Biblioteca Nacional

Liscano: “Se ha roto una inercia de 50 años, la biblioteca realiza cambios todos los días”

La Biblioteca Nacional experimenta una etapa de permanente evolución, que implicó romper con “una inercia de 50 años”, dijo a la Secretaría de Comunicación el director de la institución, Carlos Liscano. Entre las principales novedades, la autoridad resaltó que se encuentra disponible la biblioteca de José Enrique Rodó para los investigadores, que ingresó al acervo en 1945 y que hasta hoy no había sido catalogada.

Carlos Liscano, director de la Biblioteca Nacional

En diálogo con la Secretaría de Comunicación, Carlos Liscano repasó los principales cambios que experimenta la Biblioteca Nacional focalizados en la recuperación tanto del edificio como del acervo. 


Entre ellos, mencionó como ejemplo que ya se encuentra a disposición de los investigadores la biblioteca de José Enrique Rodó, compuesta por un total de 1200 libros, que ingresaron a la biblioteca en 1945 y que hasta la actualidad no había sido catalogada. El acervo puede ser consultado también en el catálogo de Internet, que el año pasado recibió 70.000 visitas y que en 2013 se estima superó los 150.000 usuarios.


Asimismo, Liscano hizo referencia al concepto de “universo del libro”, surgido a partir de “conversaciones en el Gabinete Ministerial, con el ministro Ricardo Ehrlich, y, en particular, con la Dirección Nacional de Cultura, el Archivo General de la Nación, el Museo Histórico, la Biblioteca Nacional y el Consejo de Derechos de Autor”, dijo.


Esta nueva noción, que está incluida en el proyecto de ley que fue presentado por Ehrlich en la última Rendición de Cuentas en representación del Consejo de Derechos de Autor, incluye a “los autores de textos, las editoriales, los distribuidores, las librerías, la importación de libros, los derechos que pagan los importadores de libros —el libro no paga impuestos pero sí paga despachantes de aduanas—; la distribución del libro a todo el país, que es difícil; la publicación de autores uruguayos fuera del país; el libro digital, que está en proceso de desarrollo y nadie tiene idea de qué porcentaje del mercado cubre…”, enumeró Liscano. 


En el “universo del libro” también están comprendidos los avances en materia de derechos de autor vinculados al tratado sobre discapacidad y acceso a la cultura, que firmó Uruguay el pasado viernes 28 de junio en Marrakesh, Marruecos, en el marco de la Conferencia Mundial organizada por la Organización Mundial de Propiedad Intelectual (OMPI). De acuerdo a lo informado por Liscano, con la firma del acuerdo Uruguay se comprometió a incorporar a este universo a los uruguayos que padecen de ceguera, baja visión o diferentes dificultades para la lectura, “que según el último censo son unos 300.000”, añadió.


Por otra parte, el director de la Biblioteca informó que en los últimos tres años la institución ha enviado aproximadamente 70.000 libros a las 240 bibliotecas municipales de todo el país. Además, informó que la Biblioteca envía libros “a las bibliotecas comunitarias, populares, cooperativas, de sindicatos, de iniciativas barriales; a escuelas rurales, a liceos de zonas carenciadas de Montevideo, a los institutos de formación docente y los CERP (Centro Regional de Profesores) del país”. De acuerdo con el aspecto descentralizador, destacó que el organismo también visita 150 escuelas rurales por año, llevando libros y narradores orales. 


Finalmente, el jerarca aludió a los 500 minicuentos que estos días decoran la fachada de la Biblioteca. Estos textos integran el Libro de Oro del T Cuento Q, un concurso de minicuentos por sms auspiciado por Antel y la Biblioteca Nacional, que este año llega a su 7.ª edición. Se realiza durante el mes de setiembre, y está organizado por La Máquina de Pensar, programa conducido por Pablo Silva Olazábal en Radio Uruguay (SODRE).


Liscano señaló que “la fachada de la Biblioteca Nacional ha sido y es vandalizada todas las noches por todo el que pasa por este lugar”. La idea surgida desde la Dirección de la institución —“vamos a vandalizarla nosotros mismos, pero con algo que le sea útil a la gente”—, pretende constituir una “oferta de lectura, un poco irónicamente: nos vandalizan, nosotros devolvemos cultura, devolvemos lectura”, explicó. 


Al respecto, dijo que los carteles hasta ahora permanecen intactos y que muchas personas se acercan a leerlos. “Si la idea prospera, seguiremos vandalizándonos a nosotros mismos para ver si podemos contrarrestar a todos los imbéciles que nos vandalizan”, concluyó. 

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