Eficacia de la Unidad Móvil de Atención
“Este es un proyecto que se tiene que analizar longitudinalmente. Es una bisagra entre las personas y la institucionalidad y también un andamio, como sostén, porque muchas veces no van a poder mantener el tratamiento y pueden sentir culpa porque han generado un vínculo con nosotros”, reflexionó.
El equipo técnico de la UMA ha logrado atender a unos 70 consumidores problemáticos de drogas en situación de calle, quienes han respondido favorablemente a esta “mano tendida” por parte del Estado en el marco de políticas sociales y de reducción y tratamiento de usuarios de sustancias adictivas.
La UMA comenzó a funcionar a instancias de la Red Nacional de Drogas (Renadro), que integran la Junta Nacional de Drogas (JND), la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE), el Instituto del Niño y la Adolescencia (INAU) y los ministerios de Salud Pública y de Desarrollo Social, en coordinación con las juntas departamentales de drogas de Montevideo y Canelones.
El objetivo de esta nueva propuesta es ir al encuentro de la población en condiciones de alta vulnerabilidad que, por distintos motivos, no accede a los servicios y a la atención institucional. Así, el equipo especializado recorre distintos puntos del área metropolitana de Montevideo, donde ha establecido una serie de paradas fijas a las que los usuarios acuden para ser atendidos, escuchados y recibir tratamiento.
En verano, de martes a sábado desde las 19:00 horas y hasta la medianoche, el grupo integrado por los médicos Mauro Sánchez y Paula Galzerano, el sicólogo Germán Dorta, el educador Gonzalo Pieri, la enfermera y coordinadora del equipo Nora Olivera, más dos choferes que se turnan, se reúne en la entrada del dispositivo Ciudadela, desde donde salen rumbo al recorrido marcado cada día.
A su vez se realizan coordinaciones diarias con las organizaciones encargadas de recibir derivaciones y atender distintas situaciones que surgen en el horario de la recorrida.
Al llegar a las paradas determinadas salen a caminar o directamente inician su trabajo en el lugar, ya que en este corto tiempo se ha logrado que muchos de los usuarios esperen la llegada del móvil.
El grupo realiza la captación de los usuarios y aborda los temas relativos al consumo problemático de drogas desde un enfoque de salud integral. Brinda asistencia médica, psicológica y social, buscando potenciar un diálogo a través del rescate de los intereses particulares de los usuarios. Entre ellos, se busca prestar especial atención a los aspectos culturales y artísticos, dando lugar a su potencial creativo.
Experiencia positiva
Lo interesante de este programa es precisamente que se contacta con una población muy particular que por diversas razones no pueden hacer a los servicios de atención establecidos, indicó la enfermera Olivera, en el marco de un breve balance de estos primeros meses de funcionamiento de la UMA.
“Nos están esperando, necesitan cosas, plantean demandas y peticiones, como puede ser un trámite de obtención de cédula para gente que está en calle, la perdió hace años y nunca más la volvió a solicitar”, señaló.
“También solicitan ayuda por comida, ya que sólo fuman pasta base, y sobre todo un espacio donde puedan ser escuchados”, comentó.
La técnica subrayó que el equipo trabaja en red y coordina con otros organismos del Estado, pese a estar a contra horario ya que ella dispone de dos horas más de trabajo en el día precisamente para realizar las coordinaciones con otros servicios.
“Podemos iniciar tratamientos médicos en el móvil con una enfermera y un médico; nos encontramos con usuarios que por diferentes motivos se cortan, al punto que hemos tenido que desinfectar heridas de este tipo, suturar e iniciar un tratamiento de antibiótico, todo en el móvil”, detalló.
“También nos hemos encontrado con problemas de presión arterial. En ese caso se trata a la persona en el momento, se la medica y deriva y se le hace el acompañamiento necesario”, detalló Olivera.
Otra de las tareas encaradas es la realización de test rápidos tanto de embarazo como de la presencia del virus de inmunodeficiencia humana, causante del sida, y de VDRL, la prueba para detectar sífilis.
Para Olivera, el reto más importante que tiene la UMA es que estos usuarios sostengan el tratamiento de sus consumos problemáticos de drogas. No obstante, puntualizó que ya han logrado realizar derivaciones a distintos centros de atención y que han tenido logros importantes en relación a la inserción social y laboral.
“Hay un usuario que se fue de Las Piedras a un refugio en San José y está trabajando; ha tenido changas y estamos haciéndole el seguimiento. Hay otros que han ido a refugios y están viniendo a entrevistas de inserción laboral en el dispositivo Ciudadela”, agregó.
La población que atiende la UMA es mayoritariamente masculina y la edad varía según la zona. En Las Piedras y algunos puntos de Montevideo son jóvenes, en la parada de la estación de AFE, por ejemplo, son usuarios de mayor edad que llevan una medida de 10 años fumando pasta base, y presentan escasos o nulos vínculos familiares, tanto como otras redes de sostén.
Contacto con la realidad
Galzerano, que es junto a Sánchez la médica familiar y comunitaria del equipo, indicó que, si bien se han realizado consultas puntuales, en esta primera etapa el trabajo se ha centrado en diagnósticos de las diferentes situaciones y en tomar contacto con la realidad.
“Hemos tenido cosas puntuales como curar cortes y recetar antibióticos, pero lo que más vemos es el poco acceso que tienen a ser vistos por un médico, que les digan si están bien o mal. Existe esa necesidad y por su situación no es accesible ese contacto con el efector de salud; por eso uno siente que su consulta es recepcionada y pone sobre la mesa una parte de uno, a lo que no está acostumbrado”, puntualizó.
La médica acotó que las patologías psiquiátricas sin tratamiento, control ni seguimiento adecuado son las que más se ven en este tipo de usuarios, además de las consultas por problemas respiratorios o infecciosas puntuales.
“No es algo lineal, el consumo de drogas viene asociado a otras cosas; dentro de eso también existe el no cuidado de la salud, entonces se ve el no control de los embarazos, por ejemplo, un montón de cosas que hacen al común pero no es una asociación lineal”, explicó.
Bisagra y andamio
A su turno, Dorta explicó que el primer mes estuvo dedicado al relevamiento en territorio y a construir las paradas. En Montevideo, los puntos elegidos fueron la estación de AFE y la intersección de la calle Comercio y la avenida Italia. En el eje Este, la parada establecida es la estación de Pando.
“En mi caso, como sicólogo, trato de brindar una escucha a estas personas que no tiene espacio para narrar sus historias de vida”, explicó.
Si bien hay una planificación estratégica y una dinámica de trabajo, no siempre la atención se da dentro del móvil. Eso se adecua de acuerdo al requerimiento de los usuarios. Sin embargo, la consulta sicológica, por un tema de privacidad, se atiende dentro del espacio acondicionada para esos fines en el móvil.
“Está sujeto a la demanda del otro, del que viene. Hemos visto mucha receptividad y un cuidado del equipo, ellos mismos se generan distintas pautas de convivencia cuando llegamos”, indicó Dorta. “Eso nos asombró”, apuntó.
“Por ejemplo tienen el cuidado de no consumir si están hablando con nosotros. Y creo que es un reconocimiento hacia nuestra tarea y al cuidado humano del equipo. No hemos tenido dificultades de violencia ni inseguridad”, subrayó el profesional.
Dorta agregó que ya han hablado más de una vez con unas 70 personas que se hacen un espacio para estar semanalmente con el equipo.
Otra herramienta de trabajo que utiliza el equipo para acercarse y generar un vínculo con esta población oculta es la búsqueda de las habilidades o intereses artísticos.
El educador Gonzalo Pieri observó que a estos usuarios de drogas tiene intereses variados “como el fútbol, los malabares, la música o simplemente la posibilidad de conversar sobre distintos temas”. “Se nos ocurrió grabar audiovisuales y a partir de ahí darles las oportunidad de verse a ellos mismos como parte de un sistema al cual están totalmente ajenos”, comentó.
Pieri busca acercarse a los usuarios a través de distintas opciones, como la proyección de audiovisuales en el móvil, en una pantalla adaptada para tal fin, logrando un acercamiento a la unidad para que a partir de esa instancia los demás técnicos puedan abordarlos.
Ese vínculo primario se logra, ya sea caminando y acercándose a los usuarios para brindarles información sobre la unidad, invitándolos a acercarse o esperándolos.
“He visto una respuesta positiva en la gran mayoría de los usuarios que nos plantean qué bueno lo que estamos haciendo. Creo que vemos más en la calidad que en la cantidad de lo que se logra”, recalcó.
Innovadora herramienta para atender poblaciones ocultas con consumo problemático de drogas
El accionar de la Unidad Móvil de Atención (UMA) es valorado como una verdadera bisagra y andamio en el abordaje del consumo problemático de drogas por parte de Germán Dorta, integrante del equipo técnico de este cuerpo que desde hace dos meses recorre Montevideo y su área metropolitana para ir al encuentro de usuarios en situación de alta vulnerabilidad que por distintos motivos no acceden a los servicios correspondientes.

El equipo técnico de la UMA ha logrado atender a unos 70 consumidores problemáticos de drogas en situación de calle, quienes han respondido favorablemente a esta “mano tendida” por parte del Estado en el marco de políticas sociales y de reducción y tratamiento de usuarios de sustancias adictivas.
La UMA comenzó a funcionar a instancias de la Red Nacional de Drogas (Renadro), que integran la Junta Nacional de Drogas (JND), la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE), el Instituto del Niño y la Adolescencia (INAU) y los ministerios de Salud Pública y de Desarrollo Social, en coordinación con las juntas departamentales de drogas de Montevideo y Canelones.
El objetivo de esta nueva propuesta es ir al encuentro de la población en condiciones de alta vulnerabilidad que, por distintos motivos, no accede a los servicios y a la atención institucional. Así, el equipo especializado recorre distintos puntos del área metropolitana de Montevideo, donde ha establecido una serie de paradas fijas a las que los usuarios acuden para ser atendidos, escuchados y recibir tratamiento.
En verano, de martes a sábado desde las 19:00 horas y hasta la medianoche, el grupo integrado por los médicos Mauro Sánchez y Paula Galzerano, el sicólogo Germán Dorta, el educador Gonzalo Pieri, la enfermera y coordinadora del equipo Nora Olivera, más dos choferes que se turnan, se reúne en la entrada del dispositivo Ciudadela, desde donde salen rumbo al recorrido marcado cada día.
A su vez se realizan coordinaciones diarias con las organizaciones encargadas de recibir derivaciones y atender distintas situaciones que surgen en el horario de la recorrida.
Al llegar a las paradas determinadas salen a caminar o directamente inician su trabajo en el lugar, ya que en este corto tiempo se ha logrado que muchos de los usuarios esperen la llegada del móvil.
El grupo realiza la captación de los usuarios y aborda los temas relativos al consumo problemático de drogas desde un enfoque de salud integral. Brinda asistencia médica, psicológica y social, buscando potenciar un diálogo a través del rescate de los intereses particulares de los usuarios. Entre ellos, se busca prestar especial atención a los aspectos culturales y artísticos, dando lugar a su potencial creativo.
Experiencia positiva
Lo interesante de este programa es precisamente que se contacta con una población muy particular que por diversas razones no pueden hacer a los servicios de atención establecidos, indicó la enfermera Olivera, en el marco de un breve balance de estos primeros meses de funcionamiento de la UMA.
“Nos están esperando, necesitan cosas, plantean demandas y peticiones, como puede ser un trámite de obtención de cédula para gente que está en calle, la perdió hace años y nunca más la volvió a solicitar”, señaló.
“También solicitan ayuda por comida, ya que sólo fuman pasta base, y sobre todo un espacio donde puedan ser escuchados”, comentó.
La técnica subrayó que el equipo trabaja en red y coordina con otros organismos del Estado, pese a estar a contra horario ya que ella dispone de dos horas más de trabajo en el día precisamente para realizar las coordinaciones con otros servicios.
“Podemos iniciar tratamientos médicos en el móvil con una enfermera y un médico; nos encontramos con usuarios que por diferentes motivos se cortan, al punto que hemos tenido que desinfectar heridas de este tipo, suturar e iniciar un tratamiento de antibiótico, todo en el móvil”, detalló.
“También nos hemos encontrado con problemas de presión arterial. En ese caso se trata a la persona en el momento, se la medica y deriva y se le hace el acompañamiento necesario”, detalló Olivera.
Otra de las tareas encaradas es la realización de test rápidos tanto de embarazo como de la presencia del virus de inmunodeficiencia humana, causante del sida, y de VDRL, la prueba para detectar sífilis.
Para Olivera, el reto más importante que tiene la UMA es que estos usuarios sostengan el tratamiento de sus consumos problemáticos de drogas. No obstante, puntualizó que ya han logrado realizar derivaciones a distintos centros de atención y que han tenido logros importantes en relación a la inserción social y laboral.
“Hay un usuario que se fue de Las Piedras a un refugio en San José y está trabajando; ha tenido changas y estamos haciéndole el seguimiento. Hay otros que han ido a refugios y están viniendo a entrevistas de inserción laboral en el dispositivo Ciudadela”, agregó.
La población que atiende la UMA es mayoritariamente masculina y la edad varía según la zona. En Las Piedras y algunos puntos de Montevideo son jóvenes, en la parada de la estación de AFE, por ejemplo, son usuarios de mayor edad que llevan una medida de 10 años fumando pasta base, y presentan escasos o nulos vínculos familiares, tanto como otras redes de sostén.
Contacto con la realidad
Galzerano, que es junto a Sánchez la médica familiar y comunitaria del equipo, indicó que, si bien se han realizado consultas puntuales, en esta primera etapa el trabajo se ha centrado en diagnósticos de las diferentes situaciones y en tomar contacto con la realidad.
“Hemos tenido cosas puntuales como curar cortes y recetar antibióticos, pero lo que más vemos es el poco acceso que tienen a ser vistos por un médico, que les digan si están bien o mal. Existe esa necesidad y por su situación no es accesible ese contacto con el efector de salud; por eso uno siente que su consulta es recepcionada y pone sobre la mesa una parte de uno, a lo que no está acostumbrado”, puntualizó.
La médica acotó que las patologías psiquiátricas sin tratamiento, control ni seguimiento adecuado son las que más se ven en este tipo de usuarios, además de las consultas por problemas respiratorios o infecciosas puntuales.
“No es algo lineal, el consumo de drogas viene asociado a otras cosas; dentro de eso también existe el no cuidado de la salud, entonces se ve el no control de los embarazos, por ejemplo, un montón de cosas que hacen al común pero no es una asociación lineal”, explicó.
Bisagra y andamio
A su turno, Dorta explicó que el primer mes estuvo dedicado al relevamiento en territorio y a construir las paradas. En Montevideo, los puntos elegidos fueron la estación de AFE y la intersección de la calle Comercio y la avenida Italia. En el eje Este, la parada establecida es la estación de Pando.
“En mi caso, como sicólogo, trato de brindar una escucha a estas personas que no tiene espacio para narrar sus historias de vida”, explicó.
Si bien hay una planificación estratégica y una dinámica de trabajo, no siempre la atención se da dentro del móvil. Eso se adecua de acuerdo al requerimiento de los usuarios. Sin embargo, la consulta sicológica, por un tema de privacidad, se atiende dentro del espacio acondicionada para esos fines en el móvil.
“Está sujeto a la demanda del otro, del que viene. Hemos visto mucha receptividad y un cuidado del equipo, ellos mismos se generan distintas pautas de convivencia cuando llegamos”, indicó Dorta. “Eso nos asombró”, apuntó.
“Por ejemplo tienen el cuidado de no consumir si están hablando con nosotros. Y creo que es un reconocimiento hacia nuestra tarea y al cuidado humano del equipo. No hemos tenido dificultades de violencia ni inseguridad”, subrayó el profesional.
Dorta agregó que ya han hablado más de una vez con unas 70 personas que se hacen un espacio para estar semanalmente con el equipo.
Otra herramienta de trabajo que utiliza el equipo para acercarse y generar un vínculo con esta población oculta es la búsqueda de las habilidades o intereses artísticos.
El educador Gonzalo Pieri observó que a estos usuarios de drogas tiene intereses variados “como el fútbol, los malabares, la música o simplemente la posibilidad de conversar sobre distintos temas”. “Se nos ocurrió grabar audiovisuales y a partir de ahí darles las oportunidad de verse a ellos mismos como parte de un sistema al cual están totalmente ajenos”, comentó.
Pieri busca acercarse a los usuarios a través de distintas opciones, como la proyección de audiovisuales en el móvil, en una pantalla adaptada para tal fin, logrando un acercamiento a la unidad para que a partir de esa instancia los demás técnicos puedan abordarlos.
Ese vínculo primario se logra, ya sea caminando y acercándose a los usuarios para brindarles información sobre la unidad, invitándolos a acercarse o esperándolos.
“He visto una respuesta positiva en la gran mayoría de los usuarios que nos plantean qué bueno lo que estamos haciendo. Creo que vemos más en la calidad que en la cantidad de lo que se logra”, recalcó.