacional para asesorar ante el brote de dengue.
El equipo de comunicación de riesgos ofreció un taller relacionado a la enfermedad vectorial y al manejo informativo desde sus diversas aristas, incluyendo aspectos educativos hacia la comunidad.
Cistina Mañá y Vilma Gutiérrez son especialistas en comunicación de riesgo y Mónica Prado es experta en movilización comunitaria. Durante toda la jornada del miércoles 9 de marzo, en la sede del Ministerio de Salud Pública, las enviadas de la OPS intercambiaron experiencias y recomendaciones con equipos de comunicación del Gobierno (Presidencia, ministerios, organismos) pero también de organizaciones vinculadas al tema (Unicef por ejemplo).
“De cada diez usuarios que entran a Internet, ocho tienen una cuenta en Facebook y Twitter. La tercera parte de ellos recibe y comparte información”, fundamentó la experta para explicar que el manejo de las redes “puede ser una bendición o una maldición”. La clave parece estar en el manejo de los datos y en tener en cuenta que la comunicación es una herramienta tan importante y necesaria como pueden ser los equipos de salud calificados y los laboratorios de epidemiología.
“La velocidad con la que la información viaja puede salvar vidas y puede ser la diferencia entre la vida y la muerte”, expresó convencida Cristina Mañá, complementó al especificar que una emergencia de salud pública genera incertidumbre, sensación de urgencia, temor, alarma y confusión, por eso es fundamental ser claros, evitar mensajes confusos y actuar con responsabilidad.
Entre las recomendaciones, las especialistas insisten una y otra vez en el mensaje, en la forma en que la autoridad los transmite a la población y en la importancia de ponerse de acuerdo en cómo comunicar, contando además con voceros acreditados y preparados.
Mañá reconoció un creciente interés de los medios por desarrollar sensacionalismo en las noticias y la existencia de vacíos de información, por lo cual la comunicación de riesgo no implica solo contar los muertos y heridos, dar curvas de epidemias y llenar páginas de diarios, sino que supone coordinación e intercambio. Ante una emergencia de salud es importante incluir las preocupaciones y opiniones para tomar las mejores decisiones, así como graficar la diferencia entre el riesgo real y el riesgo percibido. Para ello es prioritario mantener a la población informada para instrumentar la prevención.
“Con detección temprana habrá respuesta rápida y mayores oportunidades de controlar la situación, lo que redundará en menos morbilidad y mortalidad”, dijo.
La OPS plantea cinco principios básicos: confianza, anuncio temprano, transparencia, vigilancia y estrategia de comunicación de riesgo. “Es fundamental sentarse, organizarse y diseñar una estrategia de gestión de riesgos que se instrumente y que no quede sobre un escritorio”, insistió Vilma Gutiérrez, quien hizo hincapié además en el control de la situación y en la evaluación de las lecciones aprendidas.
“Si no hablamos, otros lo harán”, recalcaron las especialistas, quienes argumentaron que una buena comunicación no reemplaza una mala estrategia sanitaria, pero sin embargo una mala comunicación puede hacer fracasar la mejor gestión sanitaria.
Entre las sugerencias realizadas, en el encuentro se habló de la preparación y planificación “en tiempos de paz” para contar con una estrategia “en tiempos de crisis”, pero esa estrategia es clave que sea parte de los planes institucionales y regionales, que convoque a los distintos actores involucrados, lo que incluye la correspondiente capacitación y el manejo de un mensaje unificado. “No podemos ser reactivos porque cometeremos errores seguros”, recomendaron.
Se considera fundamental contar la voluntad política, con un equipo que asegure respuesta a la emergencia, con un marco legal y jurídico y elaborar un mapa de riesgos, contar con socios y aliados con quienes trabajar, conocer cuáles son las poblaciones en riesgo, aprender su cultura y visualizar sus espacios de comunicación, para poder ser efectivos.
En cuanto a la comunicación para impactar en conductas, considerada una comunicación educativa, se habló de una acción comunitaria. “La gente primero escucha, luego se informa, se convence, toma la decisión, inicia acciones, aguarda una reconfirmación y mantiene la conducta si todos está bien, pero también puede que no responda al estímulo”, relató la especialista Mónica Prado.
Según valoraron, desempeñan un rol importante otros actores que pueden impactar de forma más eficiente en la comunidad como por ejemplo los referentes barriales, los docentes en los centros educativos y actores de teatro. Para llevarlo a cabo se implementan charlas en centros educativos, en clubes de fútbol, donde la comunicación es más directa, con recorridas acompañadas de muestras de criaderos, maquetas con el ciclo de vida del mosquito, actores que recrean síntomas de la enfermedad. “Estas iniciativas tienen resultados espectaculares que derivan en la retención de la información y la generación de cambios de conducta”, dijo Mónica Prado.