Balance de un quinquenio

El INJU es referencia y ejemplo a seguir por organismo juvenil iberoamericano

“El salto cualitativo y cuantitativo que dio el INJU ha sido notable y es una referencia internacional”, alabó el secretario general de la Organización Iberoamericana de la Juventud (OIJ) Alejo Ramírez, al reseñar la evaluación sobre lo actuado en el último quinquenio. También el ministro de Desarrollo Social, Daniel Olesker, resaltó del organismo su apuesta programática, la descentralización y la participación lograda.

Ministro de Desarrollo Social, Daniel Olesker
Ramírez señaló que en 2008 se realizó una consultoría al INJU (Instituto Nacional de la Juventud para obtener "un pantallazo general de su funcionamiento y cinco años después nos pareció interesante evaluar cómo había evolucionado y la verdad es que el salto cualitativo y cuantitativo que dio ha sido notable y es una referencia para Iberoamérica”, subrayó.

En ese sentido, destacó como aspectos positivos la ratificación de la Convención Iberoamericana de Derechos de los Jóvenes, el desarrollo de un Plan Nacional de Juventudes, la rendición de cuentas que se realiza cada 12 de agosto, el diálogo con la sociedad civil, la ley de empleo juvenil y la carrera denominada “Ser joven no es delito”.

En la presentación realizada este jueves participaron, además de Olesker y Ramírez, el director del INJU, Matías Rodríguez, la profesora e investigadora Verónica Filardo, de la Facultad de Ciencias Sociales, y Anahí Alarcón, consultora encargada de la investigación.

“Todos estos son procesos que hacen a las políticas públicas y al reconocimiento de las personas jóvenes como actores de transformación”, afirmó Ramírez, al tiempo que resaltó la buena gestión del Inju “porque supo conducir con buenos programas y con muñeca política”.

“Vemos todo esto con mucha admiración y nos parecía muy importante sistematizar este proceso, porque lo queremos utilizar como referencia para otros países”.  “Desde el exterior se mira con muy buenos ojos lo que Uruguay ha hecho con la juventud”, agregó.

Ramírez también destacó la cooperación con varios países de la región que el Inju ha concretado en los últimos años.

Por su parte, el ministro Olesker señaló cuatro ejes que hicieron posible la transformación del INJU. El programático, que enfatizó en programas con sesgo en los problemas de la juventud como la ley de empleo juvenil, compromiso educativo, consejerías de salud en los liceos.

El segundo eje fue priorizar la presencia territorial del INJU y hoy cuenta con referentes territoriales en 13 departamentos.

El tercer énfasis incluyó la participación política donde apareció el programa “Más centros”, que fomentó el acercamiento de los estudiantes y sus familias a los centros educativos los fines de semana, u otros eventos como la carrera que se realiza anualmente "5K: Ser joven no es delito”.

El último pilar radicó en concentrar todo lo realizado en el quinquenio y aprobar el plan estratégico 2015-2025, que incluirá todas las áreas del INJU.

Con respecto a los desafíos, Olesker aseguró que consisten en “más de lo mismo”, o sea “continuar por el mismo camino readecuando ciertas cosas o asignando más recursos para otras".

"La ventaja con que se cuenta hoy es que la mayoría de los programas que se llevan adelante han sido evaluados y todos con resultados positivos”, indicó.

A su entender, las políticas de juventud deben seguir contando con el respaldo y coordinación con el movimiento sindical.

“Hoy hay 350.000 afiliados al movimiento sindical, la Federación Uruguaya de Empleados de Comercio e Industria (Fueci) tiene más de 25.000 y el Sindicato Único Nacional de la Construcción y Afines (Sunca), más de 40.000, y esto ha sido clave para el desarrollo de la ley de empleo juvenil”.

“Las autoridades del INJU del próximo período deberían tener el movimiento sindical como un gran aliado, especialmente para seguir adelante con lo relacionado al empleo juvenil y la vivienda”, finalizó.

A su turno, Rodríguez explicó que esta investigación da cuenta de un proceso y "habla de un camino recorrido".

Explicó que fue un proceso colectivo, que agrupó a muchas personas y organismos y apuntó a repensar la institucionalidad del organismo, brindándole la capacidad de articular e incorporar la perspectiva generacional en las políticas sectoriales.

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