Políticas públicas

Investigación mostró prevalencia de VIH y contexto vulnerable en consumidores de drogas

Un estudio realizado para conocer la prevalencia de VIH/SIDA y prácticas entre usuarios de pasta base, crack y otras denominaciones de cocaína fumable en Montevideo y área metropolitana mostró que de cada 100 personas que consumen pasta base, 6 tienen infección por VIH. La mayoría vive en contextos de alta vulnerabilidad, aunque acceden al sistema sanitario por su consumo problemático de drogas.

Secretario General de la JND, Julio Calzada, en presentación de estudio sobre drogas y VHI/SIDA

Este estudio, presentado el jueves en Torre Ejecutiva, fue realizado por el Observatorio Uruguayo de Drogas de la Junta Nacional de Drogas, el Ministerio de Salud Pública y el equipo conjunto sobre sida de Naciones Unidas,  a través de Equipos Mori. Este trabajo se realizó ante la necesidad de contar con información actualizada sobre prácticas de consumo de drogas, prevalencia de VIH, actitudes y prácticas sexuales entre usuarios de cocaínas fumables residentes en Montevideo y su área metropolitana.


El tamaño final de la muestra fue de 318 casos para una población de entre 18 y 64 años, que había consumido durante los últimos seis meses, al menos 25 días. Los datos fueron recabados entre el 5 de setiembre y el 30 de  noviembre de 2012.


La prevalencia de VIH en consumidores de drogas fumables o inhalables es de 6 % mientras que entre quienes se inyectan trepa al 10 %. No obstante, los técnicos advirtieron que el patrón de consumo en Uruguay ha cambiado dejándose de lado las drogas inyectables.


El acto de presentación estuvo encabezado por el subsecretario de Salud Pública (MSP), Leonel Briozzo; el secretario general de la JND, Julio Calzada,  la asesora regional en VIH/SIDA de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, Carola Lew; el asesor de VIH/SIDA del Fondo de Población de Naciones Unidas en Uruguay, Juan José Meré, y la responsable del Programa de Infecciones de Transmisión Sexual y VIH-SIDA del MSP, Susana Cabrera.


Precisamente Cabrera mostró los principales resultados de la investigación haciendo hincapié en el contexto de vulnerabilidad de esta población, constituida en su mayoría por varones jóvenes con bajo nivel de acceso al sistema educativo.


Casi un 64 % de los usuarios de pasta base no tiene instrucción o solamente cursó primaria; su situación habitacional es precaria (un porcentaje cercano al 40 % vive en la calle o en refugios o en algún tipo de vivienda precaria); solamente un 16 % tiene trabajo formal y la mayoría vive de changas, son hurgadores o tienen trabajo informal. El robo, la venta de drogas y el trabajo sexual aparecen también como otras formas de ganar dinero, pero en un porcentaje relativamente bajo.


Otra de las principales conclusiones del estudio es que estas poblaciones —altamente estigmatizadas—, si bien son ocultas y no están representadas en investigaciones comunes, acceden al sistema de salud a través del vínculo que tienen con el consumo de drogas.


“Hay que trabajar con énfasis en la capacitación del sistema de salud, en la sensibilización; es una población que es víctima y en el sistema de salud tenemos todas las herramientas para ofrecerle, como la promoción del uso del preservativo y el acceso al diagnóstico”, sostuvo Cabrera.


Dijo que una de las recomendaciones es aumentar el acceso al preservativo por medio de la instalación de programas de distribución en todos los centros de la comunidad donde concurren los usuarios de drogas.


También se sugiere realizar actividades de capacitación para personal de servicios de salud sobre la vulnerabilidad de los usuarios de drogas respecto del VIH.


Equidad

Tanto el secretario general de la JND, Julio Calzada, como el subsecretario de Salud Pública, Leonel Briozzo, señalaron la importancia de esta investigación que permitirá diseñar programas específicos para esta población.


“No se puede hablar de proyecto de  izquierda, sin derechos”, subrayó Briozzo en referencia a la búsqueda de la equidad en las políticas públicas del Gobierno.


“Si estas personas no pueden ir al sistema de salud, el sistema tiene que ir a ellos”, sostuvo refiriéndose a la experiencia de este estudio que fue realizado en el club de pesca Belvedere, institución que ofreció su estructura locativa para la investigación.


El estudio mostró que, si bien estas poblaciones concurren a servicios de salud o reciben tratamiento por consumo de drogas, solo en el 44 % de estos centros les ofrecen condones gratuitos, un 43 % les ofrece hacerse las pruebas de VIH en el mismo lugar y solo un 4% proporciona jeringas a quienes usan drogas inyectables, como política de reducción de daños.


Briozzo reconoció la falta de preparación del sistema sanitario para atender a una población de alta vulnerabilidad y estigmatización de sus prácticas.


“Por eso desde hace un año estamos planteando el hecho de que en los equipos de salud y en el sistema sanitario debe quedar claro que la estigmatización para los consumidores de drogas o las personas que conviven con VIH es un problema de seguridad para los pacientes”, advirtió.


Investigación

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